La Hispalense retirará el escudo del 'águila' del Rectorado

Sólo se respetarán los ángeles que lo escoltan y en su lugar se colocará el sello de la institución

Una persona contempla el escudo de la antigua Puerta de Ciencias, en el Rectorado.
Luis Sánchez-Moliní

11 de diciembre 2014 - 05:03

Uno de los pocos escudos de España durante el franquismo que quedan en la ciudad tiene sus días contados. La Universidad de Sevilla anunció ayer que próximamente -posiblemente durante el periodo de vacaciones estivales- procederá a la retirada del águila que corona la puerta de la Facultad de Filología (en la Real Fábrica de Tabacos), conocida como Puerta de Ciencias, la que da a la calle Palos de la Frontera. Lo único que se respetará del conjunto son los dos ángeles que flanquean dicho emblema.

En lugar de este escudo, según anunció la Universidad de Sevilla en un comunicado, se instalará el sello institucional histórico de la Hispalense, aquel en el que aparecen los santos Fernando, Leandro e Isidoro con la Virgen María rodeados por la leyenda Sigillum Universitatis Litterariae Hispalensis.

Esta intervención se enmarcará dentro de las obras del Plan Director de Remodelación del edificio, que actualmente avanzan a un ritmo muy lento debido a la escasez presupuestaria que sufre la Universidad desde el inicio de la crisis económica. Al estar declarada la Fábrica de Tabacos como Bien de Interés Cultural, la Universidad de Sevilla, que justifica esta acción para cumplir con la Ley de Memoria Histórica, tendrá que someter el proyecto a la Comisión de Patrimonio, la cual deberá dar el visto bueno definitivo a la misma. La intención de la institución académica es guardar el escudo, que pesa unas tres toneladas, en sus almacenes.

Dicha águila, ángeles incluidos, se realizó cuando se reconvirtió la antigua Fábrica de Tabacos en sede de la Universidad de Sevilla durante la segunda mitad del pasado siglo XX. En su ejecución, como en la de toda la puerta, colaboraron los artistas Juan Luis Vasallo, Antonio Cano y Carmen Serrano. Una vez retirado el escudo, sólo quedarán unas desconocidas lápidas en latín en las que se menciona al general Franco y que, prácticamente, sólo pueden ser leídas por los profesores y alumnos de Filología Clásica.

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