Ironía y "pura semántica" en el otro gran derbi de la jornada
El partido político quiso librarse con deportividad desde la mañana con disimulo y poses forzadas
El hecho de que pasadas las nueve y media de la mañana José Antonio Viera y Fernando Rodríguez Villalobos abandonaron el hotel donde se celebró la convención para dirigirse a una cafetería cercana presagió que la jornada sería más dura de lo previsto y también lo deseable. Regresaron en pocos minutos, con unas ojeras "manifiestamente mejorables", según el presidente de la Diputación, que hizo continuos alardes de buen humor. Al secretario general de los socialistas sevillanos le incomodó mucho más la pose y quiso dar alguna pista comentando que él había tomado un café, Villallobos, que fue quien pagó, sólo bebió agua.
Viera se mostró convencido de que "los 30 años de amistad y trabajo en común entre ambos" pesarían más que las fricciones. Y Villalobos le respondió confirmando que eran más las convergencias que las divergencias, no sin antes recordarle, una vez más en público, que la responsabilidad de ambos era elaborar una lista encabezada por José Antonio Griñán, "que debe salir arropado y victorioso" de dicho congreso.
Un auténtico duelo. En una jornada donde toda Sevilla estuvo pendiente del partido disputado en Heliópolis entre el Betis y el Sevilla, en el hotel NH Convenciones todos se prepararon para seguir el otro derbi, el político. "¿Quién va a ganar hoy José Antonio?", le preguntó irónico ante los flashes y las cámaras de televisión Villalobos a Viera, declarado sevillista. Y con deportividad, al menos aparente, ambos entraron juntos en la sala donde más de 400 militantes esperaban noticias tras un retraso de más de una hora. Ante la falta de acuerdo, Viera abrió el congreso sin saber cuándo se pitaría el final del partido. "Esperamos que estemos en casa cuanto empiece el derbi", repitieron, ya sin burla, muchos de los delegados.
Villalobos, al igual que hiciera Susana Díaz en los últimos días, se esforzó desde sus primeras intervenciones del día en destacar la "normalidad" del congreso, minimizando la grandísima bronca que ha supuesto su enfrentamiento, como presidente del PSOE de Sevilla, con el secretario general de los socialistas de la provincia. "Los socialistas somos así, nos gusta discutir en los congresos, por pura semántica [¿no será dialéctica?] y a veces se escapa algún que otro tortazo, pero nada más", aseguró entre risas.
El humor fue decayendo conforme pasaron las horas y el cansancio y la ansiedad se instaló entre los delegados, que, en algunos casos pasaron gran parte del tiempo entrando y saliendo a la calle para fumar o hablar por teléfono. "Vamos a dejarnos ya de protagonismos, hay que pensar en las elecciones y en el futuro del partido", comentó más de una voz cuerda. A otros lo que más le preocupó a primera hora de tarde fue contar las horas que tardarían en recorrer los cien kilómetros de distancia hacia la Sierra Sur, por citar un ejemplo. Así que, cuando todo parecía acordado, después de los aplausos a los tres primeros nombres de la lista de delegados propuesta al pleno, y algunos recogían sus papeles, la petición de un conocido militante de Bellavista obligó a realizar una votación secreta para la que los delegados debían, en primer lugar, inscribirse. Carreras y tirones para ocupar los primeros puestos, votar y poder despedirse de los compañeros antes de coger la bufanda de su equipo o simplemente huir en coche a otro lugar para desconectar. Por fin acabó el congreso, uno menos o uno más, según se mire.
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