Infierno acústico en la Cartuja
Un concierto por el día de San Patricio en el Pabellón de la Navegación satura de ruidos toda la zona
Sanción de 3.000 euros al Maquiavelo por poner música a todo volumen sin licencia
Un concierto celebrado en el Pabellón de la Navegación provocó durante la tarde de ayer un verdadero infierno acústico en la isla de la Cartuja. La música del festival podía oírse desde más de 500 metros. Se trataba de un evento organizado por el whisky Jameson con motivo del día de San Patricio, patrón de Irlanda, cuya onomástica se celebra el próximo jueves 17 de marzo.
El evento en cuestión llevaba por nombre Jameson Irish Whiskey Festival y contó con actuaciones musicales en directo y sesiones de DJ. Algunos de los artistas que participaron en el mismo fueron Guille Milkyway, Full, Somos Borneo, Louis Larr y Chica Unicornio. El festival arrancó a las cinco de la tarde y concluyó a las once y media de la noche. La entrada costaba ocho euros, que incluía dos consumiciones de whisky para una persona. Tuvo lugar en el Pabellón de la Navegación, al aire libre, en la zona que da al río Guadalquivir.
Lo ocurrido ayer demuestra una vez más que el asunto de las emisiones acústicas de los lugares de ocio en Sevilla sigue sin estar controlado, como han denunciado en numerosas ocasiones los vecinos. Hace dos meses, una de las terrazas con más éxito de Sevilla, el quiosco-bar Maquiavelo, en el Muelle de las Delicias, fue sancionada con 3.000 euros de multa por poner música a todo volumen.
Lo curioso del asunto es que el establecimiento carecía de licencia para poner música, a excepción de un permiso temporal que tuvo desde el 15 de julio hasta el 15 de noviembre de cinco de la tarde a nueve de la noche.
El problema se agrava cuando, como ocurrió ayer en la isla de la Cartuja, numerosos jóvenes hacían botellona en las inmediaciones del Pabellón de la Navegación. Decenas de adolescentes se concentraron en el interior del Parque de Magallanes para beber alcohol. Muchos de ellos bailaban al son de la música procedente del festival.
A primera hora de la noche ya había numerosos vasos y botellas de vidrio rotos en las escaleras que llevan hasta el río, por donde patrullaba un furgón de la Policía Local. Sólo la lluvia, que comenzó a caer sobre las nueve de la noche, facilitó la dispersión de los jóvenes.
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