Un Pregón que aviva las ganas de Semana Santa

Las puertas de los bastidores del Teatro de la Maestranza eran un hervidero de amigos y familiares que aguardaban con impaciencia la salida del pregonero Enrique Casellas para proseguir con la ovación que iniciaron cuando finalizó su canto a Sevilla. Rozaban las dos de la tarde y el gran protagonista de la jornada reconocía, visiblemente emocionado y arropado por su mujer e hijos, que lo había "dado todo para otorgar a Sevilla lo que Sevilla me ha dado en estos meses y el regalo que ha puesto en mis manos. Ojalá lo haya conseguido y, desde luego, me he vaciado".

Días antes, el pregonero afirmó en una entrevista a este periódico que quería que la capital hispalense estuviera presente en su Pregón y así fue. Enrique Casellas dedicó diferentes pasajes a los barrios, al sentimiento que se crea en las calles periféricas al Casco Histórico y a la fe que germina desde la infancia: "La fe sencilla y de barrio es la que hace grande a la Semana Santa. Sin ese contenido emocional no sería igual", aseguró.

Precisamente estos puntos, el de llegar a todos los barrios y el mostrar cercanía con la ciudad, fueron los más repetidos entre los corrillos del almuerzo posterior en el Real Alcázar.

"El Pregón de Enrique ha sido clásico según el estilo de Sevilla, no se ha salido de los parámetros que cabía esperar en esta ciudad. Ha sido muy bello desde el punto de vista literario, abundante en metáforas y ha demostrado un conocimiento muy grande de la ciudad y de las Hermandades", reconoció monseñor Juan José Asenjo, arzobispo emérito de Sevilla.

Precisamente, José María Flores, hermano mayor de Los Gitanos, la cofradía del pregonero, no dudó en afirmar que los sevillanos "hemos tenido el honor de asistir a un Pregón sublime que ha llegado al corazón de todos. En nombre de mi Hermandad puedo decir que no lo olvidaremos jamás. Como ha dicho Enrique: cuando pasan Los Gitanos, entre la noche y el día".

Julio Cuesta, pregonero del año pasado, indicó que ayer se dio cuenta del "regalo que te hace Sevilla haciéndote su pregonero. El año pasado no era consciente y este lo he vivido con una emoción sincera. Enrique no podía dar otro Pregón, le ha salido Sevilla por los poros y ha narrado la Sevilla que ha vivido alrededor de la Semana Santa con una enorme cantidad de detalles, referencias y anécdotas".

El pregonero, que se hizo esperar, llegó casi las tres y media sin chaqué. Daba igual la tardanza. Después de varias fotos con familiares y amigos en el Patio de la Montería, sus seres queridos lo subieron a hombros, como si de un torero se tratara, para entrar a los salones entre aplausos por sevillanas y vítores.

Después del almuerzo, y coincidiendo con la hora del café, llegó el turno de los discursos. El primero que subió al atril fue el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías, Francisco Vélez, quien aseguró que el de Casellas "formará parte de la historia de los Pregones de esta ciudad. Me ha llegado al corazón. Ha tenido arte, ha tenido lírica, ha tenido mucho sentimiento y ha sido un texto realmente extraordinadrio". Después le llegó su turno al protagonista de la jornada, Enrique Casellas, quien volvió a dar "las gracias por el regalo que Sevilla me ha dado". Además, aprovechó la ocasión para recalcar el haberse sentido querido y abrazado por la capital hispalense.

Por su parte, el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz recalcó que la ovación final y el certero aplauso que el auditorio del Maestranza dedicó a Enrique Casellas sirve como "resumen de la matrícula de honor que Sevilla" le puede dar al pregonero de esta Semana Santa. "¿Hay alguien después de escuchar a Enrique que no tenga más ganas de Semana Santa?", apostilló Muñoz.

Por último, tomó la palabra el arzobispo de Sevilla, monseñor José Ángel Saiz, quien felicitó a Enrique Casellas y a su familia por el Pregón: "Ha sido bellísimo en cuanto a forma y el contenido se ha vehiculado a través de la poesía. Ha sido un canto a Sevilla, a las Hermandades y a la Semana Santa". Además, Monseñor puso énfasis en esa relación que se establece entre los sevillanos durante la Semana Grande de la capital hispalense, "un vínculo que va de parte a parte y de corazón a corazón".