Elogios, réplicas y hasta silencios
Sin entrar en el debate o metiéndose de lleno. Las declaraciones de monseñor Asenjo sobre el carácter público de las hermandades y la falta de formación han tenido ya su respuesta en el mundo cofradiero. Las reacciones han sido de lo más variopintas. Desde las que secundan al pie de la letra sus palabras a las que cuestionan todas sus afirmaciones, pasando por aquéllas que, mostrando su acuerdo, matizan algunas declaraciones. También hay quien no opina al considerar que esta intervención sólo atañe a la corporación trianera. Cuestión de terceros o temor a transguedir las reglas de lo políticamente correcto.
Diario de Sevilla habló con cinco hermanos mayores que mostraron, en líneas generales, su comprensión con la decepción de monseñor Asenjo al no poder contar con una imagen sevillana para el vía crucis que presidirá el Papa en agosto de 2011 en Madrid. Antonio Piñero, hermano mayor de los Estudiantes, señaló que "es comprensible el descontento del arzobispo, pero los cofrades llevamos bastante tiempo al servicio de la Iglesia y fomentando la formación". Francisco Berjano, magistrado y hermano mayor de Vera-Cruz, muestra un claro apoyo a las declaraciones del prelado: "La justificación de las hermandades es su pertenencia a la Iglesia, de ahí que las imágenes estén para servirla y para obras de apostolado". El hermano mayor del Silencio, Antonio Rodríguez-Cordero, incide en que "hay una falta de eclesialidad si se solicita una imagen para que participe en un acto presidido por el Papa y se niega, puesto que somos Iglesia. Ahora bien -puntualiza- habría que conocer en qué circunstancias se planteó a los hermanos de la Esperanza de Triana esta propuesta, y si se insistió en que la imagen iba a presidir un culto". El psiquiatra Javier Criado, hermano mayor de Pasión, opina que "el arzobispo ha mostrado un profundo respeto a las hermandades al no querer imponer una decisión. Es un hombre intelectual y de profundas convicciones religiosas. En el aspecto humano es un ser muy afectivo y sentimental, de ahí que le haya dolido tanto esta decisión".
Criado subraya "la preocupación del prelado porque seamos un movimiento integrado en el apostolado seglar, lo que ocurre es que en ocasiones para entender las hermandades, que muchas veces requieren de una evidente mejoría, hace falta ser psiquiatra, estar loco o las dos cosas a la vez". Sólo el hermano mayor de la Soledad de San Lorenzo, José Manuel Albiac, se atreve a cuestionar levemente las afirmaciones del arzobispo: "Las hermandades somos asociaciones públicas de fieles, pero como las órdenes, también tenemos nuestra autonomía".
La crítica de Asenjo sobre la falta de formación en las hermandades es compartida también por algunas personas que mantienen un estrecho vínculo con el mundillo cofradiero. Uno de ellos es el ex hermano mayor de Santa Marta y actual presidente de la asociación de agencias de viajes de Sevilla, Antonio Távora. Es tajante en su opinión: "Es indiscutible. En las hermandades hace falta mucha formación. El arzobispo ha sido hasta demasiado prudente". El abogado José Joaquín Gómez, quien también fue hermano mayor de Santa Marta, muestra su preocupación por esta carencia y asegura que "lo primero que tendrían que plantearse los cofrades es si nos gusta jugar a los pasitos en Sevilla y no hacerlo en otra ciudad".
La definición de las hermandades como asociaciones públicas ha traído de nuevo a la palestra un debate que ya se originó hace 13 años al entrar en vigor la actual normativa diocesana. José León-Castro, catedrático y hermano mayor del Gran Poder de 2000 a 2004 señala que "el concepto de autonomía y la naturaleza pública o privada es algo muy delicado como para elevarlo a argumentación única y principal". León-Castro argumenta que "las hermandades son Iglesia, pero ni hablan en nombre de ella ni la promueven, sólo tratan de fomentar e incrementar el culto público. En este sentido, la dependencia no puede entenderse de modo radical, aunque desde luego sí el respeto y la sumisión a su doctrina y a la jerarquía. Si fueran públicas de un modo absoluto, habría bastado una orden de la autoridad eclesiástica, sin que ello, lejos de ser una cacicada, hubiera dejado de tener el bien espiritual como último fundamento".
En cuanto al déficit de eclesialidad denunciado por monseñor Asenjo asegura: "No estoy seguro de si es un déficit, aunque tal vez sí se trate de una deformación de este concepto de eclesialidad, al enviar una imagen que sólo en nuestra cultura y contexto alcanza su pleno sentido". Respecto a la ausencia de la capital andaluza en el "histórico vía crucis", según la expresión del propio Asenjo, León-Castro puntualiza que "Sevilla y su Iglesia no son sólo las hermandades, y mucho menos sus imágenes. Nos quejamos de saturación de religiosidad popular y hasta de fetichismo imaginero, y va a resultar que al final lo que interesa no es la caridad ni los cultos ni la formación, sino la presencia física de una imagen". También tiene palabras el catedrático de Derecho Civil para hablar sobre el cabildo celebrado en la Esperanza de Triana: "Seguramente no sea la fecha más brillante de su historia, pero en todo caso es prudente y así lo han querido sus hermanos como lo más oportuno y aconsejable. Tal vez hubieran podido hacer un esfuezo de generosidad, pero al fin y al cabo se trata de un patrimonio material de una hermandad, que, en ese aspecto, sólo se debe a su cabildo general".
Las declaraciones del prelado también han sido valoradas por el letrado Joaquín Moeckel, ex hermano mayor del Baratillo, quien recuerda que "tampoco me pareció brillante la venta por parte de la Iglesia del Palacio de San Telmo". Moeckel añade que "si quieren que las hermandades seamos miembros públicos de la Iglesia que nos financien". El abogado del Arenal asegura que "las hermandades han salvado a la ciudad de la helada espiritual que azota a Europa, que reflexione la Iglesia sobre esto".
Este periódico pidió su opinión a Manuel García García, hermano mayor de la Macarena, pero se encuentra aún convaleciente de una intervención quirúrgica, y a Enrique Esquivias, hermano mayor del Gran Poder, que declinó pronunciarse sobre unas declaraciones que considera que tratan exclusivamente sobre un asunto concreto de una hermandad.
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