GHB, de la euforia a la inconsciencia
Sucesos
La droga de la violación, detectada en el centro de Sevilla, es un potente depresor del sistema nervioso
Se suele utilizar en prácticas sexuales entre hombres y en entornos homosexuales
No han repuntado las denuncias por agresión sexual en la capital andaluza en las últimas semanas
No es la droga que más se consume, ni la más fácil de conseguir. Ni tampoco es que haya un incremento en la demanda ni que las encuestas del plan nacional sobre drogas apunten a que se haya puesto de moda recientemente. Pero que la Policía haya detectado su distribución en algunos bares de copas de Sevilla ha desatado las alarmas. El pasado 25 de noviembre, la Policía Nacional informó de que había detectado la circulación de GHB en algunos establecimientos del ocio nocturno en el centro de Sevilla. En concreto, en la Alameda de Hércules, Plaza de Armas y el entorno del río Guadalquivir, sobre todo en la calle Radio Sevilla.
GHB es el acrónimo de gamma hidroxi butirato, es una sustancia que se encuentra de forma natural en el propio organismo humano y que fue secuenciada por Henri Laborit por primera vez en 1960. Se empezó a usar como anestésico pero se desechó por su escaso poder analgésico y porque provocaba crisis epilépticas. Actualmente está prohibido. Su uso como estupefaciente no se popularizó hasta décadas después. En Andalucía hubo pequeñas incautaciones a principios de este siglo. En 2010 la Organización de Naciones Unidas (ONU) alertó sobre ella como una droga que facilitaba las violaciones al “debilitar la resistencia de las víctimas”, e indicaba la falta de control sobre la misma y la relativa facilidad para adquirirla.
Se le conoce también como éxtasis líquido o, si se recurre a la jerga, como gina, chorri o simplemente G. Pero a diferencia del éxtasis, el GHB es un potente depresor del sistema nervioso central y sus efectos poco tienen que ver con él. Su consumo puede provocar la pérdida de consciencia y puede hacer que el consumidor se desmaye. Por eso se dice de esta sustancia que es la droga de las violaciones. Todo surgió a raíz del refuerzo de la vigilancia en las zonas de copas del casco histórico, sobre todo por el incremento del consumo de marihuana. En estos registros e inspecciones, llevadas a cabo por el Grupo Operativo de Respuesta del distrito Centro, los agentes encontraron en dos ocasiones una sustancia líquida camuflada en botes que iban cerrados con cuentagotas.
En uno de los casos fue un camarero el que se dio cuenta de que una persona vertía unas gotas de este producto en las bebidas de los clientes y llamó a la Policía. Los agentes llevaron los botes incautados a la Policía Científica, que analizó el contenido en su laboratorio químico. Uno de los recipientes contenía GHB y el otro GBL (gamma butiro lactoma), que es un precuros del GHB. De hecho, el ser humano transforma el GBL en GHB, por lo que provoca idénticos efectos. Ambas sustancias están catalogadas por el Plan Nacional sobre Drogas, que las relaciona directamente con las agresiones sexuales inducidas por los estupefacientes.
Este documento explica que el GHB “puede producir inicialmente una sensación de bienestar y euforia”. En el mercado ilegal circula en forma de líquido transparente y se consume por vía oral generalmente mezclado con agua, “por lo que es difícil controlar la dosis consumida y ligeras variaciones en cantidad o pureza producen efectos muy diferentes”. La Policía recordaba en su nota que, al ser incoloro e inodoro, “se puede dejar caer en la bebida de una persona sin que ésta se percate”.
Los efectos del GHB varían mucho de una persona a otra. Se perciben a los diez o veinte minutos del consumo, duran de 60 a 90 minutos y desaparecen por complete a las tres o cuatro horas. “Aunque los efectos buscados son el aumento de la sociabilidad y de la capacidad de comunicación, pueden aparecer sin embargo somnolencia, obnubilación, dolor de cabeza, confusión, etcétera... e incluso depresión respiratoria, ideas delirantes, alucinaciones y coma”, explica el Plan Nacional sobre Drogas. Esta sustancia produce síndrome de abstinencia si se suspende el consumo habitual. Este mono suele estar caracterizado por insomnio, temblores, sudoración y ansiedad.
A pesar de la detección por parte de la Policía, no se ha registrado un incremento de las denuncias por violación o intentos de agresión sexual en los últimos meses en Sevilla. De hecho, el único caso que ha trascendido es uno ocurrido en Dos Hermanas, en el que una menor de 16 años denunció que había sido forzada por un joven de 19, que fue detenido y posteriormente puesto en libertad con cargos.
La Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España (Edades) revela un leve incremento del consumo de GHB entre los años 2013 y 2020, pero sigue siendo una sustancia muy minoritaria. La prevalencia de consumo de esta droga alguna vez en la vida se ha mantenido estable a lo largo de la serie histórica, registrando siempre porcentajes de consumo inferiores al 1% entre el total de la población. En el año 2019, un 0,9% del total de la población admitió que había tomado GHB al menos una vez en su vida. Ese porcentaje caía al 0,1% si la pregunta era si la había consumido en los últimos doce meses, mientras que ninguna de las personas que fueron encuestadas dijo haberla ingerido en los últimos treinta días.
El Informe Europeo sobre Drogas del año 2020 incluía el GHB entre las sustancias “poco vigiladas”. En este apartado incluía también el LSD o la ketamina y apuntaba que se habían incrementado las cantidades incautadas. “Se requiere claramente una mejor comprensión de la disponibilidad de sustancias no controladas y menos comunes, así como de su repercusión en la salud pública. Estas sustancias suelen estar mal controladas, pero existen indicios de que pueden constituir un problema creciente”. El estudio indicaba que en 2018 se declararon 1.500 incautaciones de GHB o GLB en 13 países de la UE, con un total de 3,3 toneladas y 1.732 litros. “Hay signos de que el interés que despiertan algunas sustancias podría estar aumentando y de que, en algunos casos, su disponibilidad podría estar creciendo en Europa”, añadía este informe.
La UE mostraba su preocupación por los daños crónicos que pueden causar estas sustancias y destacaba los riesgos de prácticas de chemsex o sexdopaje. En efecto, la ingesta de GHB ha estado vinculada al sexo en los últimos años. Estas prácticas se suelen dar entre hombres, que mezclan drogas y sexo sin control durante horas o incluso días. Se celebran en casas particulares y, para acceder a estos encuentros, se utilizan aplicaciones móviles de contacto con Grindr, Wapo o Scruff.
El GHB fue una de las sustancias que intervino la Policía en la operación en la que fue detenido el bailaor Rafael Amargo. Esta misma semana el juez cerró la instrucción del caso considerando que Amargo traficaba con drogas a través de un grupo criminal.
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