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Entrega de las medallas de Sevilla: una oda a la ciudad

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El Ayuntamiento ha entregado 30 medallas y los títulos de Hijo Predilecto y Adoptivo

Antonio Muñoz: "Volvamos a la faena de construir una Sevilla de valores"

Todos los galardonados con las Medallas de la Ciudad de Sevilla 2023

La entrega de las Medallas de Sevilla en imágenes / Juan Carlos Muñoz

"Las cosas buenas de la vida no se piden, se dan”. La frase es del cantante Kiko Veneno, minutos antes de ser reconocido con el título de Hijo Adoptivo de Sevilla. Con ella muestra el agradecimiento por esta distinción que se le entrega, junto a otros 32 reconocidos, en la gala del Día de San Fernando. Un acto al que acude el alcalde en funciones, Antonio Muñoz, quien hila muy fino durante su intervención. No quiere que la actualidad política de las últimas jornadas enturbie la gala. Y más aún después de la intervención del escritor Paco Robles, quien, en nombre de todos los distinguidos, realiza una auténtica oda a la ciudad.

El acto se celebra en el Auditorio de Fibes, con un público que sólo llena la mitad del aforo. Un espacio pensado para congresos multitudinarios y que resulta bastante desangelado para ceremonias con un poder de convocatoria relativo, como es el caso. A ello se une el efecto desubicador, al encontrarse alejado del centro histórico. En anteriores emplazamientos, como el Teatro Lope de Vega, la entrega de medallas lograba mayor arropamiento.

El cantante Kiko Veneno recibe el título de Hijo Adoptivo de Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

La gala viene precedida de declaraciones de varios premiados delante del photocall. Ademas de Kiko Veneno, se encuentran la Hija Predilecta de esta edición, la actriz Paz Vega, que luce un elegante vestido azul marino; el empresario Rosauro Varo; el escritor Paco Robles y la hostelera María Jesús Pérez, La Chari del Bar Kiko, uno de los pocos establecimientos de comida casera, tradicional y de precio asequible que quedan en el centro de la ciudad. Robles agradece a Antonio Muñoz este reconocimiento y admite no haberlo esperado. “Creía que me llamaban para darme un ‘cosqui’”, bromea.

En la resaca electoral

Foto de los distinguidos con las medallas y títulos junto a los representantes de la corporación municipal. / Juan Carlos Muñoz

Como se apuntó antes, el Día de San Fernando se celebra dos jornadas después de la cita con las urnas, que han dado mayoría simple al PP en el Ayuntamiento de Sevilla. El futuro alcalde de la ciudad, José Luis Sanz, no puede asistir al acto, al encontrarse en Madrid, en una junta directiva nacional del PP. Sí lo hacen integrantes de su candidatura, como Manuel Alés, Álvaro Pimentel y Juan de la Rosa.

Unos vienen y otros van. Y en mitad de este cruce de caminos, un acto por el día del rey conquistador al que la Feria usurpó –por voluntad política– su festivo. El hecho de que se trate de una jornada laboral también resta público a la convocatoria, que cuenta con la participación de la Banda Sinfónica Municipal. La gala se abre con la interpretación de la zarzuela La boda de Luis Alonso, de Jerónimo Giménez. Quien se encarga de detallar el nombre de la pieza musical y su autoría es Cristóbal Cervantes –un clásico ya en esta ceremonia–, que conduce el acto junto a Mabel Mata. Ambos se encargan de recordar el currículo de cada distinguido.

La actriz Paz Vega, Hija Predilecta de la ciudad. / Juan Carlos Muñoz

En el escenario se repite la escenografía de otros años. A un lado, apiñados, los hijos ilustres de la ciudad. En el otro, de forma más espaciosa, los representantes de la corporación municipal (siete en total). En el centro, una pantalla donde se proyectan imágenes de quienes reciben las medallas y los títulos. Cada nombre viene acompañado de un dibujo realizado por artistas locales en la Fábrica de Artillería, uno de los proyectos culturales que más se ha prestado a la confrontación política en la pasada campaña electoral.

A título póstumo

Primero se entregan las medallas y luegos los títulos. Hay dos distinciones póstumas. Una es la medalla a Emilio Gómez, catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Sevilla (US), que tantos avances logró en cirugía no invasiva y en la detección del Covid en superficies, en aquellos años marcados por la pandemia que ya se recuerdan como un mal sueño. La otra es el título de Hijo Adoptivo a José Elías, apodado en su momento como “el jardinero mayor de Sevilla”, tras una vida dedicada a cuidar y renovar los parques de la ciudad. Entre uno de sus logros, estuvo la introducción de un gran número de ejemplares de jacaranda, árbol que ha teñido de morado los cielos de este mayo que va buscando las tablas.

El empresario Rosauro Varo, tras recibir la medalla de Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

La gala supone un reconocimiento a personalidades que han destacado en los más diversos ámbitos: desde el mundo de la cultura y el periodismo al de la empresa y los deportes. En total, son 33 los distinguidos, 30 medallas y tres títulos. Una lista extensísima –a este paso no quedará ningún sevillano sin medalla– que alarga la ceremonia hasta las dos horas y media. Acaba a las tres de la tarde, con el rugir de tripas de los presentes. El acto provoca el aburrimiento en algunos momentos. La monotonía logran romperla los presentadores, las actuaciones musicales y los discursos de Paco Robles y Antonio Muñoz. Por anotar más condicionantes: la potencia del aire acondicionado provoca demasiado frío y el aseo queda lejos de la zona de butacas. Mientras se va y se vuelve al baño se entregan, al menos, tres medallas.

Las actuaciones vienen de la mano de Gabriel de la Tomasa, hijo de José de la Tomasa, cantaor flamenco distinguido con una medalla; y el guiarrista Andrés El Pájaro, quien aconseja –con su buena dosis de guasa– que las medallas vengan acompañadas de un jamón de bellota.

Una "diosa" llamada Sevilla

El escritor Paco Robles, con la medalla de la ciudad. / Juan Carlos Muñoz

El momento de mayor emoción se vive con el discurso de Paco Robles, una auténtica oda a Sevilla, a la que eleva a “diosa”. “Es la que nos une a todos. Da igual que hayamos venido desde arriba o desde abajo”, defiende el escritor, quien hace una breve incursión por su historia. “Aquí está el trío mágico: San Leandro, San Isidoro y San Fernando”, en referencia al escudo de la ciudad. Luego cita las distintas civilizaciones que han pasado por la vieja urbe (tartessos, romanos y árabes) para acabar con una relación de personajes vinculados a su devenir: Isabel la Católica, Cristóbal Colón, Magallanes, Velázquez, Bécquer y Cernuda (”el poeta más difícil”).

La voz del escritor se quiebra conforme avanza su discurso. La emoción se apodera de su garganta y de todos los presentes. “Ella son los barrios en los que bebimos las fuentes de la vida. Pasaremos y seguirá aquí. Es intangible e inabarcable. Es la diosa que se conoce como Sevilla”, reflexiona Robles.

El discurso de Muñoz

El alcalde en funciones, Antonio Muñoz, durante su discurso. / Juan Carlos Muñoz

El acto concluye con las palabras del alcalde en funciones. Muñoz comienza agradeciendo el trabajo de sus compañeros de corporación en el mandato que ya expira. A continuación, felicita “a los que, como resultado de las elecciones del pasado domingo, van a formar parte de la próxima corporación”. Un gesto que es respondido con aplausos de los presentes.

En su discurso glosa la figura y labor de todos los galardonados, como ejemplo de la Sevilla diversa, humana y con talento. Pasa muy de puntillas y de manera muy elegante por las elecciones del domingo. Con unas palabras que se prestan a miles de interpretaciones. “Acabamos de pasar una campaña electoral. Es bueno que tras la confrontación, que no es mala si no se embarra, sino que nos alimenta y nos da músculo crítico, volvamos a la faena de construir una Sevilla de valores, de igualdad, de diversidad, de ideas y de ambición por no dar a nadie ni a nada por perdido. Ellos [en referencia a los premiados] son un ejemplo. Además de gratitud, dejémonos contagiar por sus virtudes”, advierte el alcalde. Para terminar esta intervención –una de las últimas como regidor– hace uso de una cita de Antonio Machado: “Hay dos clases de hombre. Los que viven hablando de las virtudes y los que se limitan a tenerlas”. A este segundo grupo pertenecen los 33 distinguidos.

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