Incendio frustrado en Santa Marina

Unos desconocidos arrojaron en una de las puertas líquido inflamable. Los vándalos dejaron su firma.

Incendio frustrado en Santa Marina
Incendio frustrado en Santa Marina
Juan Parejo

05 de enero 2014 - 10:40

La iglesia de Santa Marina, sede canónica de la Hermandad de la Resurrección, fue incendiada en la madrugada del sábado. La rápida llamada de los vecinos al número de emergencias 112 y la pronta actuación de los Bomberos hizo que el suceso se quedara sólo en un susto y que sólo haya que lamentar escasos daños materiales, principalmente en el interior de la puerta principal. Los vándalos dejaron su firma en uno de los laterales del templo: "Solidaridad anarquista con los presos". La Brigada Provincial de Información de la Policía Nacional mantiene abierta la investigación.

El intento de quemar el templo se produjo alrededor de las cinco de la madrugada. La manera de actuar es calcada a la que llevó a la destrucción de varias iglesias en julio del 36, entre ellas la propia de Santa Marina. La Policía se encuentra investigando cuántas personas pueden estar involucradas. Los asaltantes arrojaron varios recipientes con líquido inflamable por debajo de la puerta principal, la que da a la calle San Luis. Los vecinos, alertados por gran cantidad de humo que salía del interior de la iglesia, llamaron rápidamente a la Policía Local, que se personó a los pocos minutos junto a un dispositivo de los Bomberos. Desde el 112 llamaron al prioste primero de la corporación, David Alfonso, para alertarle de que la iglesia había sido incendiada: "Yo estaba en Aracena. Rápidamente llamé al capiller, Francisco Ruda, que fue el primero que llegó y le abrió a los bomberos. Cuando llegué la imagen era bastante dura. Gracias a Dios no fue a más, pero el templo estaba lleno de humo y no se veía ni el techo. Los bomberos tuvieron que ir por ventiladores para expulsarlo".

Afortunadamente, el fuego estuvo activo poco tiempo y sus consecuencias fueron menores. El interior de la puerta quedó bastante ennegrecido, sobre todo porque las llamas afectaron a uno de los esterones, y una densa humareda cubrió todo el interior, pero sin mayores consecuencias. Los miembros de la hermandad, nada más llegar, cubrieron las imágenes con unas sábanas para protegerlas de la suciedad y de las partículas en suspensión. El hermano mayor, Miguel Ángel Pérez, licenciado en Bellas Artes y Restauración, descartó, tras una primera inspección, que sufrieran más daño que la acumulación del hollín en suspensión. En los próximos días se eliminará esta suciedad.

La corporación velará para que los hechos no queden en saco roto, como advirtió a través de un comunicado: "Asesorados por los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, esta hermandad tomará cuántas medidas legales sean necesarias y en las instancias precisas para que éste atentado contra la fe y el patrimonio no quede impune, cayendo sobre el autor o autores todo el peso de la ley". En cualquier caso, también apeló al perdón, uno de los pilares de la Iglesia: "Rogamos a Jesús Sacramentado que en su infinita misericordia perdone de sus pecados al autor o autores de este atentado, y que Dios, con su luz eterna de Resurrección, redima todos sus errores en éste mundo".

La intención de la corporación es que la iglesia vuelva a abrirse, como muy tarde, el próximo domingo para la celebración de la misa de hermandad.

No es la primera vez que los grupos anarquistas ponen sus miras en la iglesia de Santa Marina. Las pintadas con símbolos antisistema se producen de manera periódica en el templo, aunque desde la hermandad nunca se le había dado demasiada importancia. En este caso, los vándalos también dejaron proclamasen la capilla de los Servitas y en el convento de Santa Paula, alguna de ellas en favor del aborto. Los operarios de Lipasam las borraron con decapante.

Las muestras de apoyo y solidaridad con la hermandad fueron abrumadoras desde que propia corporación difundiera lo ocurrido a primera hora de la mañana a través de su cuenta de Twitter. El alcalde, Juan Ignacio Zoido, también mostró su indignación: "Tan sólo la sinrazón puede llevar a atentar contra una iglesia. Lo ocurrido en Santa Marina es absolutamente condenable e injustificable". El delegado diocesano para las hermandades, Manuel Soria Campos, acudió al templo y la Archidiócesis condenó el suceso y anunció un acto de desagravio.

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