Fallece a los 68 años el abogado Andrés Lasso de la Vega
OBITUARIO
Durante 20 años asumió distintos cargos de la junta del Real Club de Pineda y participó en conocidas tertulias cofrades
El pasado día 4 falleció a los 68 años el abogado sevillano Andrés Lasso de la Vega Porres, hijo de los marqueses de las Torres de la Pressa y vizcondes de Dos Fuentes, Miguel Lasso de la Vega Marañón y Dolores Porres Osborne. Además de por su actividad profesional, era conocido por haber ocupado durante 20 años distintos cargos en la junta directiva del Real Club de Pineda y por ser un destacado cofrade de las hermandades del Gran Poder y el Dulce Nombre, habiendo sido miembro de la junta de gobierno de esta última. De dinastía le venía el sentimiento cofrade, la pertenencia a ambas hermandades y la devoción a sus titulares, pues su padre fue destacadísimo hermano mayor de ambas corporaciones.
Junto a su hermano Borja, Andrés fue miembro de una de las más conocidas tertulias cofrades de la ciudad, formada por quienes por sus méritos son ya historia de la Semana Santa: el capataz del Amor y la Esperanza Macarena Luis León Vázquez, el escritor Enrique Esquivias Franco, el hermano mayor de la Amargura Nicolás Carretero Luque y el hermano mayor del Dulce Nombre Juan Luis Quiroga Bernáldez. Le unió también una entrañable amistad con otro cofrade histórico, el hermano mayor del Valle José María O'Kean, y con su hijo Francisco.
Si sus devociones estaban en la plaza de San Lorenzo, su pasión estaba en Nervión y como sevillista formó parte de otra tertulia que tuvo fama en la ciudad, la que fundada en el Hotel Niza reunía y reúne a grandes sevillistas cuyos apellidos son, en muchos casos, historia del club, descendientes algunos de quienes participaron en el acto fundacional del Sevilla en el famoso almuerzo de 1905 en el Pasaje de Oriente: Ybarra, García Carranza, Torres, Leña, Lahore, López Cirera, Fernández Escribano o Maza Burgos.
Si a este perfil de tertuliano cofrade y sevillista se suma la larga lista de amigos que estos días le lloran, amigos de lealtad y cariño probado por los años, daríamos con la palabra que, en su literal sentido de afable, generoso e inclinado a la amistad, mejor le definía: amigable. Era amigable, no sociable, decía ayer uno de sus más queridos amigos. Amigable define mucho mejor el carácter de Andrés porque descarta lo superficial, ocasional o frívolo que a veces tiene la sociabilidad para resaltar ese afecto personal puro y desinteresado, que se fortalece con el trato y crece en el tiempo, que se expresa con la palabra amistad. Andrés, y esto no es hueco elogio fúnebre, era alguien con quien se podía contar, en quien se podía confiar y de quien se podía esperar siempre lo mejor sin sentirse nunca defraudado.
Estaba casado con Almudena Roca de Togores Salinas y tenía tres hijos, Aldonza, Andrés y Borja. El amor que tuvo en vida a su mujer, hijos y nietos no muere con su muerte: les acompañará siempre, no como un recuerdo, sino como una presencia. Sus cenizas descansan junto a su Señor del Gran Poder y su alma, seguro, en sus manos.
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