Isla Mayor recupera la alegría tras las lluvias por las expectativas de volver a sembrar arroz

El municipio sevillano más dependiente de este cultivo espera reactivar entre un 50 y un 75% de sus tablas tras cinco años muy duros por la sequía

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Antonio Valdepérez saluda a un tractorista que prepara los suelos para cuando sea la siembra del arroz en Isla Mayor.

La Sevilla del arroz (36.500 hectáreas) está de celebración. Los tractores preparando ("fangueando" en el argot del sector) las tablas inundadas por las lluvias torrenciales de Semana Santa es la imagen más esperanzadora en Isla Mayor. Las máquinas, dotadas con ruedas de rejas de hierro, acondicionan los suelos que acogerán los arrozales batiendo el terreno para aplastar las malas hierbas y mezclar la tierra. Este municipio, cuya economía depende por completo del arroz, ha recuperado el optimismo tras las tormentas que han llenado casi al 40% los embalses de regulación, que abastecen a los cultivos.

"Ahora mismito estamos más contentos todo el mundo, los pescadores de cangrejos y los agricultores. Yo creo que vamos a poder sembrar todas las tablas", recalca pletórico Antonio Valdepérez, pescador de anguila jubilado y descendiente de padre catalán que llegó como colono a estas tierras. "¡Claro que estamos más contentos porque el agua nos hace falta para todo! Este año parece que se va a sembrar", corroboraba otra vecina mayor cuyos hijos tuvieron que irse a trabajar en las coles y puerros del campo de Huelva.

La expectativa de sembrar arroz este año, a partir de mayo para recolectarlo en septiembre, ha reactivado los negocios que languidecían por la nula actividad a cuenta de la sequía. Algunas parcelas llevan tres años completos sin sembrar nada. La pesca del cangrejo rojo es otra actividad que renace si prospera el arroz.

Tras años de emigración forzada de muchos vecinos para buscarse la vida (Portugal, Extremadura, Huelva, otros municipios andaluces y otros destinos...), el pueblo sueña con cultivar este año el 100% de sus 12.000 hectáreas de arroz, si vuelve a llover otra semana tan fuerte como en Semana Santa. "Ojalá venga otro frente, otra semanita fuerte de lluvias, y así llegamos a sembrar el 100%", señala Eduardo Vera, gerente de la Federación de Arroceros de Sevilla. Si no es posible, al menos se aferran a poder cultivar entre un 50 y un 75%, según las previsiones del alcalde de Isla Mayor, Juan Molero (PSOE) y varios arroceros consultados.

"Con las lluvias que quedan de aquí al inicio de la campaña y con las escorrentías que están llegando a los pantanos, yo soy optimista. Vamos a tener unas buenas perspectivas y es que lo necesitamos. Hay que pelear la siembra por encima del 50%. Toca que el arrozal tenga su lugar. Este sector durante tantos años ha sido solidario con otros sectores, ya que no se ha sembrado y el agua se ha trasladado a otros cultivos para hacer frente a la sequía", subraya el alcalde.

"Gracias a las lluvias de la borrasca Nelson en el pueblo ya se ven caritas de alegría por la calle. Se ha dado un vuelco a las expectativas que se tenían. Antes de Semana Santa se hablaba de que se podría sembrar solo un 30%, lo que sería insuficiente para las necesidades que tiene el sector", afirma Juan Molero.

Otro sueño es recuperar las más de 300.000 peonadas al año que sumaba la actividad agrícola y la pesca del cangrejo. Solo la pesca facturaba más de 25 millones de euros anuales.

La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) decide a finales de abril el desembalse/dotación de agua que dará a todos los regantes de la cuenca, entre ellos el arroz. "Se prevé un desembalse mucho mayor que el año pasado, que fueron 380 hm3, pero aún no estamos dentro de la normalidad, para lo cual tendrían que entrar unos 900 hm3 más de agua en el Sistema de Regulación General". La CHG estima que podría desembalsar entre 1.000 y 1.100 hm3, aunque dependerá también de cómo se desarrolle el mes en lluvias y temperaturas.

Lista de espera para reparar los tractores inactivos durante años

La expectativa de volver a sembrar arroz ha reactivado la economía en este pueblo que ha perdido 200 vecinos en esta sequía. Los talleres de reparación para poner a punto los tractores rebosan de actividad y listas de espera y algunos han doblado la contratación de personal para afrontar el aumento de la demanda de clientes. Hay también bares y restaurantes que cerraron y la esperanza es que reabran en pocos meses. Los vecinos comentan que van a faltar manos para abarcar la reactivación de la actividad cuando empiece el arroz. Se necesitan tractores para comprar y alquilar.

"Con la previsión de poder sembrar arroz, los tractores que se han llevado mucho tiempo parados ahora necesitan filtros, aceites...También nos traen tractores con averías que se quedaron estancadas porque los clientes no podían gastar dinero en arreglarlas con el tema de la sequía", explican los hermanos Javier y Juan José Suárez, dueños de un taller tradicional (talleres Suárez Pérez) de Isla Mayor.

Los Suárez certifican la alegría que destilan los clientes con la lluvia que ha caído, lejos de la tristeza de estos años. "El pueblo estaba muerto. Yo me he tenido que buscar la vida fuera, trabajando en el campo en Villamanrique, Coria, Lebrija y otras zonas. Ahora noto la alegría de los clientes incluso por el wasap. Me dicen que vamos a tener que comprar tractores para alquilar porque esto se está poniendo bien", cuenta Javier.

Este taller ha pasado de una casi nula actividad a tener lista de espera de clientes que quieren poner a punto sus tractores y a comprar recambios por varios miles de euros. "Esto da mucho trabajo. Hemos pasado de no tener nada a tener que contratar a dos personas más. Yo estaba con dos mecánicos y ahora somos cuatro. La lista de espera es de 10 a 15 días porque el los tractores ocupan mucho espacio y no nos permite arreglar a la vez muchos de estos vehículos. He comprado recambios por varios miles de euros para responder a la demanda de clientes", cuenta con satisfacción.

El alcalde certifica que casi 200 vecinos se marcharon del pueblo por la sequía, lo que provocó una bajada de población de los 5.900 habitantes que tenía hace cinco años hasta dejarlos en 5.741 en 2023. "La bajada de población ha sido importante. En un pueblo pequeño como este la verdad es que se nota. Son vecinos que se han tenido que reconvertir por la sequía", lamenta el regidor municipal. Molero recalca que el pueblo tiene la esperanza de que muchos de esos que se marcharon vuelvan cuando se reactive el cultivo de la mayoría de las hectáreas de arroz e incluso de ganar nuevos habitantes.

Cinco años con falta de agua

La siembra de arroz y la pesca del cangrejo rojo acumulan cinco años de problemas por la escasez de agua. En 2019 y 2020 sufrieron la pérdidas de 80.000 toneladas por la mala calidad del agua debido al alto grado de salinidad, y en los tres años siguientes no han podido cultivar el 100% de las 36.500 hectáreas de arroz. En 2021 solo sembraron el 50% por la menor dotación de agua de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), en 2022 el 30% y el año pasado no sembró nadie, explica Eduardo Vera, gerente de la Federación de Arroceros de Sevilla.

En 2023, la única tabla de arroz que pudo sembrarse fue la que se alimenta de agua de pozo en la Venta El Cruce. En las parcelas que los isleños llaman "vetas", cuya elevación del terreno es superior al resto y con más presencia de arena mezclada con la arcilla, se pudo sortear la sequía en 2023 con una plantación de cereal de invierno de secano. En los suelos en los que domina la arcilla que retiene el agua no se puede sembrar otra cosa que arroz.

El sueño de Isla Mayor es volver a ver en mayo los tractores sembrando arroz y las avionetas esparciendo las semillas en las tablas con tierras más arcillosas, así como los canales de riego y desagüe con un metro de agua recirculando. La combinación de avionetas por el cielo y de tractores por las tablas arrojando semillas de arroz ofrece una estampa única, explica Eduardo Vera. Isla Mayor concentra 12.000 hectáreas de arroz.

“Somos optimistas porque siguen aumentando las reservas de los pantanos”

Eduardo Vera, gerente de la Federación de Arroceros de Sevilla y representante del sector arrocero en COPA-COGECA en la Unión Europea, expone las expectativas del sector tras las abundantes lluvias. Isla Mayor es uno de los principales enclaves arroceros de Sevilla junto con La Puebla del Río e Isla Mínima, situados en la llamada margen derecha del Guadalquivir donde se cultivan 24.000 de las 36.500 sevillanas dedicadas al arroz.

Eduardo Vera, gerente de la Federación de Arroz de Sevilla
Eduardo Vera, gerente de la Federación de Arroz de Sevilla / Juan Carlos Muñoz

-¿Los arroceros de Sevilla podrán sembrar este año? ¿Cómo está la situación tras las últimas lluvias?

-La situación ahora es mucho más optimista que la última vez. Hace un mes prácticamente estábamos viendo si llegábamos a poder sembrar el 30% de la superficie de arroz y la realidad es que después de Semana Santa la situación ya es otra. Ahora mismo la buena noticia es que están al 38,5% los embalses de regulación, es decir, los dedicados al cultivo. Somos optimistas porque todavía siguen aumentando las reservas de estos pantanos. Vamos a ver si viene alguna otra lluvia que nos pueda ayudar porque lo ideal es que podamos llegar a la máxima cantidad posible, que ahora mismo no sabemos qué porcentaje es. Eso se decidirá en la próxima comisión de desembalse del Guadalquivir a finales de abril.

-¿Cuándo comienza la campaña de siembra del arroz?

En el arroz, lo normal es que por estas fechas, en los meses de marzo y abril, se estuvieran haciendo todas las labores para la preparación del terreno y trabajando los tractores...Pero no podemos trabajar todavía porque está todo mojado y hay que esperar a que se seque.

La siembra del arroz comienza en el mes de mayo y entre septiembre y octubre es la recolección, dependiendo de la variedad de arroz.

-¿Cómo están sobreviviendo las familias con este año sin siembra en las 36.500 hectáreas de arroz?

-La realidad es que están sobreviviendo como pueden después de una campaña sin sembrar como la del año pasado, más dos malas campañas en las que solo hemos podido sembrar entre el 50% y el 30% (años 2021 y 2022) y, sobre todo, dos años antes tuvimos muchas pérdidas por la mala calidad del agua que nos vino del río...ya son prácticamente cinco años de malas cosechas, algo que se resiente en esta zona que vive principalmente del arroz. Todos los negocios giran alrededor del arroz: la pesca, el turismo, la gastronomía... Al no poder hacer otra actividad alternativa, las familias están pasando a pulmón esta situación como pueden. La liquidez ya no es la de hace cinco años.

Estamos necesitados de sembrar la máxima cantidad posible porque en el arroz los gastos fijos del cultivo son muy parecidos siembres un 50% o siembres un 100%. Intentamos rentabilizar al máximo el terreno y el cultivo. Ojalá nos podamos recuperar de una forma rápida.

-¿El ambiente en el pueblo ha cambiado con las buenas expectativas tras las lluvias?

-Ha cambiado muchísimo. Ahora se ve a la gente sonriendo, hay caras de felicidad, los talleres están reparando tractores y están poniendo al día todos los aperos. Ahora mismo es otro el ánimo y la verdad es una alegría porque hemos vivido una situación bastante triste. Esperábamos estas lluvias, que han tardado muchísimo en llegar.

-¿Os ha sorprendido la cantidad de lluvia caída?

-Ha llovido mucho y estamos notando, no sabemos en qué medida es por el cambio climático, que lo que antes eran lluvias otoñales se están convirtiendo ahora en lluvias de primavera. Vienen mucho más torrenciales, caen de forma muy brusca, pero más espaciadas en el tiempo. Luego están cambiando las lluvias. En el futuro tenemos que adecuarnos a lo que está pasando, al cambio en la climatología.

-¿Os planteáis que el arroz pueda no ser del todo rentable a medio y largo plazo con el cambio climático?

-Esto es un tema que no solo afecta a Sevilla, sino a toda Europa. Me toca ser representante del sector arrocero en COPA-COGECA (agricultores y cooperativas) en la Unión Europea.

Tenemos diferentes problemas, no solo la sequía. Otro problema es la normativa a nivel europeo tanto agronómica como medioambiental. En el fondo se busca el equilibrio entre la acción humana y la naturaleza, que es el camino que hay que seguir. ¿Cuál es el problema? Estamos en una situación de conflictos internacionales y de costes de producción disparados que hacen cada vez más compleja la rentabilidad del arroz y de cualquier cultivo. Las manifestaciones de los agricultores en la calle de todos los países no son casualidad. Las ayudas han disminuido, la rentabilidad ha bajado, los costes de producción se han disparado.

Otro problema es la entrada de productos de otros países sin ningún control y con arancel cero.

En el arroz, por ejemplo, tenemos una cláusula de salvaguarda que se dejó de usar a principios de 2022 con países asiáticos como Camboya y Myanmar, con producciones masivas y volúmenes gigantes de producción, y no se ha vuelto a renovar desde entonces a pesar de que hubo unanimidad del Parlamento europeo para establecerla. La Comisión Europea no quiere activar esta cláusula automática. Para que la gente lo entienda: estos países tienen todo el derecho a traer arroz a Europa, pero con las mismas normas que se nos exige a nosotros para competir en las mismas condiciones.

En el arroz, Europa es deficitaria, es decir, que nosotros tenemos que traer arroz de fuera, pero vamos a hacerlo de forma ordenada. Vamos a cuidar a los agricultores de Europa, donde las exigencias son tremendas.

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