Embarcados en una nueva gesta
La tripulación, de 40 marineros, vivirá en condiciones similares a las del siglo XVII
Ni televisión, ni videoconsolas, ni ordenador portátil. Los tripulantes del galeón Andalucía vivirán durante tres meses a bordo de la nave que representará a España en la Exposición Universal de Shanghai con limitaciones similares con las que lo hicieron los marineros del siglo XVII. "Una linterna, una navaja y poco más" son los utensilios, cuenta Alfonso Pérez, contramaestre del palo mesana y palo bauprés del galeón, que los cuarenta protagonistas de esta gesta de la navegación portarán en sus maletas.
No puede ni debe olvidarse la ropa de trabajo, ya que casi todas las maniobras son manuales y las prendas de vestir sufren mucho. Aún más importante es llevar consigo una buena lectura. "Yo llevo bastantes novelas, aunque hay de todo, quien prefiere poesía o simplemente revistas. En tres meses da tiempo a muchas cosas, sobre todo, a pensar. Es una vida dura, te tiene que gustar mucho para poder disfrutarlo", dice Alfonso, cuya labor se centra en la administración, así como en coordinar las maniobras para que "todo salga bien, aquí no hay nada automático, así que hay que dirigir el barco durante las 24 horas del día".
Las propias características del galeón hacen que su navegación también sea peculiar. Desde el sistema de velas (cuadradas), que requieren de viento de popa para su avance, hasta sus dimensiones de unos 52 metros de eslora. El galeón Andalucía desplaza casi 600 toneladas, lleva diez cañones y puede navegar a unos siete nudos de velocidad con vientos de fuerza 3-4 gracias a los casi mil metros cuadrados de vela que lleva repartidas en sus tres palos.
Divididos en tres equipos que trabajan en turnos de 4 horas, todos los tripulantes tienen su cometido designado. El capitán es Antonio Gonzalo de la Cruz Fernández y el encargado de que sus órdenes se ejecuten el contramaestre mayor Pedro Garrido, auténticos lobos marinos y la voz de la experiencia en el navío. Por contra, para otros es la primera vez que se embarcan en un proyecto de estas dimensiones, tal es el caso de Jaime Alcántara, quien trabajó durante la construcción de la nave y "la ilusión" le hizo partícipe de esta hazaña.
Entre las curiosidades de la gesta se encuentra la alimentación. Como el galeón no cuenta con las tecnologías actuales de conservación de los alimentos, son los productos no perecederos los que más guarda su bodega. Bajo la cubierta castillo se encuentra la cocina. Una vez preparada la comida, toda la tripulación se sienta a la mesa, excepto los que estén de guardia.
Entre las diferencias que tiene este navío con los de siglos pasados se encuentra el hecho de que entre su tripulación haya mujeres. En el Andalucía van tres: Belén Hernández y María Muñoz, expertas en vela, y Esther García, investigadora de la Universidad de Huelva.
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