Estación del Prado última parada
Transporte El futuro de un edificio histórico
El Ayuntamiento ha iniciado los trámites para suspender la actividad · Prevé reconvertir el recinto para autobuses turísticos y trasladar las líneas actuales a Plaza de Armas
La estación de autobuses del Prado de San Sebastián vive sus horas más bajas. La junta de gobierno del Ayuntamiento acordó ayer emprender los trámites administrativos necesarios para la suspensión de los servicios. Un cierre que llega tras 71 años de servicio. Hasta este enclave, que muchos usuarios consideran vital, llegan autobuses de diferentes municipios de la provincia, como Écija, Morón, Alcalá, Estepa o Marchena, además de rutas procedentes de localidades de Cádiz, Córdoba, Málaga, Extremadura o Lisboa y Oporto. El Ayuntamiento quiere que a partir del próximo años sean otros autobuses, los turísticos, los que ocupen los andenes del Prado. La mayoría de los pasajeros están en contra de esta reconversión. También los trabajadores y conductores.
El portavoz del gobierno municipal, Francisco Pérez, aseguró que los trámites que ahora comienzan van encaminados a transformar la estación del Prado de San Sebastián "en una estación de autobuses turísticos". Los trabajadores municipales que prestan servicio allí serán "reasignados"; mientras que las rutas afectadas por esta decisión serán trasladadas a la estación de autobuses de Plaza de Armas, gestionada por el Consorcio Metropolitano de Transportes del Área de Sevilla, que quedaría como la única para autocares de línea de la ciudad.
Marisa Álvarez es la jefa de estación. Lleva 23 años en el Prado y, por supuesto, está en contra de la reconversión. "Nos parece muy mal, para los usuarios y para nosotros. Primero nos sacaron la mitad de las líneas. Luego las naves para el Metrocentro nos dejaron sin 24 andenes, y ahora el cierre". Los trabajadores reunieron 6.000 firmas para protestar y muchos de los ayuntamientos de procedencia o destino de los autobuses también mostraron su rechazo a la clausura. Antonio Blanco, oficial de tráfico, añade el colapso que sufrirá Plaza de Armas y el perjuicio para muchos pasajeros: "Esta estación es mucho más céntrica. A Plaza de Armas se echa media hora más y eso influirá en el precio del billete. Aquí paran todos los autobuses urbanos, el Metro y el Metrocentro. Allí sólo el C-3 y el C-4. La mayoría viene hasta aquí para ir a los hospitales o a la universidad".
Los conductores opinan prácticamente igual. "Aquello va a ser un colapso total", explica Eduardo Ortega. "A la mayoría de viajeros le viene el Prado mucho mejor por las combinaciones", añade Joaquín Lara. Ambos argumentan que la otra estación ya no tiene sitio y que este cambio obligará a echar fuera las líneas de cercanías.
Alicia Rico, empleada del bar que hay dentro de la estación, constata la decadencia que atraviesa el recinto y, a priori, no está ni a favor ni en contra de la reconversión que propone el Ayuntamiento: "Hasta que se haga nos sabremos si es bueno o malo". Entre los usuarios, la gran mayoría esgrime que les viene peor Plaza de Armas por la lejanía del centro o de las universidades. María Eugenia, una señora que espera para ir a Montellano, ve malo el cambio. Antonio, un estudiante que va a su casa a Jerez cada fin de semana, lo ve bien.
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