La Fiscalía reclama 25 años de prisión por el crimen de las cuñadas
Tribunales
El Ministerio Público culpa a los tres acusados de un delito de asesinato por la "brutal, despiadada y repetida paliza" a la víctima, a la que asestaron 61 puñaladas e infligieron un "grave martirio".
Las hermanas Elena y Rosa N. S. y el novio de ésta última, Francisco Javier M. R., se enfrentan a una petición de la Fiscalía de Sevilla de 25 años de prisión por el asesinato de Anabel Deza Vázquez, la joven que fue hallada muerta el 19 de abril de 2016 en su domicilio de La Rinconada, tras haber sido golpeada y apuñalada en 61 años ocasiones.
Además de las penas de prisión, la Fiscalía reclama que los tres acusados indemnicen con 613.600 euros por los “daños morales” causados a los cuatro hijos menores de edad de Anabel Deza, a razón de 153.400 euros por cada hijo, y con 15.400 euros a cada una de las dos hermanas de la fallecida.
El escrito de conclusiones provisionales presentado en el juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla por el fiscal del caso, Gabriel González, concluye que los acusados sometieron a la joven, que era madre de cuatro hijos, a una “brutal, despiadada y repetida paliza” que le ocasionó “evidentes e injustificados padecimientos” que el fiscal llega a definir como un “grave martirio”.
La Fiscalía acusa a los tres sospechosos, que continúan en prisión provisional por estos hechos y que serán enjuiciados ante un jurado popular, de un delito de asesinato en el que concurren las circunstancias de alevosía y ensañamiento, por cuanto dieron muerte a Anabel Daza “de manera sorpresiva y encontrándose ésta en una clara situación de desproporción de fuerzas respecto de sus agresores, sin darle oportunidad de defensa eficaz, asegurando su muerte sin riesgo para sus personas y sabedores del grave martirio al que la estaban sometiendo para lograr el propósito final de acabar con su vida”.
El relato del Ministerio Público recoge que sobre las nueve y media de la mañana del 19 de abril de 2016, los tres acusados se dirigieron al domicilio de Anabel Deza en la calle Gerardo Diego número 5 de la localidad de La Rinconada, donde la joven les dejó entrar a pesar de las “desavenencias familiares” que mantenían.
Una vez en el interior, prosigue el fiscal, los tres acusados se “abalanzaron repetidamente” sobre Anabel, propinándole una “brutal paliza, golpeándole violentamente en los miembros superiores y en la cabeza hasta que cayó al suelo, momento en el que fue golpeada reiteradamente” con un objeto contundente, y “apuñalada en la espalda y cuello de forma repetida hasta que al cuchillo se le rompió la hoja tras asestar hasta 61 cuchilladas, lo que le causó un sufrimiento desmesurado hasta lograr su objetivo que no era otro que causarle la muerte”. Anabel murió a causa de un traumatismo craneoencefálico severo con lesión de centros nerviosos vitales y por una hemorragia masiva por heridas de arma blanca en hermitórax izquierdo y cuello.
A continuación, los acusados abandonaron el lugar del crimen un turismo, un Peugeot 206 que solía utilizar uno de los acusados, Francisco Javier M. R., añade el Ministerio Público.
La Fiscalía considera que los tres acusados son coautores del delito de asesinato, en el que aprecia además la circunstancia agravante de abuso de confianza, y por el que reclama una condena de 25 años de prisión para cada uno de ellos.
En febrero pasado, los tres acusados comparecieron en el juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla, que ha investigado el caso, donde se declararon “inocentes” de todos los cargos.
El instructor del caso, el juez de refuerzo José Ignacio Vilaplana, puso de manifiesto en un auto que no alberga “duda alguna” sobre la identificación de las dos cuñadas realizada por los testigos protegidos de este caso, uno de los cuales llegó a afirmar que conoce “personalmente” y vio “salir del domicilio a las dos cuñadas de Anabel, identificándolas perfectamente y distinguiendo con detalle, quién portaba un bolso y quién cerraba la puerta de la casa”, de ahí que el instructor no tuviese dudas sobre la identificación de estas dos investigadas. El juicio se celebrará en los próximos meses en la Audiencia de Sevilla y ante un jurado popular.
El ADN descartó más implicados en el asesinato
Las pruebas biológicas descartaron durante la investigación del crimen de Anabel Deza la presunta participación de una cuarta persona. El juez había ordenado a la Guardia Cviil que investigara a otras dos cuñadas de la víctima, dos hermanas, para que cotejara su ADN con los restos y huellas hallados en el escenario del crimen, con la finalidad de determinar si en el mismo participó una cuarta persona.
El resultado de esas pruebas fue negativo, según explicó la Guardia Civil en un oficio remitido al juzgado en marzo pasado, en el que revela que una huella dactilar impresa en sangre sobre el marco de una ventana del salón de la vivienda corresponde a la fallecida, Anabel Deza. El laboratorio de Criminalística de la Comandancia de la Guardia Civil de Sevilla cotejó esta huella con las impresiones dactilares de la víctima y de los tres acusados, dando resultado negativo. La Guardia Civil sospechaba de la “participación ideológica y/o material” de otras dos cuñadas.
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