Espadas activa su campaña con la confianza de sumar votos de fuera del PSOE
Elecciones municipales
El alcaldable del PSOE confirma la motivación de la militancia y presenta un programa para empujar hacia la “transformación social” pendiente
A Juan Espadas le gusta Dire Straits y Money for nothing, música con la que arrancó anoche su tercera carrera a la Alcaldía de Sevilla. Es una anécdota del acto –fresco, con otro formato y aires de guateque– en el que presentó el programa con el que pretende revalidar su condición de alcalde y poder culminar los planes con los que hace cuatro años llegó a la Plaza Nueva. Un detalle que muestra a un candidato muy distinto al que asumió hace ocho años el reto de mantener el que es el principal ayuntamiento socialista de España. Suelto y con humor, con tablas, seguro, confiado y moderado en sus planteamientos, a pesar del ambiente festivo propio de barra libre de boda que precedió a un acto de partido cargado de símbolos y detalles repartidos por el escenario que dan para otro capítulo.
Los símbolos de su mandato
Las tablas de La Fundición se llenaron de símbolos. No sólo el lema de la campaña y sus colores, también había objetos que definen a la persona y la gestión del alcaldable: una bici, símbolo de la Sevilla verde y sostenible. Y también un bodegón con estética de 'coworking' que contenía los siguientes elementos: una taza de Curro, referencia a la Expo, el momento histórico más esplendoroso de la Sevilla moderna; un libro, La Catedral del Mar que la madre de un niño con discapacidad le regaló; una agenda Moleskine y un iPad, instrumento de trabajo del alcalde; una foto que le regaló la familia de un niño seise con autógrafo incluido del niño y que tiene en su despacho; los periódicos del día; un libro de Memoria Histórica y plantas.
En la tarde-noche de convivencia de la militancia en la sala La Fundición, el teatro de la Casa de la Moneda, no ocultaron el entusiasmo. Ni fue necesaria la sesión coach para reforzar la autoestima de un equipo que aspira a seguir gobernando. Espadas fue presentado por Raquel Domínguez, una atleta sevillana con diversidad funcional que colecciona ya títulos de campeona de España, Europa y del mundo en distintas disciplinas y que no entiende de límites ni en el deporte ni en la vida, en la que confiesa que conecta muy bien con las ideas del alcaldable. Gratificante fue su lección de superación en la que fue haciendo paralelismos con la carrera desarrollada por Espadas “y los eslabones de su equipo” que hace ocho años apenas se conocía entres sí y tuvo que aprender a convivir y hoy es una cadena engrasada, según el socialista.
El candidato del PSOE tomó la palabra happy, como reza la canción de Pharrell Williams con la que saltó al escenario para activar su campaña. Convencido de que ya tiene un camino recorrido y confiado en que no sólo la militancia responderá ante el llamamiento a las urnas del 26 de mayo, sino que también recibirá el apoyo de votantes de otros partidos. Con otra estética, otro lenguaje y alguna distancia, el mensaje recordó en algunos flashes al voto prestado que aupó a Juan Ignacio Zoido a la Alcaldía en 2011 y al lema de que nada es imposible... “Se quiere, se puede y se sabe”, es el eslogan que utilizó el socialista.
'Tú & yo amamos Sevilla', un lema no apto para tristes
Una versión sevillana y colorista del corazón con el que Pedro Sánchez ha reivindicado ‘La España que queremos’. La Sevilla que quiere Espadas y que anima a sonreír. El socialista quiere alejarse de los tristes y explicó ante el auditorio los detalles de un lema en el que el corazón se tiñe de colores del arcoíris, “puros, no tengamos otra maldad”. Son el rojo, la pasión con la que se identifican los socialistas; amarillo, como el sol y la luz que hace única a Sevilla; azul, como el agua del río, ese caudal de oportunidades que todavía la capital tiene por rentabilizar; y el verde, el color de un alcaldable bético que defiende una ciudad sostenible.
Espadas recordó que el libro que empezó a escribir hace ocho años, su programa de gobierno, que ha repasado estos días y con el que se encuentra satisfecho. No sólo glosó los logros, que no necesitó detallar en exceso ante el aforo de militantes. También reconoció sus errores. “Sevilla se ha convertido en referente, la hemos vuelto a colocar en el mapa, pero cambiaría ahora mismo cualquiera de esos éxitos [en alusión a citas como el congreso mundial de turismo, entre otros eventos internacionales, o los premios Goya] por haber conseguido tener otra realidad social en los tres barrios más pobres de España, que están en Sevilla”, aplausos del auditorio, ante el que reivindicó su “solvencia, honestidad y madurez en el gobierno”.
El candidato puso en valor una gestión que ha saneado las arcas públicas, con un urbanismo “moderno alejado de lo rancio”, con formas de afrontar los problemas “de un modo diferente”, y que considera bases para afrontar un siguiente mandato en el que el eje sea modernizar el Ayuntamiento y su maquinaria. Ésos son los retos de su programa que es una segunda parte de ese libro al que hizo antes referencia, insistiendo en que sus planes se diseñaron para un mandato de ocho años: “Estamos preparados, ahora sabemos hacer las cosas, tenemos que ejecutarlas y culminar la gran transformación de Sevilla”.
¿Cómo? El candidato asegura que lo que queda es muchísimo mejor y que logrará nuevos avances de la mano de un equipo combativo, valiente, con una experiencia probada. “Ya no somos MIR y ya sabemos donde hay que operar”, apuntó.
Verónica Pérez, la secretaria general del PSOE de Sevilla, calificó a Espadas de “alcalde milagro”“alcalde milagro”, en referencia a los logros conseguidos por un gobierno en minoría, “11 concejales frente a 20”. Aplaudió su talante conciliador, el diálogo con el que ha sabido atraer los apoyos del resto de las fuerzas”. Para evitar esta situación incómoda, no hay más milagros que las urnas, admitió también el alcalde que, sin perder el entusiasmo, se vino arriba para cerrar el acto augurando “unos resultados que ninguno de los presentes podría soñar”. Sonó Dire Straits y Espadas tocó la guitarra como en una fiesta de fin de curso, “con la tranquilidad de haber hecho bien los deberes y yendo con la cabeza muy alta porque nos hemos dejado la piel”.
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