Homenaje de ‘todos los poetas del mundo’ a Emilio Durán
Calle Rioja
Sorpresa. El Consulado de Portugal fue escenario de un homenaje mantenido en secreto por sus amigos y familiares al escritor sevillano, con la complicidad de un poeta del Algarve
SU hija, con la complicidad de muchos de sus amigos, le tendió una encerrona. En la agenda de Emilio Durán estaba para ayer la presentación del libro de un poeta amigo y para hoy cita con el podólogo, que en el contexto literario recuerda la referencia a los pies de Quiñones en las memorias de Caballero Bonald.
Lo del podólogo es verdad y lo del poeta también. En teoría, cuando Emilio Durán entró en el Consulado de Portugal, el antiguo pabellón de la Exposición Iberoamericana de 1929, se iba a colocar entre el público mientras su amigo Fernando Cabrita, portugués de Olhão, procedería a presentar su último libro.
Su primera sorpresa llegó cuando lo colocaron en la mesa presidencial. En una recreación del Elogio de la ceguera de Saramago, como Durán con su ojo derecho no ve nada “y con el izquierdo sólo sombras”, esa limitación que estimula su imaginación ayudaba a completar el bendito engaño.
La trampa venía de forma explícita en el programa del Encuentro Internacional Poesía A Sul que desde 2015 organiza en esa ciudad del Algarve Fernando Cabrita. Poeta y abogado, “abogado criminal encima”. En el paso del ecuador de un encuentro de poetas que empezó el día 18, aparecía la visita a Sevilla con este enunciado escrito en portugués, inglés y francés: Homenaje de todos los poetas del mundo al poeta Emilio Durán.
Y fueron saliendo poetas que le dedicaban versos en ruso, en árabe, en indio, en holandés, hasta en finlandés, el idioma adoptivo de Ganivet. Un poeta marroquí de Ouarzazate, un poeta francés que evocaba el exilio de Al-Mutamid; la poesía hermana en el idioma de voces de Costa Rica o Puerto Rico. Una joven poetisa que cruzó las dos lenguas que unen las aguas del Guadiana, el Tajo y el Oporto para recitar “Nuestras tardes de cine eran de sesión continua”.
El cónsul de Portugal en Sevilla, João Queirós, les dio la bienvenida. Hoy empieza el festival del Fado, pero hubo un adelanto en el consulado a cargo del fadista Helder Joaquim Gonçalves y las guitarras de Albino Gonçalves y Bruno Devida.
Cabrita, poeta del Algarve, ganó un premio de poesía portuguesa con el libro Noches de Sevilla. Vino a presentarlo y así conoció a Emilio Durán, al que arroparon su familia biológica y las familias poéticas. De la primera, leyeron versos suyos sus hijos Verónica y Emilio y hasta un nieto. De las segundas, salieron miembros de Criaturas Literarias, Surcos, el Círculo Cultural Lusófobo y Gallo de Vidrio, representado por Miguel Ángel Villar y Ramón Reig, que animó a los integrantes a viajar a Colliure en 2022, a la tumba de Machado, cuando ese gallo lorquiano cumpla los 50 años. Entre el público había un especialista en la obra de Emilio Durán, el profesor José Cenizo.
Su amigo, el poeta y abogado del Algarve, le dijo que no iba a tener otro remedio que hablar en este consulado convertido en torre de Babel. “Soy muy malo para los discursos, yo me defiendo escribiendo”. Delegó en su amigo Pedro Sánchez, que recordó ese elogio de Antonio Burgos al poema de Durán Julio César por la calle Parras. Rosa Díaz se incorporó a la mesa. “Siempre que paso por la calle Zaragoza pregunto por ti en el Alabardero”.
No sabía que estaban sus amigos José Antonio Ramírez Lozano, Juana Muñoz, Manuel Moya, coautor de un Periplo Alfabético para fumadores de pipa, o Pascual Garrido. Al final, el cónsul invitó a esta legión extranjera a brindar con una copa de oporto.
Hoy vuelven al Algarve para continuar con un programa en el que hay un homenaje a Kavafis y el recuerdo de Walt Whitman en el bicentenario de su nacimiento. El nombre Emilio y el apellido Durán sonaban en ruso, en árabe, en alemán, en irlandés y con la musicalidad del portugués. El idioma matriz del amigo que propició este homenaje-sorpresa, un secreto muy bien guardado por su hija Verónica, directora de la Feria del Libro de Sevilla. Emilio es Durán-Durán, como los músicos, porque se defiende con la poesía y con la novela, con el relato corto y hasta la dramaturgia.
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