La FP para adultos: Una oportunidad para 7.000 sevillanos
Educación
Aumentan los alumnos que con más de 25 años retoman los estudios con estos ciclos
Muchos proceden de la universidad y buscan con estas enseñanzas una vía laboral más directa
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Hace tiempo que la Formación Profesional (FP) dejó de ser una vía secundaria. Los datos que cada curso aporta la Junta sobre matriculaciones evidencian que el número de alumnos de esta enseñanza posobligatoria supera ya con creces a los del Bachillerato. Varias son las razones que motivan dicho auge. La principal está relacionada con el mercado laboral, donde los egresados universitarios cada vez tienen más dificultades para encontrar un empleo acorde a su preparación. También debe señalarse aquí el déficit que padecen las empresas de trabajadores con perfil técnico, cualidad que aporta la FP.
Pero los ciclos formativos no sólo dan respuesta a adolescentes que empiezan a configurar su futuro laboral, sino también a personas que, con una edad más madura, recurren a estos estudios para "reciclarse", es decir, para ampliar conocimientos y buscar más oportunidades de trabajo a través de ellos.
En la provincia de Sevilla hay matriculados este curso casi 7.000 alumnos en FP con más de 25 años, según los datos aportados a este periódico por la Delegación territorial de Educación y Deporte. Esta cifra ha ido creciendo los últimos años (casi un 5% en un lustro) y registró una importante subida el curso pasado, marcado por la pandemia.
El Beatriz de Subia, un referente
Uno de los institutos donde se comprueba el auge que tiene la FP en esta población es el IES Beatriz de Suabia, en el Distrito Nervión de la capital andaluza. Su director, Luis Jesús Ruiz, explica, que en este centro todos los cursos se matricula alumnado que elige un ciclo formativo después de haber terminado un grado universitario o bien que vuelve a la formación tras un abandono prematuro de los estudios, ya sea para ampliar conocimientos o para lograr un título que le facilite la búsqueda de empleo. Una tendencia lógica si se tienen en cuenta los últimos informes laborales, que vaticinan que en Europa los puestos de trabajo que se crearán los próximos años se ajustan a las destrezas y cualificaciones que proporciona la Formación Profesional.
A sus 46 años, Antonio García, natural de Matarredonda, una pedanía de Marinaleda, ha vuelto a los estudios. Una decisión que le ha supuesto el traslado a Sevilla capital. Se licenció en Filosofía y Letras por la Hispalense en 2002, pero nunca su formación universitaria le sirvió para encontrar un empleo. No hizo oposiciones y ha estado trabajando varios años de jornalero, hasta que halló su afición por el mundo del tatuaje, una labor que le ha llevado a matricularse en un grado superior de Estética Integral y Bienestar, título que imparte el Beatriz de Suabia dentro de la familia profesional de Imagen Personal (que incluye otros tres ciclos).
Su objetivo pasa ahora por ejercer la docencia como profesor técnico de FP, "dando clases de caracterización", una de sus pasiones. Una manera de reinventarse en plena madurez. García confiesa que nunca se imaginó que a los 46 años "iba a estar estudiando otra vez". "A esta edad la contratación se acota mucho, es una espada de Damocles". Lo que tiene claro, tras esta experiencia, es que la Formación Profesional "no es nada residual, proporciona un modo de vida y es más práctica que la universidad". Una percepción que contrapone a su paso por la enseñanza superior: "Las facultades se han quedado desconectadas de la realidad".
A Nuria Garrido, alumna también del Beatriz de Suabia, lo que le movió a matricularse a sus 55 años de un grado superior de Caracterización y Maquillaje Profesional fue "una inquietud personal". Esta sevillana acabó en 1988 los estudios universitarios de maestra de Primaria. En 1990 se presentó a las oposiciones y obtuvo plaza. Nunca ha abandonado la formación y con 28 años estudió Arte Dramático. "Siempre me gustó el teatro", confiesa Garrido, que cursó en dichos estudios la asignatura de caracterización y expresión corporal, que fueron las que más despertaban su interés.
Antes de que estallara la pandemia del Covid, se jubiló por motivos de salud que le impedían continuar dando clases en el colegio. Pero su ilusión por aprender ha seguido latente, motivo por el cual su hija le informó del título en Maquillaje y Caracterización que ofertaba este instituto. Y aunque su matriculación en este ciclo formativo responde a "una inquietud", no descarta dedicarse a esta labor, "aunque sea en el ámbito privado". "El único 'handicap' que tengo son mis facultades físicas, pero ilusión me sobra", afirma.
Manuel Domínguez lleva toda una vida en Tussam, la empresa municipal de transportes de Sevilla. Entró en la plantilla de este servicio público con 21 años. Ahora tiene 49 y estudia el segundo curso del grado superior de Asistencia a la Dirección. Previamente hizo el grado medio de técnico en Gestión Administrativa y el superior de Administración y Finanzas, todos incluidos en la oferta académica del Beatriz de Suabia.
Cuando Manuel Domínguez abandonó los estudios sólo poseía el graduado escolar. Trabajando en Tussam logró titularse en la ESO, por lo que la formación constante se ha convertido en un objetivo continuo los últimos años, especialmente a raíz de sufrir un accidente laboral, lo que le dificulta seguir conduciendo coches en un futuro próximo. "La empresa no me ofrecía un plan alternativo, por lo que me planteé prepararme las oposiciones de régimen interno", recuerda.
Cuando obtenga el grado superior en Asistencia a la Dirección, no sólo baraja optar a "un empleo de oficina" en la compañía municipal, sino, incluso, buscar un trabajo acorde a su nueva formación fuera de Tussam, "en cualquier bolsa pública". Una meta que difícilmente hubiera contemplado años atrás. "Me marcó mucho dejar los estudios. Me sentía analfabeto. Ahora, sin embargo, la FP me abre muchas puertas", admite.
"Un adulto siempre se necesita en el trabajo, aunque la demanda y la oferta laboral estén saturadas". Quien así opina es Roberto Bernal, que con 36 años estudia el segundo curso del grado superior de Administración y Finanzas en el referido instituto. Bernal también es universitario. En el curso 2008/09 se graduó en Periodismo por la Hispalense. Trabajó un tiempo en una radio local y en 2015 hizo el primer ciclo del grado superior de Integración Social en el IES Isbilya. Luego opositó a auxiliar administrativo en la Universidad de Sevilla.
Eligió el ciclo formativo del Beatriz de Suabia "por tener una duración asequible" y por las enseñanzas que aporta. "Me hacía falta saber más sobre nóminas, finanzas y derechos laborales", argumenta este treinteañero, que incide en que se trata de "conocimientos transversales que ayudan a manejarte en cualquier ámbito de la vida". "Es un ciclo muy variado, que atiende a diversos aspectos, algo que la mayoría de las carreras universitarias no ofrecen", agrega.
Ángela Rabal dejó la formación académica en la EGB. A sus 51 años ha vuelto a pisar las aulas. Previamente realizó cursos en el INEM y se apuntó a una academia para superar las pruebas de acceso al grado superior de Administración y Finanzas del Beatriz de Suabia. Un esfuerzo que se fundamenta en dos razones. Por un lado, la situación laboral de su marido y, por otro, "quitarme la espina de no haber tenido estudios superiores".
Se decantó por la FP porque "va muy enfocada al mundo laboral", explica esta sevillana, que ha trabajado los últimos años como comercial y que es madre de dos hijos, de 14 y 17 años. "Ellos me animan mucho para seguir formándome. Los tres compartimos horas de estudio en casa". Rabal se sincera al hablar de su futuro. "Soy consciente de que con mi edad resulta complicado encontrar un empleo o mejorar el que se tiene. Unas dificultades que se se suman a las que sufrimos al estudiar, pues ya hay faltas de memoria y de concentración, además de que para los de mi generación no es fácil adaptarnos a la TIC", admite. No obstante, saca una lanza a favor de quienes se "reciclan" con 50 años: "Aportamos la experiencia de la madurez, tan necesaria en la enseñanza y el trabajo".
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