Felipe González llama a la unión de los políticos en el reencuentro con su ciudad

Celebración del Día de Sevilla

El ex presidente del Gobierno recibió el título de Hijo Predilecto y dio las gracias incluso a los que se abstuvieron en su elección. El socialista explicó por qué Sevilla no le debe nada y dio su receta para sacar al país de la crisis.

Foto de familia de las personas reconocidas con las medallas de la ciudad y los títulos de hijo predilecto y adoptivo. / Antonio Pizarro
Foto de familia de las personas reconocidas con las medallas de la ciudad y los títulos de hijo predilecto y adoptivo. / Antonio Pizarro
Marí José Guzmán / Sevilla

30 de mayo 2012 - 12:37

Veinte años después de la celebración de la Expo que transformó la ciudad de Sevilla, Felipe González recibió este miércoles el homenaje de su ciudad natal. El título de Hijo Predilecto llegó tarde y, para algunos, a destiempo pues, después de tres intentos fallidos, fue un alcalde del PP, Juan Ignacio Zoido, quien saldó esta deuda de la ciudad con el ex presidente del Gobierno. Y, de paso, convirtió el acto de entrega de las medallas por el Día de Sevilla en el mejor (y el único) tributo municipal en la celebración del veinte aniversario de la muestra.

El histórico socialista aprovechó el acto para traspasar las fronteras y lanzar un mensaje a todo el país, una particular receta para salir de la grave crisis económica, que calificó de "situación de emergencia". Un titular de alcance que lo confirmó como protagonista del día. Y todo ello después de explicar con diplomacia al auditorio que Sevilla no le debe nada a él, al contrario, porque la mitad de su vida, esas primeras dos décadas que según él marcan a la persona para siempre, las vivió en una capital donde están sus raíces, su familia y su formación. Así, relató cómo en esos años con los que se reencontró este miércoles su recuerdo está la clave del gran acontecimiento del 92. "La Expo fue para mí una ocasión, un instrumento para mostrar una Sevilla, una Andalucía y una España moderna; desde la juventud universitaria me perseguía la obsesión del mezzogiorno italiano, esa fractura entre norte y sur que yo quise evitar en este país", apuntó González.

Que Sevilla no sería hoy como es sin la aportación de este ex presidente es una afirmación que logra un consenso generalizado. El mismo que ha sido necesario para que González, que no quiso ser motivo de discordia, aceptase el homenaje. Y "ese momento ha llegado", confirmó agradecido a todos, incluso a los que se abstuvieron en la votación, en referencia a Izquierda Unida, que se negó así a dar su apoyo al nombramiento.

Felipe González se reencontró este miércoles con sus orígenes, tuvo un recuerdo emotivo para su padre, un cántabro que llegó a Sevilla con otra Expo, la del 29, y después de ella se sintió ya totalmente identificado con esta tierra, a la que defendió siempre "con uñas y dientes". Y también volvió a encontrarse con quienes hicieron realidad el sueño del 92: el catedrático Manuel Olivencia, su profesor y a quien encomendó la puesta en marcha de la Exposición, una labor en la que dio el relevo a Emilio Cassinello, la cara de la Expo que este miércoles se mostró igual de vitalista que hace veinte años. Ambos fueron nombrados Hijos Adoptivos de Sevilla en reconocimiento a la gesta del 92, un premio que borró el resentimiento del profesor Olivencia, que dejó la comisaría de la muestra antes de su inauguración: "Es un título muy alto, elegí a Sevilla como madre adoptiva hace 66 años y aquí han nacido mis hijos y mis nietos".

González, Olivencia y Casinello. Un trío de ases. Pero el mérito de la gestión, agitada como corresponde a un desafío de este nivel, también fue de una cuarta persona "que trabajó desde la sala de máquinas, de siete de la mañana a doce de la noche", mencionó el ex presidente en un recuerdo algo velado de la figura de Jacinto Pellón, que falleció sin recibir reconocimiento alguno en la ciudad.

Y en pos de este consenso, el nuevo Hijo Predilecto de Sevilla alardeó de la libertad y la responsabilidad que le da sentirse en su tierra "y retirado de la política institucional" para recetar sus propios consejos para salir de la crisis: "España se encuentra en una situación de emergencia, que no es de hoy, ya lo advertí hace cuatro años, pero que cuando ello no se asume como emergencia va convirtiéndose en una situación muy delicada de emergencia total". González hizo un llamamiento para "sacar el país adelante entre todos, anteponiendo los intereses del país a los de los partidos". "Es la hora de aunar esfuerzos entre empresarios, trabajadores, políticos e institucionales locales, regionales y nacionales; tenemos que sacar el país adelante entre todos y hay energía para hacerlo y hay que recordar que hace 30 años no estábamos en mejores condiciones de arrancar, aunque ésta sea la peor crisis vivida", concluyó el ex mandatario.

Sus tablas como orador le permitieron dar protagonismo en su discurso a los otro doce premiados con la medalla de oro de la ciudad. Así, González reivindicó el espíritu emprendedor de Silvia de la Vega, empresaria hostelera de la cadena Sloppy Joe's, la entrega de las Hermanas de la Cruz, la profesionalidad del batallón de helicópteros Bhelma 4, con base en el cuartel sevillano de El Copero, y a la excelencia de un referente universitario como fue Francisco Morales Padrón, que recibió la medalla a título póstumo.

Ya fuera del escenario del acto, González dedicó unos segundos a hablar del caso Bankia para defender que haya transparencia y que comparezcan en el Congreso "los responsables a todos los niveles". El ex presidente confesó ayer que a pesar de su retiro, la política le acompañará el resto de sus días. Zoido, que en un lapsus le llamó presidente, lo presentó como una de las figuras clave de la Transición democrática e impulsor de la nueva imagen de España ante el mundo. ¿También de Sevilla? Sólo eso justifica su nombramiento. Y hubo consenso.

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