Isabel Pantoja: de la boda con Paquirri al barro de Supervivientes
Aniversario
Se cumplen 36 años del enlace con el torero de Barbate
No propició ningún escándalo hasta que en el Rocío de 2003 hizo pública su relación con Julián Muñoz
Fue un 30 de abril, pero de 1983, cuando Isabel Pantoja le daba el "sí, quiero" a Francisco Rivera Paquirri en una de las bodas más mediáticas del siglo XX. De aquella joven del Tardón, que presumía de llegar virgen al altar, a esta mujer madura -pero siempre con melena- que se revuelca en el barro de un reality al que le ha otorgado los mejores datos de audiencia en su estreno.
Mucho ha cambiado la imagen de la tonadillera que en su día se disputó el podium de la canción española con Rocío Jurado, la chipionera que da nombre al auditorio de la Cartuja.
Aquella joven encarnaba, en las entrevistas previas a su boda, la cándida inocencia frente a la madurez de un hombre que pasaba por el altar por segunda vez. Sonaba entonces de fondo uno de los temas que quedó por siempre ligado al local que presume de condensar todos los elementos propios de la Sevilla kitsch: Garlochí.
Pan tostaíto, migaíto con café. Así lo cantaba la trianera en el Corral de la Pacheca de Lauren Postigo. España había superado la Transición. El PSOE de González y Guerra gobernaba un país que aún guardaba su vieja alma de peina y volante. En los albores de la década prodigiosa, los siete metros de cola que lucía la Pantoja el día de su boda se abrían paso en una Basílica del Gran Poder a la que acudieron 1.200 personas. La nueva estrella de la canción se comprometía con el ex marido de Carmina Ordóñez en uno de los enlaces de mayor repercusión mediática. El convite tuvo lugar en el claustro renacentista de San Jerónimo, hoy convertido en centro cívico. Costó cuatro millones de las antiguas pesetas.
Aquel idilio estuvo marcado por la tragedia. Como en una copla de Quintero, León y Quiroga, el amor trocó en luto. La muerte de Paquirri en septiembre de 1984 marcó a toda una generación. Tanto es así que hasta la serie Cuéntame hizo alusión en uno de sus capítulos a un hecho recordado en imágenes: las de las últimas palabras del torero y las de la que había sido su esposa con amplias gafas de sol, totalmente de negro y con una pena inconsolable. Nacía entonces el mito de la viuda de España.
Su vuelta a los escenarios se convirtió en un acontecimiento social. La asistencia de la Reina Sofía al concierto celebrado en diciembre de 1985 en el madrileño Teatro Lope de Vega supuso su consagración como una de las principales artistas del panorama musical. Las letras del disco Marinero de Luces quedaron grabadas en la memoria de miles de españoles que guardarían desde entonces fiel admiración por la cantante sevillana. Había surgido el pantojismo y con él el descubrimiento de "aquel pequeño del alma, con su piel de canela" que tanta rentabilidad ha sabido sacarle a la telerrealidad los últimos años.
Mucho se habló de su amistad con Encarna Sánchez -motivo de parodia de un especial de Nochevieja de Martes y Trece- y con María del Monte. Pero lo cierto es que la cantante nunca propició durante aquellos años ningún escándalo. Su imagen permaneció inquebrantable hasta el Rocío de 2003, cuando la tonadillera decidió hacer público su romance con Julián Muñoz, el hombre de los pantalones altos, casado aún y alcalde de Marbella.
A partir de ahí la vida de la que ha sido uno de los principales baluartes de la copla se convirtió en una montaña rusa, en constante caída libre. Enfrentamientos con la prensa, peleas con la familia Rivera, entrada en directo en programas de televisión, juicios y cárcel. A todos estos vaivenes se ha sabido sobreponer la artista del Tardón que ahora se deja ver en bañador (con volantes incluidos) en el primer reality transversal de la televisión en España. Tal es la expectación que ha generado su participación en Supervivientes que se emitirá en Cuatro y Telecinco, dos cadenas del grupo Mediaset, que ha encontrado en la tonadillera su filón de oro para fulminar todos los registros de audiencia.
Su salto desde el helicóptero en vísperas electorales fue seguido por casi cinco millones de espectadores, el mejor dato en los estrenos del programa presentado por Jorge Javier Vázquez, con quien dejó de hablarse al romper las relaciones con el gigante televisivo que dirige Paolo Vasile.
Encima de un escenario, de blanco impoluto ante el altar o cubierta por el barro en una isla, lo cierto es que esta trianera -a la que la Junta de Andalucía le pidió que devolviera la medalla que le concedió en su día- sigue generando tal interés que algunos medios ya han puesto muchos ceros a su supervivencia en el Caribe: 80.000 euros por semana que pase buscando pescado y cocos con los que saciar el hambre. Hay Pantoja para rato.
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