La Fundación “la Caixa” y la Fundación Cajasol colaboran con la Caridad en la manutención de sus residentes

La Fundación Cajasol y la Fundación “la Caixa”, dentro de su Obra Social Conjunta, han firmado un acuerdo de colaboración con la Hermandad de la Santa Caridad dentro del programa de Becas de Alimentación para las personas mayores de su casa-hogar.

Ambas entidades han aportado 30.000 euros que se destinarán a la manutención de los 80 residentes que acoge la institución en su sede del Hospital de la Santa Caridad. La Hermandad de la Santa Caridad, fundada en el siglo XV y marcada por la figura del venerable Miguel de Mañara, atiende a mayores de 65 años en el umbral de la pobreza y en riesgo de exclusión.

Para Antonio Pulido, presidente de la Fundación Cajasol, esta colaboración corrobora el compromiso de la entidad con los más vulnerables, tal y como explicó el presidente “nuestra única intención es adaptarnos a las necesidades de nuestro entorno más cercano. Ante esta situación que estamos atravesando, la acción social, dentro de todas nuestras iniciativas, ha demandado una mayor atención y esfuerzo por nuestra parte. Esta colaboración con la Hermandad de la Santa Caridad, que volvemos a poner en marcha dentro de la Obra Social Conjunta con la Fundación “la Caixa”, es un ejemplo más que pone de manifiesto nuestro objetivo de seguir trabajando para la sociedad”.

Por su parte, Maria Jesús Catalá, directora territorial de CaixaBank en Andalucía Occidental y Extremadura, señaló que “la lucha contra la pobreza que sufren miles de familias vulnerables y mayores en situación de riesgo de exclusión es uno de los pilares de la banca socialmente responsable de CaixaBank. Con este objetivo colabora, a través del presupuesto descentralizado de Fundación “la Caixa” y en su Obra Social conjunta con Fundación Cajasol, con entidades como la Hermandad de la Santa Caridad, que desarrolla una labor social tan importante y tan querida en la ciudad de Sevilla”

La Hermandad de la Santa Caridad se fundó en 1456 para "acompañar al patíbulo a los condenados a muerte, darles el consuelo de la fe y hacerse cargo de sus cuerpos así como recuperar los cadáveres de las personas ahogadas en el cercano río o fallecidas en las frecuentes epidemias de la época y darles una digna y cristiana sepultura".

Mañara, de familia ilustre, promovió en 1662, tras un retiro como ermitaño en la Sierra de Ronda por la muerte de su esposa, el hospicio para acoger a los sintecho durante la noche y después creó el comedor y un hospital para enfermos terminales que ningún otro hospital quería acoger.