Frente contra las catenarias
Las hermandades, que se reunieron ayer con la delegada de Fiestas Mayores, pidieron que se quite el cableado de la Avenida "para evitar problemas en Semana Santa"
De la resignación a la indignación. El estado de ánimo de algunas cofradías por la altura de las catenarias de la Avenida de la Constitución se va crispando, más si cabe, según se acerca la Semana Santa. Las hermandades más afectadas mantuvieron en la tarde de ayer una reunión con la delegada de Fiestas Mayores, Rosamar Prieto-Castro, y el gerente de Tussam, Carlos Arizaga, en la que pidieron a la delegada un último intento para retirar el cableado del tranvía para permitir el normal discurrir de las cofradías por el último tramo de la carrera oficial. La edil se comprometió a ello, aunque advirtió de la dificultad del encargo: "Voy a intentarlo, pero es prácticamente imposible, por las circunstancias económicas y porque no sé si técnicamente sería posible hacerlo a la fecha que estamos, tan próxima al Domingo de Ramos".
Las hermandades que acudieron a la reunión, el Amor, las Siete Palabras, la Lanzada, los Javieres, las Aguas, los Panaderos, el Cachorro, la Carretería y la Quinta Angustia, salieron muy defraudadas del encuentro. El más indignado era Emilio Santiago, hermano mayor de los Panaderos, quien se lamentaba de que los habían citado para decirle lo mismo que ya sabían y advertía que las hermandades no eran las que tenían que sacrificarse para solucionar el problema: "El Ayuntamiento no quiere colaborar con la Semana Santa. La hermandad de los Panaderos sale desde 1601, mucho antes de que existiera el tranvía, así que nosotros no vamos a hacer nada". Santiago formulaba una pregunta: "¿Si nos quedamos enganchados quién me soluciona el problema, o vamos quedarnos ahí hasta que llegue los Negritos el Jueves Santo?".
Por su parte, Ignacio Respaldiza, hermano mayor de la Lanzada, recordaba que la altura de 6,15 metros, que se le ha conseguido dar al cable central seguía sin ser suficiente. Reclamó un esfuerzo para retirar las catenarias y evitar el caos: "El coste de la retirada y el perjuicio para los peatones no son argumentos de suficiente peso para decir que es imposible que se quiten".
Respaldiza aventuró los importantes retrasos que se pueden producir al tener que ir los pasos a menor velocidad por este tramo: "La Avenida es una zona donde las hermandades suelen recuperar el tiempo que los pasos pierden en la calle Sierpes, que en nuestro caso es de unos ocho minutos por las estrecheces. Ahora vamos a tener que parar para bajar el crucificado y luego habrá que ir con mucho cuidado porque la cruz estará a pocos centímetros de los cables". Con estas perspectivas, Respaldiza calcula que su hermandad podría dejar en torno a 30 minutos de retraso, "y a eso hay que sumarle el del resto de las cofradías, y el Miércoles Santo hay seis crucificados y un olivo".
Quien si tenía muy claro lo que tendrán que hacer era Antonio Sánchez Padilla, hermano mayor de la cofradía de las Siete Palabras, una de las más afectadas al ir su crucificado a una altura que ronda los 7,20 metros. Sánchez Padilla se mostraba contrariado por los acontecimientos: "Hemos perdido cualquier esperanza. Yo tengo muy claro que el crucificado tendrá que ir abajo desde el principio de la Avenida hasta el final con el consiguiente perjuicio para la talla y el espectador, que no lo podrá ver como debería".
En el encuentro también estuvieron presentes José María Sainz, hermano mayor de la Carretería; Jesús Gutiérrez, de los Javieres; Vicente Camacho, de las Aguas; Luis Torres, del Amor; Jacinto Pérez Elliot, teniente hermano mayor del Cachorro; Manuel Losada, de la Quinta Angustia; y el presidente del Consejo, Adolfo Arenas; el vicepresidente, Carlos Bourrelier; el tesorero, Tomás Vega; y el delegado, Francisco Vélez.
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