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Encarnación vivía atemorizada en Palmete

Testigos presenciales de la muerte de la mujer explican que estaba sometida a continuas amenazas

Un hijo de seis años presenció los hechos y pidió ayuda

Fotografía reciente de Encarnación Barrero.
Noelia Márquez

26 de junio 2017 - 07:00

El asesinato de Encarnación Barrero, madre de cuatro hijos, a manos de su ex marido, Francisco, es la crónica de una muerte anunciada. Esta mujer de 39 años vivió atemorizada, hasta el último día de su vida, por las continuas amenazas de muerte y los malos tratos. "Hace unos días me comentó que iba a acudir, de nuevo, a los servicios sociales. Estaba atemorizada. Tenía orden de alejamiento e incluso el pasado viernes agentes policiales acudieron a su vivienda", explicó este domingo una vecina en Palmete.

La calma y la angustia contenida que sucede a una tragedia casi se podía respirar este domingo en las calles de este barrio ubicado en la periferia de la ciudad. En la primera mañana tras el crimen, los comentarios de los vecinos se repetían una y otra vez: "Vino decidido a matarla, a cumplir sus amenazas, de las que todos sabíamos ". Los que conocían a Encarnación se preguntan por qué esta mujer y sus hijos no habían sido trasladados, a tiempo, a una casa de acogida, alejados de Francisco. "La Justicia, la Policía, los Asuntos Sociales... todos conocían su situación". Los vecinos lamentan su muerte llenos de impotencia por no haber podido salvar su vida y critican un sistema asistencial que no dio respuesta a tiempo a la gran necesidad de Encarnación y de sus hijos. "Mi hija le hizo el boca a boca, cuando se desangraba, y la auxilió junto a otro vecino. Me repite: No he podido salvarla, mamá, no he podido salvarla", explica otra vecina de Palmete. Quienes fueron al auxilio de Encarnación trataron de taponar las heridas y de aportar aire a sus pulmones pero, tras recibir varias puñaladas, su situación era ya agonizante. "La ambulancia y la Policía tardaron 40 minutos en llegar", lamenta uno de los primeros que la auxilió. Los acontecimientos se sucedieron muy rápido en la tarde del sábado; pero los minutos se eternizaron para los vecinos que esperaban a los servicios de emergencias. En instantes decenas de llamadas al 112 alertaron de lo ocurrido.

El agresor se escondió tras un vehículo para acechar a su víctima y corrió hasta alcanzarla

Todo sucedió poco después de las cinco y media de la tarde, cuando prácticamente nadie deambulaba por las calles de Palmete, debido al intenso calor. El ex marido de Encarnación , F. R. T., se encontraba en ese momento escondido detrás de un coche acechando a su víctima, según explican testigos presenciales. "Ella se encontraba con su hijo pequeño, que lo vio todo, en casa de su prima María José", añaden conocidos de esta mujer. Una vecina trató de alertarla de la presencia de su ex pareja, al comprobar que estaba escondido, pero no le dio tiempo a reaccionar. Al abrir la puerta, Francisco se lanzó hacia ellas con un cuchillo decidido a apuñalar a su ex mujer. Su prima trató de protegerla y recibió la primera puñalada. "Se colocó en medio de ambos para defender a su prima", relata una vecina.

Un hijo de Encarnación y Francisco, junto a amigos y familiares en su casa.

En ese instante, Encarnación huyó. "Ella salió y comenzó a correr por la calle, con su hijo pequeño, pero él la siguió con el cuchillo decidido a matarla. Encarnación corrió hasta un garaje cercano donde trató de refugiarse, pero allí él la cogió y la apuñaló varias veces", detalló un testigo presencial. Un joven trabajador del taller trató de impedir el apuñalamiento, pero también recibió las amenazas de Francisco.

El pequeño de seis años, que presenció cómo su padre atacaba a su madre, salió del garaje para pedir auxilio. "¡Ayuda! ¡ayuda!", gritó el niño, mientras su madre yacía sobre un charco de sangre. "Pobre criatura. Es un trauma para toda la vida", comentaban en un corrillo de vecinas. "Por teléfono, desde el 112 me dijeron que taponara las heridas con las manos, pero les dije: ¡si sólo tengo dos manos!. Tenía muchas heridas y sangraban", precisó el vecino que trató de auxiliar a la víctima.

Los que residen en Palmete sentían este domingo la necesidad de relatar lo que ocurrió la tarde del pasado sábado: "Tiene que saberse; tienen que proteger a las mujeres amenazadas de muerte. Esto no debería haber pasado. Estaba amenazada desde hace años. No ha parado hasta que ha cumplido su amenaza", comentaban ayer a pocos pasos del escenario del crimen. Tras apuñalar repetidamente a su ex mujer -unos dicen que cinco o seis veces y otros hablan de hasta quince puñaladas- Francisco huyó del lugar de los hechos, el garaje ubicado en el número 30 de la calle Juventud, a pocos pasos de la vivienda de Encarnación.

La puerta del garaje donde ocurrieron los hechos.

Los testigos explicaron que salió corriendo hacia un parque cercano donde robó una bicicleta a un niño de diez años tras amenazarle con el mismo cuchillo con el que acababa de atacar a Encarnación. Se quitó la ropa que llevaba puesta para jugar al despiste y huyó.

La Policía ordenó la búsqueda y captura del agresor, pero horas después, Francisco se entregó por propia voluntad a los agentes en la Comisaría de Nervión. Con 54 años y con varios antecedentes penales, Francisco permanece desde la tarde del pasado sábado en dependencias policiales y previsiblemente pasará a disposición judicial en los próximos días. "Este individuo se dedicaba a recoger chatarra y a venderla. Amenazaba y maltrataba a su mujer y a sus hijos desde hace años", explican quienes lo conocen. "Por aquí lo hemos visto varias veces con un cuchillo. Ha cumplido su amenaza", añaden.

Tras una primera asistencia del equipo de emergencias Encarnación fue trasladada a las Urgencias del Hospital Virgen del Rocío. Poco después, fuentes oficiales del complejo hospitalario confirmaron su muerte. Agentes de la Policía Nacional acudieron este domingo, de nuevo, al lugar de los hechos para tomar declaración a testigos presenciales.

La prima de la víctima mortal, María José, que también resultó herida de arma blanca, fue estabilizada por los sanitarios de emergencias. "Me dijeron que taponara la herida con un paño. Los profesionales del 061 comprobaron que la herida no era profunda, pero era de tres dedos", explicó Milagros, vecina que auxilió a esta mujer. "María José, en el suelo, no paraba de preguntar por su prima. ¿Y mi prima? ¿Cómo está mi prima?, decía malherida", añadió Milagros. Su prima yacía a pocos metros. María José fue trasladada al Hospital Virgen Macarena, donde tuvo que ser intervenida quirúrgicamente en la noche del sábado, sin que se tema por su vida. Este domingo permanecía ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos.

La madre de Encarnación y su pequeño de seis años requirieron atención psicológica por un cuadro de estrés postraumático y ansiedad. Una hija de 21 años, que se trasladó al hospital para acompañar a su madre, también requirió asistencia. En el escenario del crimen una mancha sobre la calzada delata el lugar donde Encarnación quedó acorralada por su verdugo. A pocos pasos, dos de sus hijos y familiares permanecían este domingo por la mañana en la puerta de su casa. "Si mi padre hubiera vuelto, lo habrían matado por lo que ha hecho", comentó un hijo del matrimonio. Dolor y rabia contenida en Palmete.

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