Fachada al norte y patio, refrigeradores naturales

La orientación de una vivienda y la distribución de los espacios condicionan el gasto energético.

La gasolinera de Ramón y Cajal, diseñada por el estudio Hombre de Piedra, cumple con los  parámetros de eficiencia energética.
La gasolinera de Ramón y Cajal, diseñada por el estudio Hombre de Piedra, cumple con los parámetros de eficiencia energética.
D. J. G. / Sevilla

14 de octubre 2013 - 05:03

Viejos métodos para un concepto nuevo. Aunque no hace muchos años que la palabra sostenibilidad se incorporó a la jerga de los arquitectos a la hora de diseñar una vivienda, el concepto que designa dicho término se ha tenido en cuenta a la hora de proyectar un hogar desde la antigüedad clásica. Se trata, en definitiva, de rentabilizar al máximo el clima de una región.

Este principio es el que rige en los proyectos del estudio Hombre de Piedra, fundado por los arquitectos Juan Manuel Rojas y Laura Domínguez. Su obra más reciente en la capital andaluza ha sido el edificio que sirve de entrada al barrio del Plantinar que incorpora la antigua gasolinera de la Avenida Ramón y Cajal con un diseño que no pasa desapercibido. En su construcción se han tenido en cuenta los factores climáticos de Sevilla. Juan Manuel Rojas insiste en que el bioclimatismo se ha convertido en un condicionante "esencial" a la hora de configurar un proyecto. "En el caso de Sevilla, dentro de este conocimiento es necesario hacer un estudio de la posición del edificio respecto al sol por las altas temperaturas que se alcanzan en la ciudad", explica este arquitecto.

Así, es preferible evitar que las fachadas o la mayoría de los huecos de ventilación se encuentren hacia el oeste. La razón es bien sencilla: esta zona es en la que el sol más tarda en apartarse, por lo que se ralentiza mucho el enfriamiento en verano. En caso de que no quede otra opción que levantarla en esta posición, Rojas aconseja instalar algún tipo de marco de gran grosor que permita dar suficiente sombra a la ventana y la aisle del exterior. Para las que se sitúen en el sur, recomienda el uso de aleros en las ventanas para aprovechar la luz en función de la estación. De esta forma, en invierno, cuando el sol está más bajo, se rentabiliza su energía sin hacer uso excesivo de la calefacción y la luz artificial, mientras que en verano, al estar más alto, el alero disminuye la afección. Las fachadas situadas al norte son las mejor posicionadas (el sol sólo las calienta a primera hora de la mañana, cuando menos fuerza tiene), por lo que conviene abrir en ellas grandes ventanales que refrigeren durante el día el inmueble.

"Siempre es bueno que se contrapongan las distintas posiciones, lo que favorece las corrientes de aire y que no se use la ventilación artificial. Este aprovechamiento logra bajar hasta ocho grados la temperatura de un edificio en pleno verano", asegura el arquitecto de Hombre de Piedra.

Para Juan Manuel Rojas, hace falta que los sistemas de climatización importados del norte de Europa se adapten a las temperaturas mediterráneas. Ejemplo de esta falta de acoplamiento son los filtros solares en las fachadas de vidrio, pensados para disminuir la radiación solar en edificios de oficinas pero que colocados en el lado oeste recalientan el cristal y hacen que esta temperatura traspase al interior y no se refresque durante la noche. Esto provoca que el ambiente "esté cargado" al día siguiente.

Por tal motivo, Rojas defiende el uso de los elementos que siempre han caracterizado a la arquitectura mediterránea. Para este arquitecto el patio constituye un refrigerador natural que contribuye a la eficiencia energética, en cuanto que en él el aire caliente se concentra en la parte alta y tiende a evadirse mientras que el frío permanece abajo y refresca las estancias que tienen conexión con este espacio. Tal importancia se le otorga que un grupo de arquitectos, ingenieros y matemáticos desarrollan un estudio científico en la Universidad de Sevilla sobre los efectos climáticos del patio después de constatar que su uso permite rebajar hasta ocho grados la temperatura de una casa. Para ello no se deben colocar monteras de cristal, ya que este cierre provoca un efecto invernadero al retener el calor.

Juan Manuel Rojas considera que cada vez se tiene más en cuenta el bioclimatismo a la hora de diseñar un edificio, no sólo ya por la sostenibilidad que genera, sino también por el ahorro energético que se consigue. Esto conlleva un considerable abaratamiento de los costes en un hogar, "algo a tener muy en cuenta en época de crisis".

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