“La mili tendría hoy un encaje muy difícil en un Ejército profesionalizado”

Entrevista con José Rodríguez, teniente general jefe de la Fuerza Terrestre

No lleva ni un mes en el principal despacho del histórico edificio de Capitanía General, desde donde se preparan las misiones internacionales que España asume por todo el planeta

José Rodríguez, teniente general jefe de la Fuerza Terrestre / Belén Vargas

Sevilla/En la galería alta del edificio de Capitanía, arquitectura preciosa de la Sevilla del 29 desconocida para la inmensa mayoría de los sevillanos, se exponen los retratos de los capitanes generales, los jefes de la Región Militar Sur y los jefes de la Fuerza Terrestre. Su contemplación es un repaso de buena parte de la historia de la ciudad y de la evolución de la propia estructura del Ejército. Hay nuevo alto mando en la Casa desde hace muy pocos días. Tan pocos que el retrato del anterior jefe de la Fuerza Terrestre, Juan Gómez de Salazar, no ha sido todavía colocado. José Rodríguez García es para los sevillanos el nuevo capitán general. Trabaja con uniforme de campaña. Tiene la agenda repleta y exhibe una sencillez amable, fraterna y servicial. No renuncia al honor de un destino de su carrera muy particular: “Soy devoto de la Buena Muerte porque he servido en la Legión. Sí, me sigo considerando legionario”. Le encanta la arquitectura de Aníbal González, da muestras de tener una memoria muy fresca para recordar ciertos encuentros y personas, y le ha tomado el pulso a la ciudad en muy pocos meses: “Llámame Pepe”.

–Preséntese usted mismo a los sevillanos. ¿Quién es? ¿Dónde nació? Háblenos de su familia, cómo fue criado, sus estudios.

–Nací en Madrid en 1959 en el seno de una familia humilde y numerosa. Éramos cinco hermanos más mi primo. Me crié en las virtudes cristianas. Al terminar el COU, me presenté a la Academia Militar. Todos los estudios los hice en Madrid. No tengo antecedentes de militares en la familia. Estoy casado y tenemos tres hijos. Y después de muchos años de servicio me encuentro al frente de esta Fuerza Terrestre.

–¿Cómo surge entonces la vocación militar?

–A mi padre le gustaba mucho la milicia, aunque no tenía nada que ver con ella. Le gustaba la Historia de España y, por supuesto, los valores cristianos y militares, especialmente el honor, la disciplina, el espíritu de sacrificio, el amor a España. En ese contexto surge mi vocación.

El teniente general, durante un momento de la entrevista / Belén Vargas

–El Jefe de la Fuerza Terrestre, directamente dependiente del Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), ostenta el mando del 70% de las Unidades del Ejército de Tierra, las unidades de combate y de apoyo al combate, distribuidas a lo largo y ancho de todo el territorio nacional. ¿Los sevillanos son conscientes de todo lo que se cuece en este histórico edificio?

–Quizás no del todo, pero cada vez más. En algunos casos se sigue pensando en este cuartel general como la antigua Capitanía, cuando teníamos una estructura regional. Creo que poco a poco, con la labor de comunicación que se viene haciendo en este cuartel general desde hace tiempo, los sevillanos son más conscientes que desde aquí se dirige la preparación y la generación de todos los contingentes que operan en el extranjero en misiones de la OTAN, la Unión Europea o de coaliciones internacionales en las que, en general, tenemos desplegados ahora mismo más de 1.600 personas.

–Hágame un resumen de las operaciones que se están coordinando desde Sevilla.

–Se hace la preparación de todas las fuerzas que están en Irak, en Líbano, en Mali, en Letonia, en Turquía, en tiempos en Afganistán cuando ha sido necesario, así como seguridad cooperativa en algunos países del Norte de África. No olvidemos que el Sahel es nuestra frontera avanzada. Todo lo que manda España como fuerzas conjuntas o fuerzas específicas a operar en misiones de distinto tipo, la responsabilidad de que esos hombres y mujeres estén en las mejores condiciones es de este cuartel general. Una vez enviados, y aunque la responsabilidad de su empleo es ya del Mando de Operaciones del Estado Mayor de la Defensa, realizamos un permanente seguimiento de la operación para alimentar la preparación de sucesivos contingentes con las lecciones aprendidas.

El teniente general, en la Plaza de España / Belén Vargas

–¿Cómo ha sido la evolución del Ejército que conoció de joven hasta hoy?

–Ha cambiado mucho y para bien. Salí de la Academia de teniente en 1982. El Ejército era todavía de reemplazo, aunque fui a una unidad en la que la tropa era profesional al empezar en el Tercio de la Legión en Melilla. Y allí eran ya profesionales. La evolución general del Ejército ha sido tremenda. Una evolución marcada por la propia evolución de la sociedad española, el ingresa de España en la OTAN, en la Unión Europea... Sin perjuicio de la reducción que ha habido en cuanto a cantidades, el Ejército que tenemos hoy está más preparado, tiene más experiencia internacional, está muy capacitado y a las pruebas me remito. Es un Ejército que siempre que va a participar en operaciones sale exitoso, con resultados extraordinarios, ganándose la consideración y el reconocimiento tanto de organizaciones internacionales como de la población apoyada. Un reconocimiento del que no gozan siempre otros ejércitos de otras naciones.

Esto se debe a la preparación y también a la personalidad del propio español como tal, que mantiene su principio de independencia y empatiza perfectamente con los problemas de la población con la que trata.

El teniente general en su despacho / Belén Vargas

–¿Cuáles son las necesidades más urgentes del Ejército de hoy?

–El Ejército está integrado en un proyecto muy ilusionante que es el denominado Fuerza 2035. Se pretende identificar qué tipo de unidades que va a necesitar el Ejército de Tierra en ese horizonte. Todo esto se enfoca en el contexto de desarrollo tecnológico que está inmersa la propia sociedad con carácter general. Se pretende disponer de brigadas con alta capacidad tecnológica con inteligencia artificial, big-data, etcétera, aplicados a nuestros sistemas de armas. La unidad base para todo esto es la brigada experimental, que es un concepto de brigada integrado, en el que hay un elemento fundamental en cuanto a materiales que es el vehículo dragón, el 8x8, y un nuevo sistema de radio de combate. Todo esto sin perder de vista que el combatiente es el centro de gravedad de todo el Ejército de Tierra desde el punto de vista de la eficacia. Se pretende que con estos avances tecnológicos, con esta organización, y formando permanentemente líderes, estemos cada vez más preparados y más motivados para cumplir las misiones que se nos encomienden.

En la galería alta del edificio de Capitanía General / Belén Vargas

–Hábleme de los valores del Ejército en la sociedad actual. ¿Son aplicables?

–Ha habido quizás un cierto freno o descuido en la aplicación de algunos valores o así lo hemos podido percibir, pero lo cierto es que para mi los valores siguen vigentes. Tenemos la suerte de formar parte de una institución donde se nos forma en una serie de valores, como son el honor, la lealtad, el sacrificio, el amor a la patria, que nos da una fortaleza para dar incluso la vida por la patria, por un ideal tan importante como es la patria. Yo particularmente creo que los valores que vivimos a diario en las Fuerzas Armadas son perfectamente trasladables a la sociedad. Y de hecho creo que en la sociedad se viven, pero los llama de otra forma o están en situación de letargo. Pero quiero pensar que son valores permanentes. Para cualquier empresa hablar de lealtad, disciplina, entrega o implicación es siempre positivo. No solo para los militares.

–Después de los 45 años, los miembros de la tropa profesional se quedan sin oficio. ¿Qué se les podría ofrecer? Hay partidos que incluyen promesas específicas.

–He estado mucho tiempo trabajando en temas de personal. He tenido destino hasta hace relativamente poco en la dirección de personal. La ley dice claramente lo que dice y hay que cumplirla. El modelo de personal de nuestro Ejército está ajustado a ella y las necesidades operativas del mismo. Ahora bien, creo que se puede aprovechar muy mucho un recurso formado que se ha dedicado al servicio a la patria y que es bueno capacitarle para que luego tenga salida probablemente en la propia Administración en sus diferentes niveles. Ya se están haciendo cosas. Desde el Ministerio de Defensa se ha establecido un sistema para potenciar el acceso a puestos en la Administración General, en la local, se han establecido acuerdos con asociaciones empresariales, etcéteras. Se trata de personas a las que tener en cuenta, que empiezan habitualmente a prestar su servicio con 18 años en muchos casos. El servicio a la patria durante tantos años es un valor meritorio de cara a otros puestos. Son personas que se han formado en valores, en una organización jerarquizada, con un compromiso, una disponibilidad...

En la Plaza de España / Belén Vargas

–¿Por qué es tan corta la carrera de un militar? ¿O es una percepción errónea?

–Como llevo más de 40 años... Desde luego es una carrera intensa. Y después ya depende de cada caso. Estamos sometidos a la ley. Dependiendo de tipos de servicio y de edades se nos hace pasar administrativamente a distintas situaciones, en reserva y luego retiro, al igual que otros funcionarios del Estado. Sin perjuicio del tiempo que uno sirva, la intensidad de esta vocación es muy importante.

–En su discurso de toma de posesión se refirió al orgullo que sintió por el apoyo de Sevilla en la celebración del día de las Fuerzas Armadas el pasado junio. ¿Sería posible vivir una jornada así en Barcelona?

–Fue un día maravilloso en Sevilla. Yo, a pesar de todo, soy optimista por naturaleza. Sin dejar de estar con los pies en el suelo, creo que ese es el camino de cualquier sociedad. No veo por qué no, no sé lo que tardará, no sé... pero debe ser el objetivo en los tiempos que corren. Cualquier evento nacional, se celebre donde se celebre, debe contar con el orgullo y la satisfacción de todo el personal militar y no militar.

–¿Echa en falta el servicio militar obligatorio, la popularmente conocida como mili?

–Es un debate recurrente, pero a fecha de hoy sería muy complejo su reinstauración. Sé que se habla mucho de este tema, que hay diversas tendencias, que hay algún país que se plantea su recuperación... Lo que pasa es que, siendo realista, sería difícil su encaje en un Ejército profesionalizado como el nuestro. Se han buscado otras soluciones mediante el reservismo para que la cultura de defensa y el derecho que tiene cada uno a participar en la defensa de su país se vea de verdad satisfecho. La mili fue en su momento un elemento de cohesión importantísimo. Sirvió como instrumento incluso de formación docente. Recuerdo cuando algunos de nuestros soldados aprendían lo que no habían podido aprender en sus pueblos de origen. Pero hoy en día es difícil de encajar en nuestro modelo.

–¿El Ejército profesional es la garantía de un Ejército despolitizado?

–El Ejército siempre está despolitizado. Nuestra neutralidad política está reflejada en distintas normas. Hay que perder la antigua visión de un Ejército intervencionista. El Ejército es profesional porque se prepara todos los días para combatir en las mejores condiciones, porque tiene gente preparada, hombres y mujeres tremendamente comprometidos y disponibles. El Ejército actual es consciente de que existe una estupenda Constitución de la que emanan muchos valores. El Ejército está al servicio de España.

–¿España vive un momento delicado? ¿Está usted preocupado?

–Cualquier español tiene que estar preocupado. Las situaciones que vivimos en España por distintos motivos nos dan que pensar. Pero vuelvo a insistir en el optimismo. Si se ponen los medios, y los que son responsables de poner los medios efectivamente los ponen, debemos llegar a una situación en la que seguir avanzando, progresando y mejorando el Estado del Bienestar.

–¿Cómo es su relación con una ciudad que le sigue teniendo por capitán general?

–Mi relación con Sevilla es muy buena. Llegué como adjunto en marzo. Desde el principio he tenido la suerte de relacionarme con muchos sectores de las sociedad sevillana gracias a la Cátedra General Castaños, a aprovechar las oportunidades y vivencias de la Semana Santa y la Feria, a la semana de las Fuerzas Armadas... Sólo he percibido amor por el Ejército y a esta Capitanía que Sevilla tiene por su Capitanía.

¿Dónde le sorprendieron tres hitos? La llegada del hombre a la luna, el 23-F y el atentado de las Torres Gemelas

"La llegada del hombre a la luna me pilló en un pueblo de Galicia que se llama Verín. Mi familia paterna es de Asturianos, un pueblo cercano a Puebla de Sanabria (Zamora) donde veraneábamos todos los años y desde donde con frecuencia hacíamos excursiones a zonas cercanas. Casualmente estábamos en Verín. Me sorprendió muchísimo aquel acontecimiento. El 23-F estaba de alférez cadete en la Academia de Zaragoza. Y el atentado del 11 de septiembre no hacía ni un año que había vuelto de Argentina de un curso de Estado Mayor y ese triste suceso me pilló en Madrid”.

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