La Fiscalía pide a la Diócesis que certifique la validez de las bodas oficiadas por el falso cura

El Ministerio Público podría solicitar el archivo de la causa de confirmarse que estas ceremonias son "válidas" para la Iglesia.

La parroquia de Santa María de las Flores, donde ejerció el falso presbítero durante siete años.
La parroquia de Santa María de las Flores, donde ejerció el falso presbítero durante siete años.
Jorge Muñoz

13 de noviembre 2013 - 05:03

La Fiscalía de Sevilla ha solicitado que la Archidiócesis de Sevilla certifique la validez de la veintena de bodas celebradas por Ángel Orellana, el falso sacerdote que ejerció durante siete años en la parroquia de Santa María de las Flores y San Ignacio de la barriada de Pío XII.

La Archidiócesis de Sevilla ya aclaró en mayo de 2012, cuando estalló este escándalo, que los sacramentos del bautismo y matrimonio celebrados por el falso cura durante el tiempo que estuvo en esta parroquia son "claramente válidos, si bien son ilícitos". El Arzobispado indicó entonces que las parejas que habían contraído matrimonio en ceremonias oficiadas por Ángel Orellana "lo han hecho válidamente", aunque no ocurre lo mismo con los sacramentos de la eucaristía, la penitencia y la unción de enfermos, en los que se trata de "actos inválidos, pues requieren una potestad de la Orden".

La investigación que lleva a cabo el juzgado de Instrucción número 4 de Sevilla intenta determinar si la actuación del seminarista de la Archidiócesis de Cuenca (Ecuador) puede enmarcarse en un delito de falsedad documental, en relación con el resultado de las bodas, puestos que las mismas generaron una actuación en el Registro Civil que podría haber inducido a un error al funcionario que procedió a la inscripción de los matrimonios.

Sin embargo, si la Archidiócesis confirma ahora la validez de estas ceremonias, tal y como apuntó en su día públicamente, lo más probable es que el Ministerio Público solicite el archivo de la causa contra Ángel Orellana, quien ha llegado a declarar ante la Policía Nacional pero que por el momento no ha sido imputado por el juez.

Según fuentes del caso consultadas por este periódico, de la respuesta que dé la Archidiócesis dependerá la decisión que adopte la Fiscalía, que en ese caso podría llegar a la conclusión de que los hechos que se imputan al falso presbítero ni siquiera podrían enmarcarse en el delito de falsedad, puesto que el padre Ángel no llegó a firmar ninguno de los certificados que se remitieron al Registro Civil de Sevilla. Esta certificación siempre fue realizada por el párroco titular de la parroquia de nuestra Señora de las Flores y no Ángel Orellana a pesar de que fuese éste quien celebrara la veintena de bodas.

El Arzobispado de Sevilla dio por zanjado en marzo pasado el incidente del falso cura de Pío XII, al que condenó a hacer una "peregrinación piadosa" desde la localidad de Alcalá de Guadaíra hasta el santuario diocesano de Nuestra Señora de la Consolación de Utrera, lo que supone un recorrido de unos 20 kilómetros.

El decreto de monseñor Juan José Asenjo absolvió, no obstante, a Ángel Luis Orellana Rodas de la pena de excomunión que de forma automática prescribe el Código de Derecho Canónico para esos casos de impostura y "grave comportamiento". El Arzobispado basó esta absolución en el "sincero arrepentimiento" mostrado por el ex seminarista, al que también se prohibió expresamente visitar los templos y las hermandades en las que se hizo pasar por sacerdote, dado que Orellana no sólo ejerció como presbítero en la parroquia de Santa María de las Flores y San Ignacio, sino que predicó en muchas hermandades. El falso padre también fue condenado a devolver "cada uno de los estipendios recibidos durante el tiempo en que simuló la celebración de la eucaristía", según señalaba el decreto firmado el arzobispo Juan José Asenjo.

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