Los desalojados por el incendio en Pino Montano: "Era como una película de terror"
Más de 40 familias permanecen desalojadas y algunas de ellas pueden tardar más de un mes en regresar a sus hogares
Los residentes cuyos coches no se quemaron comienzan a retirar sus vehículos del parking
El jefe de Bomberos de Sevilla asegura que se superaron los 800 grados en el interior del aparcamiento
Carlos Postigo atiende a la prensa en la puerta del bloque en el que vive, o al menos vivía hasta la madrugada del miércoles, en el bloque número 18 de la calle Estrella Polar, en el barrio de Pino Montano. Su vivienda fue una de las más afectadas por el incendio del garaje en el que se calcinaron por completo más de treinta vehículos. "Por desgracia mi casa, que es un bajo, ha sido la más afectada. Justo debajo de ella es donde el fuego fue más virulento. Ha dañado los pilares y hay grietas por todas partes. No sabemos cuándo vamos a volver a poder entrar", explicaba este vecino, cabizbajo, apesadumbrado y emocionado.
Su familia es una de las 46 que siguen desalojadas a día de hoy, aproximadamente la mitad de las que tuvieron que abandonar sus viviendas en mitad de la noche tras el aviso de que había un incendio en el aparcamiento subterráneo. Seis bloques tuvieron que salir a la calle con lo puesto. Los vecinos de tres de ellos pudieron volver a sus hogares, pero los otros tres permanecen sin suministro de luz ni de agua, y sin que funcionen los bajantes. Los pisos bajos son los más afectados, por la cercanía con el garaje, en el que se llegaron a alcanzar temperaturas de 800 grados, según los Bomberos.
En estos edificios, varios técnicos explicaban ayer a los vecinos que podrán volver en un plazo de un mes, cuando estén todos los suministros operativos y se hayan hecho las reparaciones pertinentes. A Carlos, sin embargo, nadie le da fechas. "Lo nuestro no es sólo bajante y electricidad, es también estructural, eso costará repararlo. No nos dicen cuánto tiempo. A los demás les han dicho un mes en el peor de los casos, pero a los de los bajos no nos han dado fechas".
Este vecino, que reside con su mujer y dos niños pequeños, pasó la primera noche tras el fuego en casa de sus padres. "Me he tenido que ir con ellos, que son personas mayores. No es la mejor manera de vivir. No sabemos qué hacer. Asuntos Sociales nos puede alojar tres días, pero luego se tiene que hacer cargo mi seguro. El seguro nos dice que nos paguemos todo nosotros y luego ellos nos lo abonan, pero yo no puedo asumir ese coste. Tengo dos niños pequeños y, aunque esté trabajando, no puedo estar un mes en un hotel pagándolo todo", sostiene este perjudicado.
También ha perdido su coche, que ha sido uno de los que se ha quemado por completo. Sólo ha podido entrar cinco minutos en su casa la tarde del miércoles, cuando ya se había apagado el incendio. Lo tuvo que hacer acompañado por un bombero, únicamente para recoger los enseres de primera necesidad, como ropa y medicamentos. "Todo lo demás nada, sigue ahí dentro. Ahora mismo lo hemos perdido todo", añade. "Cuando entré, mi casa era un horno. Hacía 50 ó 60 grados en el interior. Te ponías a sudar rápidamente".
Carlos asegura que en su misma línea de aparcamiento había un vehículo eléctrico con un cargador, pero nadie oficialmente confirma que sea éste el origen del fuego. La Policía Científica mantiene abierta una investigación al respecto, sin que haya trascendido por dónde van las primeras hipótesis. Los vecinos aseguran que fue el coche eléctrico, si bien los especialistas no han podido encontrarlo, posiblemente porque el cargador se derritiera en el incendio. Algunas fuentes apuntan a que la temperatura fue tan elevada dentro del parking que es posible que nunca se sepa cuál fue la causa, pues todo quedó destruido.
El Ayuntamiento trata ahora de ayudar a las personas que siguen desalojadas. El delegado de Seguridad, Ignacio Flores, estuvo presente este jueves en una reunión con las familias. Aunque la intervención municipal termina ya, el Consistorio intentará no dejar desamparado a ninguno de los afectados por el incendio y buscará fórmulas para poder realojar a las familias con necesidades más urgentes y que no puedan adelantar pagos de hoteles o apartamentos, como exigen determinadas compañías de seguro.
El problema del humo
El jefe del servicio de bomberos del Ayuntamiento de Sevilla, Luis López, explicó ayer a este periódico que es el incendio de mayor magnitud que recuerda en la capital andaluza. "Con la cantidad de vehículos que había aquí no se nos había dado. Hemos tenido algunos antes con 12 ó 15 vehículos, pero aquí han resultado afectados una treintena". López apuntó que la temperatura pudo ascender hasta los "800 ó 900 grados" centígrados en el interior, pues "al tener las capas de techo tan próximas se genera un volumen de calor importante y concentrado".
Al ser un incendio de vehículos se generó una gran cantidad de humo en muy poco tiempo, lo que pudo ser letal para cualquier persona que tratara de acceder al garaje. "Más que por la temperatura, que se localizaba en la zona de los vehículos y nadie se va a acercar al fuego, teníamos el problema del humo. El acceso al garaje estaba prácticamente inundado de humo cuando llegamos", detalló el jefe de los Bomberos.
El vecino que resultó herido por inhalación de humo fue una persona que quiso bajar al parking para sacar su coche, pero ya había mucho humo en el interior y se desorientó. "Nosotros llegamos muy rápido, en dos minutos ya estábamos aquí, los bomberos escucharon las peticiones de auxilio de este hombre y lograron alcanzarlo, hubo que darle aire con las mascarillas nuestras y sacarlo por la rampa". En esta maniobra se intoxicó uno de los bomberos, que fue atendido por los servicios sanitarios y se incorporó al trabajo poco después.
Los coches salían negros
En la entrada del garaje, por la calle Estrella Sirio, había la mañana de este jueves una cola que recordaba a las del hambre. La formaban los dueños de los vehículos que no habían quedado calcinados, a los que se les permitía acceder para retirar los coches del parking y que comprobaran si funcionaban o no. En la cola esperaba su turno Pilar Fernández, que apuntaba que el garaje tiene 96 plazas, y que estaba prácticamente lleno por la hora a la que se declaró el incendio. Los propietarios de los coches tenían que bajar por la rampa con un casco, una mascarilla y acompañados por un miembro del servicio de Protección Civil.
Una experiencia que Francisco José García Rivero define como "una película de terror". "Todo negro, paredes caídas, tuberías y cables colgando, es bastante impactante. Hemos entrado acompañados, con cascos, linternas... Te sientas en el coche, enciendes las luces, pero no se ve nada". Acaba de recuperar su coche y está todo aparentemente bien. El vehículo es de color celeste pero parece negro del hollín.
"No lo voy a lavar ni tocar hasta que no venga el perito a verlo. Y luego habrá que llevarlo al taller, porque se ha alcanzado ahí abajo una temperatura muy elevada y puede haber algún fallo en el cableado o los neumáticos, aunque parece que está bien estructuralmente. Ahora que viene la época de irnos a la playa, de vacaciones, y que circularemos a velocidades más altas, hay que revisarlo todo bien".
Aunque su piso no está en los bloques que permanecen deshabitados, tuvo que pasar la noche en casa de un familiar porque se ha llenado de humo. "Entró el humo por el shunt del garaje y, al tener el aire centralizado, nos entró por ahí. Afortunadamente nos avisaron unos vecinos que llamaron a los porterillos y pudimos salir en treinta segundos. Si no, podríamos haber muerto asfixiados", añade este hombre, que tiene un bebé de un año y medio, con el que se echaron a la calle la madrugada del miércoles.
Su tía, Luisa Rivero, también vecina, explicaba que la piscina de la urbanización hizo de cortafuegos y evitó males mayores. "Hay grietas de dos dedos en algunos pisos, escayolas caídas, escaleras rajadas, en muchos han tenido que apuntalar. Y menos mal que no ardieron todos los coches, si no esto hubiera sido como lo que ocurrió en Valencia", cita la mujer, recordando el caso del incendio de Campanar, ocurrido el pasado 22 de febrero, con un saldo de diez fallecidos, quince heridos y unos 450 desalojados.
Los vehículos iban saliendo del parking con cierta regularidad, completamente cubiertos de hollín. Uno de los que salió a mediodía es el taxi de Óscar Machuca. Estaba negro, como si fuera uno de los años ochenta, y no blanco con la franja amarilla como los actuales. "En principio he tenido la gran suerte de que no le ha afectado mucho las llamas, pero no sé el interior cómo va a estar. No sé si el hollín ha entrado en el radiador. Mi aseguradora me ha recomendado que lo lleve directamente a la Toyota, porque el coche tiene cinco meses. Al estar en garantía, lo voy a llevar ahora. Todo esto me supone perder días de trabajo, claro", explica, y cuenta que había dos taxis más en el garaje que no han tenido la misma suerte que el suyo.
Toda la mañana en Pino Montano ha sido un ajetreo de bomberos, policías locales y nacionales, técnicos de Urbanismo y peritos de compañías de seguros, al margen de vecinos que volvían a sus casas, ya fuera para quedarse en ellas o para coger lo imprescindible y salir. Una de las primeras es Laura, que limpiaba las persianas de hollín a mediodía, mientras otros vecinos se despedían de sus vehículos calcinados, que habían sido llevados la tarde antes a un descampado cercano. Allí la Policía Nacional inspeccionaba los coches, en busca de alguna evidencia que ayude a esclarecer el origen del fuego.
Las calles aledañas a Estrella Sirio comenzaron a llenarse de coches aparcados tiznados de negro. También había una moto, con parte de la carrocería derretida y que desprendía un fuerte olor a carbón. Muy cerca del garaje del siniestro está la sede del distrito Norte, donde muchos de los afectados se acercaban a preguntar y donde el Ayuntamiento instaló unos servicios básicos. Era el día de tratar de recuperar la normalidad, algo que en algunos casos, como el de Carlos Postigo y los más afectados, costará mucho tiempo.
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