Emoción contenida en el adiós a Manuel Prado y Colón de Carvajal
La Casa Real y el Senado, cámara a la que perteneció entre 1977 y 1979, enviaron sendas coronas a un cortejo marcado por los reconocimientos personales al empresario fallecido y el vacío institucional
El siglo XIX que se mide en hectáreas y arrobas y el siglo XXI que cotiza en megas y en arrobas cibernéticas, el campo y la sociedad de la información hermanados para despedir a un hombre fundamental en el siglo XX de este país. La transición de la fanega a la fibra óptica, de una sociedad virtuosa a otra virtual.
Después del funeral oficiado en una de las capillas del Tanatorio de la SE-30, el cortejo fúnebre acompañó los restos de Manuel Prado y Colón de Carvajal hasta el cementerio de San Fernando. En primer término, Celia García Corona, acompañada por Álvaro, el mayor de los hijos de su matrimonio con el empresario, y de Marta Loscertales, hija de su primer matrimonio. Detrás, Manuel, Borja y Teresa, los hijos que Prado y Colón de Carvajal tuvo con Paloma Eulate. Sobriedad y emoción en una ceremonia discreta precedida por el funeral que ofició el padre de los Legionarios de Cristo.
Lo que más impresiona de la muerte es que la vida sigue igual. Había bodas en la Macarena, las colas dominicales en los calentitos. El campo, con todo lo que esto significa en Andalucía, estaba presente con Curro Romero, Rafael Peralta o Álvaro Domecq, amigo personal a quien el empresario fallecido le compró la ganadería de toros bravos Guadalés. La suya, Torrealta, se la pasó a su hijo Borja, presidente de Endesa desde el mes de mayo.
"Sevilla no se ha portado bien con este hombre", dice Miguel Gallego, que fue vicepresidente del Club de Enganches cuando lo presidió Manuel Prado. "Cualquier empresario puede tener problemas con la Justicia, un papel te puede enredar". Toreros, rejoneadores, banderilleros y aficionados despedían al ganadero. "Ante todo era una buena persona", dice Eduardo Canorea visiblemente emocionado. El empresario de la Maestranza tuvo mucha relación con él. "Siempre tenía planes de futuro. Uno de ellos, irnos a cazar a África. Nos iremos en la otra vida. Siempre quedarán algunos elefantes sueltos". Canorea recuerda las monterías en su compañía. "Nada más llegar al puesto de caza lo primero que decía era Viva España y Viva el Rey".
Una corona enviada por Sus Majestades los Reyes iba en el lateral de uno de los dos coches fúnebres que participaron en el cortejo. Detrás, una corona del presidente del Senado, ya que Prado fue senador por designación real entre 1977 y 1979, compartiendo escaño con Camilo José Cela.
Al funeral asistieron el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, amigo personal de Borja Prado, y el ex presidente madridista Vicente Boluda. Pérez departió con el empresario Pedro Antonio Martín y con el ex ministro de Agricultura Miguel Arias Cañete. Juan Ignacio Zoido, portavoz del PP y diputado autonómico, fue el único representante del Ayuntamiento actual. A las Corporaciones anteriores las representó Enriqueta Vila. "Era un caballero de los pies a la cabeza", dice la americanista sobre tan americano personaje. "Cuando era delegada de Cultura, Alejandro Rojas-Marcos lo nombró alcaide del Alcázar. Tuvimos mucha relación porque el año de la Expo los Reyes venían cada dos por tres al Alcázar".
Acudieron los toreros Eduardo Dávila Miura y Martín Pareja Obregón, el humorista César Cadaval, el empresario Jaime Ybarra y muchos amigos de Prado y su familia, como Ana Abascal y Enrique Moreno de la Cova.
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