Estudiantes: La odisea de encontrar el mejor alquiler en Sevilla

Los pisos en zonas universitarias son los más solicitados Los precios rondan los mil euros para cuatro personas.

Una universitaria con su ordenador en una de las zonas comunes de un piso compartido.
Una universitaria con su ordenador en una de las zonas comunes de un piso compartido.
Cristina Cueto

01 de septiembre 2014 - 05:03

Septiembre es ese periodo en el que todo comienza de nuevo. Esta etapa se caracteriza por los inevitables retornos a la cotidianeidad. Para los estudiantes que inician o continuan sus carreras, este mes es un ciclo que empieza con la matriculación y selección de asignaturas y termina con la búsqueda del que será un segundo hogar durante el año lectivo.

Los principales criterios por los que se guían los jóvenes para elegir un piso u otro son la proximidad a las facultades, los precios y el estado del mobiliario. Las zonas universitarias, como Reina Mercedes, Viapol o la Macarena, son las más demandadas. Los precios en ellas rondan los mil euros mensuales en inmuebles para cuatro personas.

El último informe realizado por el portal www.idealista.com apunta que el precio medio actual en este año por una habitación en un apartamento compartido es de 233 euros. Esta cantidad ha disminuido con respecto al mismo periodo en 2013, cuando alcanzó los 240 euros. Las viviendas que se alejan de los campus suelen ser más baratas. En el precio se incluyen los gastos de agua y comunidad, excluyendo internet, luz y gas .

"Lo principal es que la casa se encuentre cerca de una parada de transporte público, que el precio sea razonable y que el mobiliario de las zonas comunes se encuentre en buen estado". Éstos son los requisitos que Alejandra Reyes, recién graduada en Periodismo, ha establecido durante los cuatro años de carrera para habitar una vivienda. Esta joven astigitana señala que, en su primer año de carrera, se planteó la idea de vivir en residencia por "la comodidad de que te hagan de comer y limpien tu cuarto, además de que sirve para conocer a mucha gente. Finalmente optamos por el alquiler porque queríamos ser independientes y aprender a administrar nuestras labores domésticas para ser autosuficientes sin ninguna ayuda".

Vivir en una residencia durante el primer año universitario es una de las opciones más solicitadas por los estudiantes que llegan a la capital andaluza. Éste es el caso de Antonio Tapia, estudiante jerezano de Biología. Durante los dos cursos que ha realizado en Sevilla, ha vivido en una de estas instituciones y ha compartido piso: "En primero elegí una residencia de la Junta para adaptarme a la ciudad y por la comodidad de no tener que realizar tareas del hogar. Sin embargo, opté por vivir con tres compañeros en segundo para conseguir una mayor independencia y estar más a mi aire". Este año que entra ha decidido alquilar una habitación en la zona de Reina Mercedes por la proximidad a su facultad, hecho que resulta importante porque considera que es más cómodo que usar el transporte público. "Las zonas por donde salen los jóvenes están un poco lejos de nuestra casa, pero no nos importa", señala Tapia.

Los carteles y anuncios que decoran estos días los tablones, árboles y paredes de los campus universitarios siguen siendo los métodos publicitarios más eficaces a pesar de que pueden parecer arcaicos. La estudiante de Derecho Paula Rodríguez, natural de la localidad gaditana de Ubrique, cuenta que "cada vez que mis compañeras y yo hemos encontrado vivienda ha sido a base de mirar carteles por las zonas que más nos interesan. Aunque echemos un vistazo a las páginas web y a las fotos, a la hora de la verdad casi todo el mundo sale a la calle para buscar piso y poca gente lo hace por la red".

Esta afirmación es secundada por Amelia Mojarro, dueña de un piso en alquiler en la zona trianera de El Tardón, que se sirve de carteles en el balcón para llamar la atención de los posibles inquilinos. Por décimo año, arrienda una vivienda a universitarios. Mojarro apunta que "los jóvenes no suelen ser muy exigentes y hemos tenido muchas experiencias buenas, pero también dan problemas con los vecinos a causa del exceso de ruido o dejan numerosos desperfectos en el mobiliario". La propietaria explica que la ventaja de alojar a estudiantes es que sus periodos de estancias son de un curso académico. Señala que, si "los jóvenes se han comportado mal, tienes la seguridad de que no van a volver si no quieres". A pesar de todo, Mojarro aclara que intenta no desentenderse, como muchos caseros hacen, y da solución a los problemas que surjan lo antes posibl e.

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