Honradez a pie de semáforo

Devolución de dinero El dueño de la cartera dio al inmigrante 50 euros de propina

Dom Amby Okonkwo, un vendedor de pañuelos nigeriano de 44 años, entrega a la Policía una cartera con 2.700 euros que se le cayó a un motorista en Las Delicias

El protagonista de esta historia, sentado en un quitamiedos de la avenida de Juan Pablo II ayer por la tarde.
El protagonista de esta historia, sentado en un quitamiedos de la avenida de Juan Pablo II ayer por la tarde.
Fernando Pérez Ávila

14 de agosto 2008 - 05:03

Lleva un sombrero de paja medio roto, una camisa de cuadros rojos y blancos abierta por el pecho y los puños, un pantalón gris de lino y unas botas de montaña. En la mano derecha agita dos paquetes de pañuelos de papel de la marca Renova. Sólo habla inglés y con un acento africano cerrado que resulta difícil de entender. Lleva en España poco más de un año y va comprendiendo lo que le dicen, pero le cuesta expresarse en español. Es Dom Amby Okonkwo, nigeriano de 44 años, inmigrante ilegal, vendedor de pañuelos del semáforo situado en la rotonda de la avenida de Juan Pablo II junto al Puente de las Delicias, protagonista de una de esas historias que devuelven la confianza en el género humano.

A las once menos veinte de la mañana de ayer, este hombre recogió del suelo una cartera de piel que se le había caído a un motorista que circulaba por la carretera de la Esclusa y se la entregó a la Policía. La cartera llevaba 2.700 euros en efectivo, un cheque por valor de 870 euros, un talonario de cheques, una cartilla de ahorros y documentación personal y de la empresa en la que trabaja la persona que perdió la cartera. El nigeriano ni siquiera se enteró de lo que había en el interior, simplemente la cogió y, sin abrirla, se la entregó a los dos primeros policías nacionales que detuvieron su coche en el semáforo donde vende pañuelos.

"No tuve miedo por no tener papeles. Conozco a los policías porque se paran mucho aquí y hablo con ellos. Sabía que no me iban a hacer nada", dice Dom Amby, que confiesa que se encuentra en situación irregular en España y que está actualmente tramitando sus papeles. Vive en San Juan de Aznalfarache con su hijo de cinco años y trabaja entre ocho y diez horas diarias en el semáforo de la avenida de Juan Pablo II.

"Cuando me dijeron que la cartera tenía 2.700 euros pensé que era muchísimo dinero. Pero ese dinero no me habría hecho feliz a mí y ahora soy feliz porque sé que alguien lo es gracias a mí". Dice que no habría podido gastar ese dinero pese a que suele ganar apenas 15 euros al día. Cree que de habérselo quedado habría sufrido durante toda su vida sabiendo que no era suyo y que lo que puede parecer un gesto de honradez extrema no es más que la educación que le dio su padre.

La Policía localizó al dueño de la cartera, un sevillano de 68 años llamado Fernando G. P. que se encontraba muy nervioso cuando los agentes contactaron con él. El hombre recuperó el dinero y se acercó a charlar un rato con el nigeriano, al que entregó 50 euros como propina. Este repartió el dinero con su compañero de semáforo, su paisano y amigo Kinsgle Kene Odigbo, que vende pañuelos en otro punto de la misma rotonda. "Espero que la opinión de la gente hacia los extranjeros cambie, porque hay muchas personas que piensan que no somos buenos, y yo digo que sí lo somos". Algún conductor ya lo felicitaba. "Congratulations, Dom".

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