Intereses globales en edificios singulares

A los pies de Montjuïc, una antigua fábrica del empresario textil Casaramona, una verdadera joya de la arquitectura modernista, acoge desde 2002 el Caixaforum barcelonés, donde se exhibe buena parte de la colección de arte contemporáneo de la entidad financiera, una de las mejor consideradas del panorama europeo. En Madrid, en plena milla de oro de los museos, cerca del Prado, el Thyssen-Bornemisza y el Reina Sofía, y frente a la puerta principal del Real Jardín Botánico, puede verse el peculiar lienzo vegetal de la vanguardista sede madrileña, diseñada por los arquitectos suizos Herzog & De Meuron sobre el viejo edificio de la Central Eléctrica del Mediodía y convertida ya, menos de dos años después de su apertura, en uno de los centros culturales de referencia de la capital española.

Son los dos casos más emblemáticos de los cinco posibles (Tarragona, Palma de Mallorca y Lérida completan la lista) que sirven para ilustrar la despierta manera de La Caixa de entender este tipo de espacios, consagrados a programas globales e innovadores, con multitud de iniciativas (exposiciones de arte antiguo, moderno y contemporáneo; festivales de música y poesía; representaciones teatrales; debates sobre las grandes cuestiones de actualidad; jornadas sociales y de carácter científico y medioambiental; talleres educativos y familiares; y actividades dirigidas a grupos de personas mayores); y sensibles a los lugares en que se ubican, generalmente edificios de interés histórico-arquitectónico rehabilitados para sus nuevos usos, lo que explica el interés de la institución catalana por el inmueble gótico mudéjar del barrio del Arenal, construido en el siglo XIII por mandato del rey Alfonso X y en situación de grave deterioro, amén de carente de contenido, desde hace años.

Zaragoza y Gerona son las otras ciudades que, junto a Sevilla, proyectan la construcción de un Caixaforum, el mayor de los cuales será el hispalense. 10.000 metros cuadrados, cuatro salas de exposiciones, un auditorio, tres aulas polivalentes, una mediateca, restaurante y librería, en Barcelona; una superficie también de 10.000 metros cuadrados y organizada siguiendo parámetros muy similares, en Madrid. Son datos que ayudan a entender la dimensión que tendrá este centro cultural en Sevilla, según fuentes de la Obra Social de la entidad financiera catalana el mayor de entre todos los demás repartidos por el país una vez que esté listo el proyecto del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, que todavía debe pasar el filtro definitivo de la Comisión de Patrimonio de la Consejería de Cultura, y que será presentado públicamente la próxima semana.

Los responsables de Caixaforum insisten en que la principal pretensión de esta red de centros -que permitirá la llegada a Sevilla de exposiciones fruto de la colaboración entre todos ellos- es ser no sólo un espacio "vivo", sino también una propuesta de "cohesión y la integración social" a través de la cultura. Por lo pronto, esto significa que, cuando el centro de las Atarazanas abra sus puertas en 2015 (fecha prevista por la caja), todas las actividades que albergará serán gratuitas, con la excepción de aquéllas proyectadas para aforos reducidos, en cuyo caso el precio de las localidades oscilará entre uno y tres euros (precio máximo, según garantizan representantes de la entidad). Además, permanecerá abierto todos los días (sin cierre los lunes, como acostumbran los museos públicos), en horario de diez de la mañana a ocho de la tarde.