Cómo ir a la Feria y sobrevivirla
Celebraciones
A continuación les ofrecemos unos consejos para disfrutar de las fiestas que se retoman tras dos años suspendidas por la pandemia del Covid
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Pues aunque parecía muy lejana, ya ha arrancado. No les estoy hablando de la mecánica de automóviles, que uno es muy poco ducho en tales cuestiones, sino de la Feria de Abril (aunque sea en mayo) que se ha iniciado este domingo y que abre el ciclo de las celebraciones de primavera tras dos años suspendidas por la pandemia del Covid. Acudir a este tipo de fiestas requiere de un manual de instrucciones que, aunque no escrito, debe permanecer en la mente de todos los mortales que asistan a ellas para disfrutarlas sin morir en el intento. O mejor dicho, para sobrevivirlas.
Vayamos con el primero de los consejos: cómo acudir. No hay lugar a la duda. Si se trata de una ciudad, haga uso del transporte público. Es lo más cómodo. Y aunque tenga que soportar bullas en su interior y apretujones (algo normal en Feria), se ahorrará los atascos al volante para llegar y aparcar, por lo general, bastante lejos. Además, así podrá beber algo más que refrescos y agua.
La segunda recomendación es clara. A la Feria se va si se tiene caseta donde acudir. De lo contrario, mejor ha de plantearse si le merece la pena ir. La de Sevilla constituye el máximo exponente en este caso. Los titulares de cada caseta -una prolongación del hogar durante siete días- se reservan literalmente el derecho de admisión. Ellos deciden a quién invitan y no. Si usted no está entre los afortunados, siempre le queda la opción de entrar a una caseta pública o de dar vueltas por el real hasta que se canse. Una alternativa que éste que les escribe siempre descarta.
Una vez dentro de la caseta, si usted está invitado, beba y coma lo que le sirvan. Si corre por su cuenta, los precios, en concreto este año, andan por las nubes. Así que no le queda más remedio que olvidarse de lo que le va a sangrar el bolsillo hasta que abandone el albero. Aquí se viene a disfrutar. Ya habrá tiempo de penurias cuando las luces se apaguen. Tampoco se decante por lo más barato. Una ingesta de pimientos fritos puede estropearle la fiesta. A todo esto, me dejé en el tintero un hábito bastante saludable antes de salir de casa: tomarse un protector de estómago. La fritanga mezclada con el alcohol es un binomio con un alto grado de probabilidad de acabar en el baño de una caseta, el cual conviene visitar lo mínimo posible (para quienes lleven trajes de flamenca es de lo más incómodo).
Beba con suma moderación. La alegría y el buen ambiente ha de surgir de forma espontánea, natural y no por una ingesta de alcohol desde el primer momento. Deje el rebujito para las romerías y cuando esté en mitad del campo. No es nada glamuroso fuera de ese contexto. Para la feria, siempre manzanilla. Hay quien prefiere fino de Jerez. Allá cada cual con sus gustos. Pero no se decante por esas mezclas para paladares tan convencionales.
Si no sabe bailar sevillanas, ni lo intente. Por muy animado que se encuentre y por mucho que se lo pidan. Para hacer el ridículo siempre tendrá su casa, donde, a lo sumo, lo ven los familiares más cercanos. Recuerde que estamos en la era digital y que todo es susceptible de viralizarse (horrenda palabra) en las redes sociales y el whatsapp. En tal tesitura, quédese al margen o váyase a la trastienda. O simplemente contemple. Pocas cosas hay tan maravillosas como deleitarse con un revuelo de volantes.
En cuanto a la forma de ir vestidos, de tal aspecto ya se ha hablado mucho. Acudan siempre a los consejos del canal Wappisima, donde encontrarán las últimas tendencias. Conviene tenerlas en cuenta para no aparecer con modelos que delatan el paso del tiempo. En cuanto a los caballeros, ya se comentó por aquí que la indumentaria genuina para acudir a la feria es la del traje con camisa abotonada hasta arriba, sin corbata, sombrero de ala ancha y clavel en la solapa. Tal componenda está en franca decadencia, así que siempre es aconsejable hacerlo con chaqueta y corbata (aunque también hay quien apunta que dicho complemento lo introdujeron los madrileños que llegan en AVE a Sevilla estos días). Para el resto de ferias, claro está, todo dependerá de la temperatura y el calor que haya que soportarse. Pero siempre resulta recomendable evitar el uso del pantalón corto para acudir a este tipo de celebraciones .
No les he comentado nada sobre "los cacharritos" porque es un lugar que frecuento lo mínimo posible. Las familias con niños no les queda otro remedio que acudir. A mí lo único que me sigue atrayendo es la noria, por las vistas panorámicas que ofrece (sí, en esto resulto muy ñoño). Siempre habrá quien quiera soltar adrenalina con las atracciones de mayor riesgo. Para un servidor, el nivel en este ámbito se quedó en el tren de la bruja. Eso sí, si entra en el recinto, hágalo a última hora o cuando ya los menores no tengan las ganas ni el ímpetu propios del arranque de jornada. Se lo agradecerá el bolsillo.
Y por último, no ponga horario a su estancia en la feria. Valga el tópico: se sabe cuándo se entra, pero no cuándo se sale. Los mejores momentos son los improvisados. Si se pasa bien, el cuerpo muestra capacidad de aguante. Si nota que le aguan o agrian la fiesta, no lo dude. Por el camino más corto, váyase a casa. Consejos de un servidor, que, por cierto, tiene escaso apego a este tipo de celebraciones. Todo quede dicho.
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