Carlos Navarro Antolín
La pascua de los idiotas
Educación
Un proyecto piloto que se adelanta a la reforma educativa. El IES Cristóbal de Monroy, en Alcalá de Guadaíra, ha puesto en marcha este curso una experiencia que ya lo ha convertido en referente de la innovación en la enseñanza pública. Este instituto ha desarrollado una FP Dual del ciclo de Transportes y Logística inspirada en el modelo alemán, en concreto en la Baja Sajonia, que tanto éxito ha cosechado en la juventud de aquel país, colectivo en el que ha logrado reducir la tasa de paro.
Su desarrollo no ha sido tarea fácil. Ha requerido de un arduo trabajo para poner de acuerdo las distintas partes implicadas, que son muchas. Así lo recuerda María Quirós, directora del Cristóbal de Monroy, cargo que desempeña desde 2005. Y es que este modelo de FP Dual requiere de la participación de numerosos agentes. Por un lado, el instituto, las empresas, la Consejería de Educación y también la de Empleo. Por otro, la representación de la Baja Sajonia, integrada por centros educativos del estado federal, su Cámara de Comercio, el Ministerio de Educación germánico y el dedicado a los Asuntos Europeos. Y, por último, una tercera figura que adquiere gran relevancia en esta propuesta: la patronal del sector al que está vinculado el ciclo, en este caso, la Federación Andaluza de Transportes (Fatrans).
Manuel García es director de formación de dicha federación, que juega un papel clave en la aplicación de este modelo de FP Dual en Andalucía. No en vano, uno de sus principales beneficios repercute en las empresas del transporte, ya que responde a una de las demandas históricas del sector: la formación de sus futuros empleados, una preparación que se ajuste a la realidad laboral de cada una de ellas. Y ello es precisamente lo que se logra con esta novedosa apuesta.
García detalla las principales diferencias entre el modelo español de FP Dual y el importado de la Baja Sajonia. Una de las más importantes concierne al tiempo que pasa el alumno en las empresas participantes del proyecto. En la FP clásica, la formación en los centros de trabajo (FCT), esto es, el periodo de prácticas, se limita a tres meses en el último curso del ciclo. En la FP Dual española cada instituto establece un margen de tiempo, siendo el mínimo de 670 horas. En la FP Dual alemana el 70% de la formación se desarrolla en las empresas. Ha de tenerse en cuenta que este modelo dura tres cursos y no dos, como en España.
De esta forma, en el instituto se imparten asignaturas transversales, mientras que en las empresas los alumnos reciben la formación que les acerca a la realidad laboral de cada una de ellas. No se trata, por tanto, de una enseñanza general, sino particular y concreta, que garantiza que ese estudiante -el formato va dirigido a jóvenes de hasta 25 años- le sea útil a la empresa a los pocos meses de permanecer en ella. Pero, muy al contrario de lo que a priori se pueda pensar, no se trata de una forma de "explotación" o de mano de obra gratuita, ya que este alumnado recibe un salario desde que pone un pie en la empresa, mediante un contrato de formación-aprendizaje, la otra gran novedad del modelo sajónico.
Esta aportación ha sido uno de los aspectos que más ha costado concretar para la puesta en marcha del nuevo modelo, puesto que ha requerido del visto bueno del Servicio de Empleo. Es precisamente dicha contratación empresarial la que condiciona la matriculación de los alumnos para este tipo de FP, que difiere bastante del modelo convencional. Si el procedimiento ordinario se basa en la relación de oferta y demanda, por la que un joven ocupa una plaza en un ciclo cuando hay suficientes puestos y, en caso contrario, se prioriza la calificación de su expediente académico, en la iniciativa del Cristóbal de Monroy entran en juego otros factores.
La labor de la patronal en este procedimiento resulta de gran importancia. Se encarga de la búsqueda y selección de empresas colaboradoras. Manuel García reconoce que al principio "costó lo suyo" por "el miedo y la reticencia" de estos negocios -la mayoría son pymes- a participar en un modelo de enseñanza que se aleja bastante del convencional. "Fue un proceso que realizamos en plena pandemia y las empresas, por desconocimiento y temor lógico, eran reacias", explica el representante de Fatrans. Una percepción que ha cambiado por completo cuando ha pasado medio año de su puesta en funcionamiento.
Una vez realizada la selección, la dirección y los responsables del ciclo formativo del instituto visitan las empresas. A partir de entonces comienza una labor de ajuste del perfil del alumno interesado en esta FP con las características de cada centro de trabajo. Una tarea nada sencilla que incluye una entrevista entre el empresario y el estudiante. Hasta que no exista un acuerdo entre las partes implicadas no se procede a la matriculación, de ahí que de las 20 plazas ofertadas este curso se hayan ocupado 13. Las empresas participantes en el proyecto piloto son nueve. "Al final, la matriculación queda condicionada por los contratos y la relación del alumno con la empresa", incide María Quirós.
La adaptación del modelo alemán a la realidad sevillana no ha sido fácil, afirma Javier Franco, coordinador del proyecto en el IES Cristóbal de Monroy. Se han requerido 50 sesiones de trabajo para encajar la normativa que rige en Andalucía para aspectos laborales y formativos con la germánica. "Todas las partes implicadas han flexibilizado sus normas para sacar adelante el proyecto", destaca la directora del instituto, que hace hincapié en un aspecto: "Hemos tenido que lidiar bastante con la legislación laboral para que los contratos de formación-aprendizaje fueran posibles". Estos contratos están en vigor tres años, el periodo de ciclo de FP, durante el cual el alumno no cambia de empresa.
"Lo que busca el sector son personas que sepan trabajar en el puesto que van a ocupar y para ello resulta fundamental acercar la formación reglada a la realidad laboral, una necesidad a la que responde esta FP", explica García, quien recuerda que este objetivo se intentó con los másteres universitarios, "pero no se logró porque se convirtieron en otro curso de la enseñanza superior". Este modelo alemán repercute en los índices de paro juvenil. En la Baja Sajonia es del 6%, gracias a los contratos durante el periodo de prácticas, pero también a la gran fidelización que se logra, pues la mayoría de los alumnos pasa a formar parte de la plantilla fija de las empresas. "Aunque sólo llevemos un curso, es tal el grado de satisfacción que auguramos que el 100% de estos jóvenes será contratado de forma indefinida", asevera el director de formación de Fatrans.
El aprendizaje del alumno en la empresa corre a cago del tutor laboral, que recibe una formación previa a desempeñar tal cometido y durante su desarrollo a través de los centros del profesorado. En ellos se les proporciona, entre otras enseñanzas, criterios de evaluación. Están en permanente contacto con los docentes del instituto que imparten las materias transversales, los cuales ejercen de intermediarios entre el centro educativo y el de trabajo. Para facilitar el trabajo del tutor laboral, el departamento de Informática del Cristóbal de Monroy ha diseñado una aplicación sobre evaluación para estos profesionales.
Una diferencia con las empresas alemanas concierne a los responsables de dicha labor, que en en el país germánico desempeña personal con ese trabajo en exclusivo. Es tal la importancia que se le otorga a la formación de los futuros empleados, a la nueva cantera, que no se compagina con otro cometido. Algo que aún no ocurre en los centros de trabajo sevillanos, donde este cometido formativo recae, en el caso del sector del transporte, en el jefe de tráfico.
Esta figura, según Manuel García, es "clave" para dicha actividad, pues de su trabajo depende en gran medida el éxito o fracaso de una empresa. La creación de este ciclo de FP y la apuesta por el modelo alemán responde, de alguna manera, a "una necesidad histórica", pues está pensado para cubrir este puesto de "máxima responsabilidad". "A este cargo no se accedía con ninguna titulación anterior, sino con años de experiencia, pero la FP Dual alemana sí responde a sus exigencias, pues implica un conocimiento real y cercano de la actividad empresarial", refiere el representante de Fatrans, quien abunda que al tratarse de un ciclo de grado superior habilita al titulado a ocupar un puesto directivo de tal índole.
En función del tamaño de una empresa (en el ámbito del transporte no suele haber de más de 10 empleados), el alumno puede pasar durante su periodo formativo por varios departamentos, pero su tutor laboral siempre será el mismo. Los últimos tres meses del ciclo, es decir, al final del tercer curso y en el tiempo correspondiente a la FCT tradicional, el estudiante viaja a Alemania para continuar sus prácticas en un centro de trabajo de aquel país. Ésta es otra de las grandes aportaciones de esta FP Dual, pues supone el conocimiento en primera persona de otra realidad laboral y un enriquecimiento personal del alumno.
Los estudiantes del IES Cristóbal de Monroy que cursan esta enseñanza proceden tanto de una FP de grado medio como del Bachillerato. Incluso de la universidad. Así sucede con Francisco Bono que, a sus 22 años, tras permanecer varios cursos en Ingeniería Informática, optó por este ciclo porque lo que aprendía en la enseñanza superior "no le motivaba y no avanzaba". La empresa de mensajería en la que realiza prácticas y aprende es MRW. Allí se encarga de recoger la mercancía en la plataforma, la divide por rutas y se la entrega a los mensajeros. Y todo ello, con un contrato. La única experiencia laboral previa había sido el trabajo de camarero. Se alegra de haber "cambiado a tiempo".
A su lado se encuentra Marina Romero, que con 18 años había estudiado un grado medio de Actividades Comerciales en el Cristóbal de Monroy. Tenía entonces de tutor a Javier Franco, quien la animó a seguir los estudios con la nueva FP Dual de Transportes. Lo que más satisfacción le produce es la experiencia laboral que logra en Gar y Cía, la empresa de logística integral donde desarrolla las prácticas. "Aprendo tanto de lo que hago como de lo que veo que hacen y escucho de los trabajadores de allí", refiere esta estudiante, que asegura tener "muchas posibilidades" de seguir allí de empleada cuando acabe el periodo formativo.
Quienes concluyen esta FP obtienen tres certificados: el que concede la Consejería de Educación, el de la empresa en la que ha trabajado y el de la patronal. Además, la titulación educativa tiene doble nacionalidad, la española y la alemana, lo que facilita la búsqueda de empleo en el país extranjero. Todas estas ventajas han generado un gran interés por parte del nuevo consejero de Educación, Manuel Alejandro Cardenete, quien en una reciente rueda de prensa ha apostado por impulsar este modelo de FP Dual, que contribuye a reducir de forma notable los altos índices de paro juvenil que sufre Andalucía. Varios institutos se han interesado ya por desarrollar esta interesante iniciativa. La nueva ley estatal de FP contempla y aboga por desarrollar este formato pionero.
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