El Fantasma, el sanitario que se convirtió en el ladrón más activo de Sevilla

No tenía antecedentes ni pertenecía al submundo del hampa, tenía trabajo estable y no necesitaba el dinero, pero robaba por gusto o adicción

Una imagen de una cámara de videovigilancia permitió iniciar una investigación sin apenas pistas ni hilos de los que tirar

El delincuente detenido hace dos semanas por la Policía era especialista en robar en apartamentos turísticos del centro de Sevilla

El Fantasma, el sanitario que se convirtió en el ladrón más activo de Sevilla
El Fantasma, el sanitario que se convirtió en el ladrón más activo de Sevilla / Rosell

El ladrón más activo de Sevilla no era un delincuente al uso. No tenía antecedentes, no conocía a nadie del mundo del hampa que lo llevara por el mal camino, no pertenecía a ninguna familia desestructurada ni era adicto a las drogas, al juego o a cualquier otro vicio que le llevara a necesitar dinero de forma urgente. No tenía problemas familiares ni dramas a los que hacer frente. Sevillano de 31 años y con una formación académica media. Tenía un buen trabajo en el sector sanitario. Cobraba un salario mensual de entre 1.600 y 1.800 euros al mes. "No necesitaba el dinero. No sabría decir por qué lo hice", confesó a los agentes de la Policía Nacional que lo detuvieron tras una investigación de más de tres años.

Durante ese periodo, los policías llegaron a sentir que estaban persiguiendo a un fantasma, porque no había una sola pista de la que tirar más allá de una cara grabada por una cámara de videovigilancia. Ese fue el apodo que le pusieron, el Fantasma, y así se llamó la operación que concluyó con su detención e ingreso en prisión provisional hace dos semanas. La única conclusión que sacaron los policías acerca de la motivación de este delincuente es que decidió cometer un robo y descubrió que le gustaba. Ese placer terminó siendo una adicción.

La operación Fantasma ha sido una de las más complejas de la historia reciente de la Policía Nacional en Sevilla. Los investigadores han logrado imputarle 44 robos, todos ellos cometidos en apartamentos turísticos del centro de la ciudad. El primero de ellos fue en un piso de la plaza Jerónimo de Córdoba, en Rialto. Esto motivó que en un primer momento el caso se denominara operación Jerónimo, que se cambió en cuanto aumentó el número de robos en otras zonas y seguían sin tener una sola pista de la que tirar.

"El modus operandi nos daba a entender que estábamos ante un lobo solitario", explican el comisario jefe de la Brigada Provincial de Policía Judicial de Sevilla y el inspector jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV), que han dirigido la investigación, en la que no sólo ha participado el Grupo de Robos sino numerosos efectivos más de otras unidades, como la de Seguridad Ciudadana o el Grupo de Motos de la UPR.

A medida que fueron llegando las denuncias, los policías establecieron un nexo común. El ladrón siempre entraba a robar en apartamentos turísticos, todos situados en el centro. Abría las puertas con el método del resbalón, para lo que utilizaba unas piezas de plástico. También sabía manipular cerraduras, una técnica que había aprendido viendo vídeos por internet. Era completamente autodidacta. Llevaba guantes de látex en las manos, con lo que nunca dejaba huellas.

Aunque tomaba precauciones para no ser grabado por las cámaras de videovigilancia, en uno de los robos fue captado por una de ellas. La Policía tenía por fin un rostro, un hilo del que tirar. "Hoy en día la Policía Científica cuenta con métodos de reconocimiento facial muy avanzados, que podrían ayudarnos a comparar las facciones del sospechoso con las de miles de detenidos que están en nuestra base de datos. Pero fue negativo, no contaba con ninguna reseña anterior. Es cierto que siempre hay una primera vez, pero no estábamos ante un delincuente con una larga trayectoria, a pesar de que era muy fino robando, no dejaba ninguna pista y tomaba precauciones. Es un caso distinto a lo habitual".

Los policías hicieron gestiones con los funcionarios de prisiones, por si ellos tuvieran alguna reseña de alguien con esa cara que no hubiera sido fichado por la Policía por algún motivo. Un supuesto podría ser el de una persona que se entrega en un juzgado acompañado de un abogado y no pasa por la comisaría. Pero a nadie, ni los más experimentados funcionarios que han tratado con miles de presos, les sonaba aquella cara.

El siguiente paso fue distribuir la imagen a todos los patrulleros y policías que trabajan en Sevilla. A ninguno les resultaba conocido, pero al menos ya tenían una imagen de la que poder tirar en caso de que lo vieran por la calle. Lo mismo se hizo con confidentes y colaboradores, a los que se preguntó mostrándoles la foto. Se interrogó a toxicómanos, gente del submundo de la droga, pero nadie lo había visto comprando estupefacientes en ningún chiringuito, como se denomina en el argot a los puntos de venta de droga.

Los policías mostraron la imagen del Fantasma a numerosos propietarios de pisos turísticos del centro, preguntaron en bares y quioscos, entre los trabajadores de Lipasam, en la estación de autobuses... Dejaban la foto y un número de teléfono al que llamar. Pero tampoco. Sólo una vez lo reconoció el dueño de una vivienda turística y se dio a la fuga a la carrera. Lo único que podían hacer los agentes era desplegarse en buen número por las calles y tratar de identificarlo. En el centro de Sevilla hay más de 2.000 pisos turísticos.

"Era como buscar a un turista en el centro de Sevilla. Es una persona de unos treinta y pocos años que tiene buen aspecto, que viste bien, a veces con ropa deportiva, pero generalmente de marca, como van vestidos cientos de turistas a diario en las calles del casco histórico. Y así hemos estado tres años. Esto no es como una serie tipo CSI, que en 45 minutos tiene que haber un desenlace". Para colmo, el ladrón había dado un buen golpe durante la Feria, por lo que los agentes temían que tardara más tiempo en volver a actuar.

Además, aseguran, no robaba continuamente sino que tenía periodos de inactividad, con lo cual la labor de la Policía se complicaba. Entraba siempre cuando no había nadie en los pisos turísticos, casi siempre a media mañana y a veces por la tarde. A veces cometió más de un robo en un mismo apartamento. Se llevaba únicamente dinero y joyas. Muchos de los visitantes dejan parte del dinero que han traído en los sitios en los que se quedan para no llevar todo el efectivo consigo.

Finalmente, la perseverancia de los policías terminó dando sus frutos la tarde del 17 de mayo. Fue gracias al dispositivo establecido en la capital para prevenir los robos durante el fin de semana del Rocío, ante el éxodo de los sevillanos a la aldea o a las playas. En el momento de su detención, sólo portaba una navaja. En el registro de su domicilio se le encontraron 4.000 euros en efectivo. Guardaba los útiles para entrar a robar en las viviendas en su moto y en la taquilla del gimnasio en el que hacía deporte.

Después, en las dependencias policiales, confesó que no robaba por necesidad y que no sabía por qué lo hacía. También dijo que no quería hacerle daño a nadie. "Pero, claro, si le roba mil euros a una persona que lleva un año ahorrando con mucho esfuerzo para venir a Sevilla de vacaciones, cuando vuelva a su país, probablemente esa persona hablará pestes de Sevilla. Quien lo escuche probablemente elija otro destino para sus vacaciones. El daño se lo hace no sólo a las víctimas sino a la imagen de su ciudad", apuntan los policías.

De esa adicción al delito que podría sufrir el Fantasma han hablado algunos delincuentes profesionales. El último que la ha descrito bien es el británico Noel Razor Smith, un atracador de bancos cuya autobiografía titulada Palabras amables y una pistola cargada acaba de publicarse en español. Dice Smith que era "un adicto a la adrenalina". "Todo lo que hacía lo llevaba al extremo, desde provocar a la Policía para que me persiguiese a convertirme en atracador a mano armada, a los 16 años. Necesitaba mi chute de peligro y emoción. Tenía que acercarme al borde del abismo y mirar hacia abajo más tiempo del necesario (...) Ahora comprendo que la adrenalina era mi droga favorita. Mi chute lo producía mi propio cuerpo, y mi cerebro siempre sabía cómo dar con él".

La Policía mantiene abierta la investigación para tratar de esclarecer más robos en domicilios, que podrían haber sido obra de este mismo ladrón. Los agentes son conscientes de que puede haber más casos que no se han denunciado, bien porque no se llevara nada o porque sustrajera cantidades pequeñas que las víctimas no denunciaran. También se investiga si actuó en otras ciudades. Ahora, los policías esperan que el Fantasma pueda reconducir su vida tras un paso por la cárcel y no tener que volver a detenerle.

No dejar las llaves de casa en el coche y llamar siempre a la Policía

El Fantasma es en buena medida el causante de la subida de las estadísticas de robos en domicilios en Sevilla capital, donde crecieron en un 38% en los primeros tres meses del año. Es uno de los pocos delitos que ha subido en relación con el año pasado, cuando se vivió un verano muy intenso por la presencia en Sevilla de distintas células de la mafia georgiana, especializadas en los robos en viviendas.

La Policía insiste en dar una serie de consejos y recomendaciones para prevenir los robos en domicilios. Son reglas muy básicas y sencillas que deben servir para, al menos, complicar las cosas a los delincuentes. Un consejo muy básico es el de no dejar las llaves del domicilio en el interior del vehículo. Se han dado muchos casos en los últimos veranos de robos así. Los ladrones han abierto el coche y se han encontrado con las llaves de una casa. Sólo han tenido que mirar el domicilio en los papeles del seguro del vehículo (que aunque ya no es obligatorio llevar encima casi todos los conductores lo llevan) para averiguar dónde residen.

Este tipo de robos se dan en vehículos aparcados en playas cercanas, como Matalascañas, o en lugares de ocio en los que es habitual que se pase el día entero, como Isla Mágica, dando así tiempo a los delincuentes para robar en la vivienda con total tranquilidad. En el caso de los vehículos hay que saber que muchos delincuentes utilizan inhibidores para que los coches no queden cerrados. Esto sobre todo se da en los aparcamientos de centros comerciales. Siempre hay que asegurarse que el vehículo queda cerrado dando el tirón a la puerta.

Otro consejo básico es el de estar alerta y llamar a la Policía ante cualquier situación anómala o sospechosa. Los agentes se han topado con robos por parte de ladrones que taparon las mirillas de las puertas para evitar ser vistos. Hay quien se dio cuenta de que habían tapado su mirilla y no hizo nada. Ante una situación como esta, ha de llamarse al 091.

Los ladrones de viviendas suelen marcar con testigos de plástico los pisos en los que entrarán al día siguiente a robar, para así asegurarse de que los domicilios están vacíos. Son conscientes de que entrar en un piso habitado tiene mucha más pena que si no hay nadie y no quieren encontrarse a ninguna persona dentro. Así, en el momento que cualquier persona vea una de estas piezas de plástico pequeñas colocadas en la puerta de un piso, debe inmediatamente llamar a la Policía.

Los agentes animan a todos los ciudadanos a que lo hagan ante cualquier presencia sospechosa. "No pasa nada por llamar diciendo que han visto a alguien que le ha parecido raro o con una actitud extraña. No hay cosa que más coraje nos dé que después, una vez cometido el robo, nos digan que vieron a alguien que les resultó sospechoso y no nos llamaron. La gente está muy concienciada para llamar a la Policía para avisar de episodios de violencia machista, si escucha gritos o una agresión de este tipo en una casa, pero no tanto para denunciar un robo. Y se ha perdido el sistema más infalible que había: el de las vecinas que preguntaban al desconocido que llegaba a un bloque quién es, qué hace allí o a qué vecino viene a buscar. Su era un ladrón, se iba".

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