Un blindaje en entredicho
incidentes de la madrugada
Las hermandades observaron menos policías que el año anterior. El Gran Poder, cuya cruz de guía fue sin agentes el recorrido de vuelta, constata que las vallas fueron un peligro
Las hermandades de la Madrugada coinciden en que hubo menos presencia policial este año que en el anterior. Es una opinión generalizada entre los hermanos mayores de la jornada, de la que sólo se desmarca el de Los Gitanos. El Gran Poder así lo reflejó en el informe sobre los incidentes que ha elaborado. En este documento, apunta que la cruz de guía fue sin ningún policía que le abriera paso durante todo el itinerario de vuelta, desde la salida de la Catedral hasta la entrada en la Basílica. “Ello supone un enorme riesgo”, detalla el informe, que constata que hasta en cinco ocasiones la cofradía se encontró con coches avanzando en contra. Estos problemas se dieron en la calle Gamazo hacia Castelar, en Zaragoza, en la esquina de Pedro del Toro con Gravina y en Bailén.
La hermandad de San Lorenzo ha elaborado un informe muy detallado, con cinco páginas en las que explica todo lo que sufrió la cofradía durante la Madrugada. Fueron tres incidentes, ocurridos a las 4:12, a las 4:35 y a las 4:50. El primero fue el más grave de todos y las carreras más intensas se produjeron en la plaza del Triunfo, por donde pasaba en ese momento el Señor. El documento hace referencia a la pelea en la bodega Virgen de los Reyes, en la calle Arfe, que la Policía considera como el origen de los disturbios. El informe del Gran Poder explica que a las 4:10 se produce una pelea en el interior de este local, “a resultas de la cual dos personas, en aparente estado de embriaguez, salen despedidas violentamente de dicho bar, cayendo sobre los nazarenos”.
La hermandad desvincula este episodio del origen de las avalanchas, aunque sí admite que éstas se producen momentos después. “Estas dos personas son separadas por el escaso público allí presente, tomando cada una de ellas direcciones opuestas. Debemos reseñar que este hecho (...) no produjo alteración alguna”, dice el informe, que admite que “minutos o momentos más tarde uno de los enlaces del cuerpo de nazarenos” ve el inicio de una estampida a la altura de los números 15-17 de la calle Arfe, a unos cincuenta metros de la bodeguita. El público corre hacia el Postigo y el “ruido y el pánico” se propagan y descomponen momentáneamente los tramos. Las carreras son más intensas en la plaza del Triunfo, donde los fiscales del paso del Señor contemplan “varias caídas por tropiezos con las sillitas que habían dejado abandonadas quienes habían comenzado a correr”.
La ola se propaga por la plaza y afecta a los penitentes, mientras el público corre por los pasadizos traseros hacia la plaza Virgen de los Reyes y se salta a la zona vallada. Algunos nazarenos tienen que ser atendidos por golpes y crisis de ansiedad. La hermandad agradece el trabajo de la Cruz Roja, pero cree que el dispositivo sanitario “se reveló algo insuficiente tanto en número como en presencia de sanitarios profesionales y dotación de medicamentos”.
Los dos incidentes posteriores serían de una intensidad menor, si bien cuestionan el modelo de aforamiento que ha seguido el gobierno local de Juan Espadas en las dos últimas Semanas Santas. En una de las avalanchas, los ocho monaguillos del paso del Señor, que se encontraba girando de Dos de Mayo a Arfe, salieron huyendo presa del pánico. Tres de los niños corrieron hacia Dos de Mayo y se encontraron con una valla que les cerraba el camino, “optando por arrojarse bajo la misma para intentar superarla, con grave riesgo de haber sufrido un accidente”. En opinión de la hermandad, “en esa situación, la presencia de vallas se reveló más como un riesgo que como una ayuda”.
Las demás hermandades también han elaborado sus informes de los incidentes. Casi todas ellas echaron en falta más presencia policial en las calles para garantizar el normal discurrir de sus cortejos. Aseguran que el número de efectivos que las acompañó fue menor que en 2016. La hermandad decana de la Madrugada, la del Silencio, ya sufrió en el año 2015 una gran estampida. Entonces, se quejó de una relajación de la seguridad que ahora se ha puesto de nuevo en entredicho, como explica su hermano mayor, Eduardo del Rey Tirado: “En general hemos percibido una menor presencia policial, sobre todo lo notamos en algunos cruces en los que hemos recalcado otros años que es necesaria para facilitarnos el tránsito”.
El hermano mayor incide en el paso de la calle Cuna a Orfila y en el de San Miguel con Trajano, por el que transita unos minutos antes la Macarena y que debe quedar libre lo antes posible: “Ahí no ha habido la misma presencia. Es cierto que sólo lo podemos comparar con el año anterior, pero ha pasado lo mismo que cuando íbamos por Lasso de la Vega. Se forma un tapón que hay que disolver para que podamos avanzar”.
El Silencio se vio afectado por dos estampidas. La primera a las 4:10, con la Santa Cruz en García de Tassara, donde la bulla tiró al diputado. La segunda se produjo entre las 04:27 y 04:35.
La Esperanza de Triana fue una de las más afectadas por las avalanchas, sobre todo por las dos primeras, con apenas diez minutos de diferencia, que provocaron que la banda de San Juan Evangelista se retirara. El hermano mayor, Alfonso de Julios, incide en la falta de presencia policial: “Es algo que se ha comentado en las reuniones de las hermandades. Ha habido una diferencia cierta entre la dotación de 2016 y la de 2017. Al menos en la Policía que se ve, que es la que genera un efecto disuasorio ante el que quiera hacer cualquier cosa”.
En los mismos términos se expresa el hermano mayor del Calvario, Francisco Javier Muela: “Sí hemos notado que había menos policías que el año anterior”. La hermandad de la Magdalena sufrió una gran avalancha tras la salida del palio. Una opinión diferente mantienen en los Gitanos. El teniente de hermano mayor, Carlos de Paz, afirma que en los pasos había la misma dotación de todos los años. El diputado mayor de gobierno, Juan Carlos García, no ha percibido ningún cambio con respecto a años anteriores.
Por su parte, el hermano mayor de la Macarena, Manuel García, confirma que las hermandades insisten en las reuniones en reforzar la presencia policial. En el caso de su hermandad, no tanto en la cruz de guía –donde llevan la banda juvenil de la Centuria– sino en los pasos para que no tengan dificultad. El teniente de hermano mayor, Santiago Álvarez, que iba presidiendo la cofradía, sí constata la impresión de que había menos policías, al menos de uniforme.
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