Jóvenes y mayores sin esperanza
La pérdida de empleo castiga a los mayores de 45 años, que en el último año son casi 2.000 más en la capital Cerca de 9.000 son menores de 25
María Herrera, vecina de Torreblanca de 47 años de edad, lleva más de dos años en paro, pero no recuerda haber trabajado más de una semana seguida desde hace al menos cinco. En 2008 tuvo su último empleo estable, como auxiliar de seguridad en un supermercado, y luego fue encadenando trabajos temporales en una tienda de cosméticos y en el sector de la ayuda a domicilio. "No me importa decir que he tenido que pedir ayuda a mis amigos, mis familiares y mis vecinos para sacar adelante a mi familia", explica tras salir de la oficina de empleo de Sevilla Este. En ella, el 48% de los inscritos llevan más de 12 meses desempleados. Ella ya ha agotado todas las prestaciones por desempleo, incluida la ayuda de 400 euros, y su edad le pone cada vez más difícil encontrar un trabajo.
Lo mismo le ocurre a Jesús Garrido, del Polígono Norte. Con 44 años lleva ya 26 meses sin trabajo, tras cerrar la empresa de Artes Gráficas en la que trabajaba, y se tuvo que ir a vivir con sus padres, ambos enfermos, al Polígono San Pablo. Sobrevive gracias a la pensión de ellos. En la franja de edad entre 25 y 44 años hay 44.093 parados en Sevilla. Divorciado y con un hijo de 22 años que actualmente trabaja, no se plantea cambiar de especialidad laboral tras 25 años de experiencia salvo una necesidad extrema: "Sería una auténtica estupidez". El futuro lo ve negro, "como el que le auguro al hombre que vende ventiladores por mi barrio en pleno mes de enero", apunta. No quiere ni pensar qué ocurrirá si sus padres fallecen: "¿Para qué sirve tener una vivienda si no la puedo mantener?", lamenta.
En casa de sus padres vive también José Ángel López. Un vecino de Sevilla Este de 20 años y mecánico de profesión. En su barrio hay otros 1.618 jóvenes en su situación laboral. Es su primera vez en una oficina de empleo. "Llevo tiempo para venir. Todos me dicen que no sirve para nada", asegura. Justifica su presencia en que todas las empresas por las que se ha pasado esta semana para entregar su currículum le han solicitado la tarjeta de alta como demandante de empleo: "Si no fuera por eso, ni vengo". Para entrar a formar parte de esos 17 millones de personas con trabajo, asegura sonriendo que "lo primordial es tener suerte y conocer a alguien dentro de la empresa".
Tener suerte y que todo siga igual es lo que pide María José Luque. Esta limpiadora de San Jerónimo de 45 años trabaja a tiempo parcial desde hace un año compatibilizándolo con la prestación por desempleo que aún le resta por cobrar. "Me pagan una miseria, cobrar la prestación es la única manera de tirar de la familia", advierte. En la provincia de Sevilla hay casi 140.000 mujeres desempleadas. Sobre las oficinas de empleo asegura que ha estado mucho tiempo dada de alta y nunca ha recibido una llamada para ofrecerle un empleo: "Y mira que en mi sector suele existir muchas ofertas incluso en época de crisis", sentencia esta mujer llena de optimismo.
Tampoco tiene ninguna confianza en el funcionamiento de las oficinas Diana López, una joven de 30 años que vive en el Cerro del Águila desde que llegó a España procedente de Ecuador hace doce años. Su zona es la parte de Sevilla donde hay más parados: 16.799. "Ya ni recuerdo la última vez que tuve un trabajo estable. Gracias a Dios, mis padres pueden mantener nuestra familia". Con dos hijos y otro en camino, asegura que no se cierra a ningún trabajo.
A ningún destino europeo se cierra Carmen Alonso, de 24 años. La mayoría de los jóvenes de su edad y perfil se han marchado fuera para seguir progresando: "A corto plazo me veo fuera de España, no me queda otra ante la falta de oportunidades. Los trabajos son cada vez más precarios". Contar con un buen currículum no te asegura nada; si no, que se lo pregunten a esta nazarena licenciada en Diseño y Gestión de Moda en Ceade. Tras pasar por los estudios de Victorio & Luchino, Modesto Lomba y Scalpers, entre otros, lleva en paro desde marzo de 2012. Este último año y ocho meses ha realizado un máster con los ahorros de sus anteriores trabajos y ha realizado diseños a particulares de moda nupcial y flamenca: "El boca a boca funciona muy bien".
Seis historias unidas por la desesperanza.
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