La Real Academia Sevillana de Buenas Letras coloca el cuadro de Ismael Yebra Sotillo
Sevilla
Hay personas a las que no les hace falta retratos para ser recordadas pero a las que siempre llena de paz mirar a los ojos, aunque sea a través de la pintura. Una de ellas es Ismael Yebra, fallecido en diciembre de 2021 y cuya sonrisa y expresión casi de travesura infantil ha quedado fijada en las paredes del salón de actos de su Real Academia de Buenas Letras, institución que dirigió entre 2020 y 2021. Es el cuatro retrato que Reyes de la Lastra hace de los directores de la institución y se suma al del medievalista Manuel González Jiménez, el catedrático de Literatura Rogelio Reyes y el arabista Rafael Valencia, predecesor del recordado dermatólogo.
Su viuda, Victoria Mateo, expresó con una sinceridad llena de complicidad en cuanto se descubrió el retrato. “Os va a tener controlados”. El pincel de Reyes de la Lastra ha sabido captar la esencia del doctor Yebra. Casi se puede contemplar la Alfalfa en sus pupilas, esa plaza que tantas veces paseó, y la media sonrisa que le asomaba a la cara cuando hablaba de sus queridos Umbrete y Sanabria o contaba los tesoros que encerraban los conventos de la ciudad.
Desde ayer, su cuadro está situado debajo del retrato de Alberto Lista, matemático, poeta, periodista y crítico literario. Fue llevado hasta este lugar por dos académicos: Enrique Valdivieso y Antonio Collantes de Terán.
Más allá del ámbito académico, Ismael Yebra Sotillo dejó huella, no solo en la medicina, sino también en la literatura, y en la vida de todos los que se le acercaron alguna vez. Gran estudioso, fue Premio Premio Extraordinario de Tesis Doctorales en 1985. Perteneció a la Academia Española de Dermatología y a la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla.
Fue autor de capítulos de libros en obras conjuntas, como A Luis Cernuda, desde Sevilla (2013), una de sus obras preferidas era Ocnos, y las obras literarias Viaje a Sanabria (2005), Sevilla vista desde la Alfalfa (2007), Pueblo Cercano, Umbrete en el Paraíso (2009), Memorias de Juan Calasancio (2011), Sevilla en clausura (2012), Un hombre, una pasión, una ciudad (2013), Entre monjas y frailes (2016) y los discursos de ingreso en la Real Academia Sevillana de Buenas Letras, El libro como arma terapéutica (2014) y en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Sevilla, Dermatología y evolución social (2015), entre otros.
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