La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Sevilla se ha quedado pequeña
Patrimonio
La Fábrica de Artillería cerró sus puertas definitivamente en 1991 dejando atrás medio milenio de historia de Sevilla. Realmente la actividad fabril cesó a principios de los años 80, pero siguió ocupada por el Ministerio de Defensa, que la transfirió finalmente al Ayuntamiento de Sevilla en 2006. La ciudad heredó un edificio histórico en un mal estado de conservación, en el que se habían acometido ligeras obras y reformas con un criterio funcional antes que arqueológico. Ya existía una conciencia a favor de proteger el patrimonio industrial pero faltaba algo fundamental: el presupuesto necesario para ello. Ahora, casi tres décadas después, existe y la Fábrica de Artillería ha tomado ya un nuevo rumbo con la licitación del primer contrato de un proyecto que permitirá devolver este patrimonio a la ciudad.
El legado que recibió el Ayuntamiento hace una década requería entonces una inversión de más de 75 millones de euros, según las primeras tasaciones, para poner en uso 22.000 metros cuadrados en pleno centro de Sevilla. En 2010 ya se habían oído varios destinos para esta joya arquitectónica. La Junta de Andalucía descartó pronto instalarse, después de decir que iba a ubicar aquí el Archivo General de Andalucía; el Gobierno central también aparcó sin fecha su intención de instalar el Archivo Histórico Provincial; y el gobierno municipal, entonces en manos del socialista Alfredo Sánchez Monteseirín, apostó por llevarse allí la sede del Instituto de la Cultura y de las Artes (ICAS), un proyecto con el que sólo ocuparía un 7% de la superficie, por lo que decidió abrir un debate ciudadano para diseñar un plan de usos más completo. Nadie sabía qué hacer allí. O cómo. Centros culturales, salas expositivas, palacio de congresos... algunas ideas más sólidas, otras menos. Pero el proyecto definitivo no ha llegado hasta hace unos meses.
Hasta 2013-2014, el Ayuntamiento no había tomado conciencia de la necesidad urgente de intervenir con carácer preventivo para evitar que el edificio se cayera. Se hizo un primer diagnóstico y varias actuaciones de emergencia, hasta diez contratos, además de una limpieza a fondo porque el inmueble había acumulado hasta 46 toneladas de enseres viejos y basura. Y entre 2015 y 2018 se inició la transformación de la Fábrica de Artillería. En ese periodo se han ejecutado ya una veintena de contratos que suponen inversiones por un volumen de 2,8 millones de euros. Eso ha permitido que empiece a ponerse en uso como espacio cultural y que se favorezca su uso ciudadano al menos promoviendo el conocimiento y la difusión de este bien patrimonial, que sigue siendo un desconocido para la inmensa mayoría de los ciudadanos, a pesar de las jornadas de visitas programadas por los diferentes gobiernos y los intentos por abrir la calle central que divide el complejo y une Eduardo Dato con la placita de la iglesia de San Bernardo y que ahora el gobierno de Juan Espadas prevé convertir en una vía pública abierta al peatón.
Éste es uno de los detalles que recoge el proyecto para reutilizar la Fábrica de Artillería, denominado Centro Magallanes. El acierto del gobierno de Espadas ha sido lograr una importante inyección de fondos europeos sin la que sería imposible acometer cualquier idea de las que ha habido. “Con este proyecto casi la mitad del conjunto de la Fábrica de Artillería se reintegra al tejido urbano, devolviéndosela al barrio y a la ciudad, con nuevos usos definidos”, comenta el concejal de Cultura, Antonio Muñoz, que fijó la vista al inicio del mandato en Artillería como un proyecto estrella.
La percha ha sido el Año Magallanes, una oportunidad que permitirá devolver a la ciudad este patromonio imponente. El proyecto que será financiado por la Unión Europea, a través del Programa de Cooperación Interreg VA España (Poctep) 2014-2020, asciende en total a 27 millones de euros. El Ayuntamiento de Sevilla participa con 16.564.220 euros, a través de la Gerencia de Urbanismo e ICAS, y la Junta de Andalucía con 2.000.000 euros. Se trata de una iniciativa conjunta que se destina a distintas iniciativas que forman parte de la misma estrategia que tiene como objetivos una cooperación transfronteriza a favor de la competitividad empresarial, la mejora de la competitividad de pequeñas y medianas empresas y la promoción de un espíritu emprendedor fomentando la creación de nuevas empresas y los viveros empresariales. Junto al Ayuntamiento participan en esta idea la Junta y varios organismos y entidades portuguesas. De esos 27 millones de subvención, 18 se dedicarán a Artillería.
Y el primer contrato para hacer realidad el Centro Magallanes se ha licitado a finales de febrero. Su presupuesto es de 15,6 millones de euros, de los cuales el Ayuntamiento aportará cerca de cuatro. El gobierno municipal se ha fijado, en principio, como fecha máxima de puesta en uso de todo el complejo, enero de 2021, de forma que resten once meses completos de actividades y puesta en carga de todo el complejo.
Los elementos estructurales del edificio se encuentran, aparentemente, en buen estado y las patologías son propias del proceso de cierre y abandono que ha sufrido el inmueble, pero hasta la fecha no hay un estudio completo, por lo que habrá que ir estudiando los sectores donde se va a actuar. Hasta ahora, las restauraciones se han centrado en la zona que queda a la izquierda, según se entra en el complejo por el acceso de Eduardo Dato. El Centro Magallanes se plantea a la derecha. En total se rehabilitarán 9.500 metros cuadrados de superficie para la disposición de diversos espacios destinados al surgimiento de nuevas ideas empresariales del tipo vivero empresarial-coworking, un lugar escénico experimental multiusos, talleres multidisciplinares, estudios de grabación, salas de exposición, oficinas, etcétera.
Para el desarrollo de estos usos se ha previsto la disposición de cinco espacios interconectados, con funcionalidades diferentes, de unos 6.931 metros cuadrados construidos. Una zona de espacio formativo de 2.686 metros, que dará a la calle Cofia; el Foro Magallanes con 1.890 metros; un espacio multifuncional musealizable de unos 480 metros: un espacio dedicado a laboratorios de industrias de programas culturales, de 675 metros, y un espacio de gestión del complejo de 1.200 metros cuadrados. Cada espacio se contempla como una pieza separada y se podrá ir abriendo conforme acaben las obras.
“La ciudad está bien dotada de espacios escénicos, públicos y privados, sin embargo necesitamos espacios para la creación y la producción que canalice la enorme creatividad que hay en Sevilla en todos los ámbitos de la cultura”, explica Muñoz, un argumento con el que pone rumbo, por fin, Artillería.
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