IES Martínez Montañés, la excelencia es posible
Educación
Tres jóvenes de este instituto han conseguido varios reconocimientos académicos. Estos alumnos ven difícil que puedan desarrollar su futuro laboral en España.
La puerta del IES Martínez Montañés, en Ciudad Jardín, chirría cada vez que alguien entra. Su sonido es tan desagradable que quien pase no necesita saludar a la conserje, que ya se da por enterada con el ruido que afila los dientes. Este centro público de enseñanza constituye un claro exponente de la arquitectura tardofranquista. Inaugurado en 1967, el edificio acoge todos los días a 1.100 alumnos en horario de mañana y tarde. A la ESO y al Bachillerato se suman el Bachillerato Internacional (desde 1989), la FP Básica, los ciclos formativos medios y superiores y la enseñanza de adultos.
Ni la antigüedad de la infraestructura ni el elevado número de estudiantes son -contra lo que en un principio se pueda pensar- un impedimento para que la excelencia acompañe al nombre del Martínez Montañés desde hace varios cursos. Los últimos protagonistas de este éxito son tres alumnos del Bachillerato Internacional (BI) que han logrado varios premios educativos.
José Polo es un joven de 16 años que ha obtenido la medalla de oro en la fase nacional de la Olimpiada de Física. Acudirá a la final internacional que tendrá lugar en Bombay, en la India. Este adolescente lleva un año de adelanto en sus estudios. Cuando acabó Infantil pasó directamente a segundo de Primaria tras reconocerle un diagnóstico que está sobredotado intelectualmente. Una cualidad que lleva con total naturalidad. Sin hacer ningún distingo e integrándose como un alumno más en el ambiente que lo rodea. Eso sí, a la hora de hablar lo hace con tal madurez y claridad de ideas que con una simple respuesta deja claro el motivo de sus logros.
Su horas libres las consagra al estudio y a las clases de violín en el Conservatorio de Música. "Cuando tienes interés por ampliar los conocimientos, tus horas libres las dedicas al aprendizaje. No hay frontera entre el deber y el disfrute". Así explica Juan Andivia, director del Martínez Montañés, que estos jóvenes empleen su tiempo de ocio en una formación permanente. Circunstancia que también se produce en Lina Velarde y Sandro Barissi. La primera, de 17 años y en segundo de BI, ha obtenido una mención de honor en la Olimpiada de Física, mientras que el segundo ha recibido el Premio Nacional de Educación al rendimiento académico.
Los tres son de ciencias, pero comparten el espíritu humanista que los hace interesarse por el mundo de las letras. José Polo siempre hace un hueco en su agenda semanal para leer algo de José Saramago, José Luis Sampedro o Rosa Montero, mientras que Lina Velarde hace lo propio con las obras de Almudena Grandes y últimamente se ha hecho "adicta" a la poesía. Sandro Barissi también encuentra hueco para leer, afición que combina con las clases de teatro de la Guía de Creatividad, Acción y Servicio (CAS) que desarrolla el BI.
Salvo Polo, que tiene claro que estudiará un doble grado de Física y Matemáticas en Madrid y luego un posgrado en el extranjero, los otros dos aún están sopesando en qué carrera se matricularán. De lo que no tienen duda es que el futuro que les espera en este país no es demasiado halagüeño. "Es cierto que ahora se está produciendo una fuga de cerebros, pero el ámbito científico español siempre lo ha sufrido. Antes, incluso, de la crisis", manifiesta Polo, que comparte con su compañera Velarde que "sólo medicina es el campo en el que se invierte, aunque no todo lo que se debiera". Este panorama un tanto desolador también se manifiesta en las palabras de Barissi, quien admite "tener poca motivación para estudiar en España porque desde pequeño he comprobado que aquí se potencia poco la investigación".
Aunque el futuro para estos jóvenes de excelencia educativa se presente poco esperanzador, para Velarde la situación actual está provocando una catarsis en su generación: "Creo que hay un cambio en la mentalidad de los jóvenes de mi edad al darse cuenta de que hay que hacer algo en el ámbito político e intelectual. No podemos continuar por más tiempo así. Somos conscientes de que debemos ser los protagonisas del cambio social".
Cuestiones de futuro al margen, lo cierto es que si existe un componente clave -tantas veces cuestionado- para conseguir el éxito educativo de estos tres jóvenes ése no es otro que la plantilla docente del centro en el que estudian (87 para todas las enseñanzas y 15 para el Bachillerato Internacional). Para Polo, los profesores se han convertido en héroes de una sociedad en crisis. Así de tajante lo declara: "Si con los escasos recursos que tiene la educación seguimos adelante, es gracias a los profesores".
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