El Hospital de Valme reduce el tamaño de la próstata con vapor de agua

Urología | Técnica menos invasiva

El centro es pionero en Andalucía en la aplicación de esta técnica que se realiza en 10 minutos, es eficaz, segura y no requiere quirófano ni tiene afección sexual

El doctor Rivera acometiendo la técnica en el quirófano.
El doctor Rivera acometiendo la técnica en el quirófano. / H. U. V.

Aterriza en el Hospital de Valme una nueva terapia que podría mejorar la calidad de vida de todos aquellos hombres que, sobre todo a partir de los 50 años, empiezan con las dificultades que acarrea el agrandamiento de la próstata: necesidad de orinar dos o más veces por la noche, vaciado incompleto de la vejiga, sensación de urgencia para miccionar, dificultad para la expulsión o un flujo lento y débil.

Los tratamientos a su alcance producen a menudo efectos secundarios y problemas en el terreno sexual, pero ahora, una avanzada técnica realizada con vapor de agua, incorporada de forma innovadora en la sanidad pública andaluza por el servicio de Urología del hospital sevillano, promete cambiar el panorama. El especialista adjunto a la unidad, Francisco Rivera, ha sido el encargado de aplicar con éxito esta técnica al inicio de este mes de noviembre en la Unidad de Cirugía Mayor Ambulatoria del Hospital El Tomillar y los resultados no pueden ser más positivos.

"Al tratarse de una intervención mínimamente invasiva, se reducen también los riesgos asociados y los efectos secundarios. Tan sólo pueden llegar a producirse inconvenientes como molestias al orinar o una pequeña presencia de sangre en la orina, pero, en todo caso, se trata de efectos transitorios y temporales", resume el urólogo.

Grupo multidisciplinar de profesionales que ha intervenido en la primera aplicación de la técnica.
Grupo multidisciplinar de profesionales que ha intervenido en la primera aplicación de la técnica. / H. U. V.

La hiperplasia benigna de próstata es el crecimiento de la glándula prostática que puede comprimir la uretra y, por consiguiente, reducir o, a veces, bloquear por completo el flujo de orina desde la vejiga. Afecta a aproximadamente el 50% de la población masculina entre los 51 y 60 años y hasta el 90% de los hombres mayores de 80 años.

Aunque existen varias alternativas para tratar esta enfermedad, desde el servicio de Urología del hospital sevillano subrayan que con la terapia térmica de vapor de agua se consiguen excelentes resultados y que los pacientes vuelvan a sentirse bien sin pasar por los inconvenientes de un quirófano y sin apenas efectos secundarios. En definitiva, afirma Francisco Rivera, "se consigue una mejora de su calidad de vida de una manera rápida y segura".

La técnica paso a paso

Considerada la última innovación en el tratamiento de esta patología, la terapia con vapor de agua nace como una nueva alternativa a la medicación y también al quirófano. El procedimiento requiere de menos de 10 minutos y consiste en inyectar vapor de agua en la próstata, lo que provoca la necrosis del tejido o muerte celular, que es después eliminado por el propio cuerpo, solventando los problemas ocasionados por el crecimiento de la próstata en el paciente. La intervención se lleva a cabo a través de la uretra y no requiere ingreso, por lo que puede realizarse de forma ambulatoria.

Fuente: Hospital de Valme. Gráfico: Dpto. de Infografía
Fuente: Hospital de Valme. Gráfico: Dpto. de Infografía

La técnica utiliza un dispositivo portátil que aplica energía de radiofrecuencia a unas pocas gotas de agua para generar vapor. El vapor de agua se inyecta en el tejido prostático que obstruye el flujo de orina desde la vejiga, donde se convierte de nuevo en agua, liberando la energía almacenada en el vapor en las membranas celulares.

En este momento, las células se dañan de manera cuidadosa e inmediata, hasta que se produce la muerte celular. Con el tiempo, el cuerpo absorbe el tejido tratado mediante su respuesta de curación natural. La intervención tiene una duración de no más de 10 minutos, independientemente del tamaño de la próstata, y es segura preservando la función sexual.

Al terminar el proceso, el paciente ya puede regresar a su casa y lo único que necesita es llevar una sonda vesical durante unos días, que le será retirada también en el centro hospitalario donde se le practica la intervención.

Este tratamiento está indicado para pacientes a los que les preocupa la preservación de su función eyaculatoria, los que presentan un elevado riesgo anestésico/quirúrgico, los que toman tratamiento antiagregante o anticoagulante y no pueden suspenderlo, los que no toleren o no quieran tomar tratamiento oral de forma crónica y de forma general o aquéllos que no respondan a tratamiento médico y prefieran una alternativa menos agresiva, con menos complicaciones que las opciones quirúrgicas habituales.

A la izquierda, el jefe del servicio de Urología del Hospital de Valme, Pedro Blasco , acompañado del urólogo que desarrolla esta técnica,  Francisco Rivera.
A la izquierda, el jefe del servicio de Urología del Hospital de Valme, Pedro Blasco , acompañado del urólogo que desarrolla esta técnica, Francisco Rivera. / H. U. V.

Las expectativas de la técnica, tras más algo más de dos años ganando adeptos en la sanidad española, son muy altas, según corrobora el jefe del servicio de Urología, Pedro Blasco, que subraya la evidencia científica sobre la efectividad de la misma, haciendo alusión a investigaciones realizadas y publicadas recientemente en la revista científica Urololy. "Reflejan que sólo el 4,4% de los casos con aplicación de la terapia térmica con vapor de agua necesitó tratamiento adicional durante los cinco años posteriores de seguimiento, por lo cual, los resultados son inmejorables", afirma.

El láser verde

Por otra parte, el Hospital de Valme, en su trabajo continuo por mejorar las prestaciones que se ofrecen a los pacientes, ya incorporó el pasado verano, también de forma innovadora en la provincia de Sevilla, el abordaje quirúrgico de la hiperplasia benigna de próstata conocido como láser verde. Según Pedro Blasco, fruto de "una firme apuesta por las nuevas tecnologías de última generación" y de la "alta capacitación de los profesionales" como un reto de "mejora continua" ante el tumor benigno más frecuente en el varón.

Concretamente, es un planteamiento estratégico que está aplicando este servicio clínico en esta patología, ya también materializado en otras enfermedades urológicas de gran prevalencia, tales como la litiasis o la incontinencia urinaria. El mismo persigue dos objetivos fundamentales. Primero, optimizar su abordaje, utilizando nuevas energías que disminuyan la morbilidad y permitan realizar el tratamiento de forma ambulatoria, lo que conlleva nuevos circuitos quirúrgicos, liberando quirófanos para cirugías de mayor complejidad. Y, como consecuencia, en segundo lugar, esta especialidad logra establecer un abordaje estratégico para su más fácil adaptación y eficiencia asistencial en caso de situaciones como las vividas durante la pandemia del coronavirus.

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