De la tortilla al 'happy meal'

Elecciones Andalucía 2018

La comida familiar de Casado y Juanma Moreno en un Mc Donald's desata una oleada de reivindicación gastronómica andaluza

De la tortilla al 'happy meal', Casado y Juanma Moreno en el Mc, junto a sus familias.
De la tortilla al 'happy meal', Casado y Juanma Moreno en el Mc, junto a sus familias. / I.

Las redes sociales son campo abonado para los indignaditos, estos tipos de puño de acero y mandíbula de porcelana china que padecen una extraña hipersensibilidad en la piel. Casi todo les irrita, son los defensores de las esencias, los más aguerridos de la trinchera. Y ahora que estamos a punto de comenzar la campaña oficial de las elecciones andaluzas del 2 de diciembre, el nivel de indignaditos alcanza el listón del overbooking. Una imagen de Juanma Moreno y Pablo Casado en el McDonald's del barrio sevillano de Los Remedios ha desatado una ola de reivindicación gastronómica andaluza que causa un tanto de sonrojo.

Es cierto que el PP es un partido que, a nivel nacional, tiene un problema con la imagen de Andalucía. Confunde la crítica a los gobiernos de la Junta y a los 36 años del PSOE con los aspectos más negativos del tópico andaluz. El último ejemplo de ello fue la ex ministra Isabel García Tejerina, que para criticar los desiguales resultados de la educación por autonomías, explicó aquello de que los niños de Castilla y León sabían con ocho años lo que los andaluces aprendían a los 10.

A ello se suma que el candidato del PP, Juanma Moreno, se ha aficionado a las fotografías efectistas en esta campaña. Como él sostiene, algunas de estas instantáneas, como la inmortalizada ante el puticlub Don Angelo, sirven para que se hable del gasto público de la Faffe en burdeles, pero otras, como la de la tortilla en los pinares de Puebla del Río esconden un mensaje que él ve claro, pero que es difícil de comprender.

Juanma Moreno se fue a los pinares de Puebla, al mismo lugar donde Felipe González y otros dirigentes socialistas sevillanos se comieron una tortilla en 1974, meses antes de que el ex presidente fuese elegido secretario general del PSOE en Suresnes. Allí invocó el espíritu de la tortilla, dios sabrá qué significa eso.

El pasado domingo, Juanma Moreno y su líder nacional, Pablo Casado, se fueron a comer con sus esposas e hijos al MacDonalds de la avenida República Argentina, de Sevilla, y el indignadismo -también el cachondeo- se desató en las redes. Los perfiles asociados al PSOE criticaban, básicamente, que los dos líderes populares se fuesen a comer a una hamburguesería norteamericana, cuando Sevilla y los alrededores gozan de excelentes restaurantes, ventas y barras.

Es decir, que para éstos, el error de Tejerina se repetiría ahora con un desprecio a los fogones andaluces, a las papas con huevo y filete adobado o a las patatitas con pez espada, que constituyen el happy meal con el que los padres del sur alimentan a sus hijos los fines de semana cuando salen. Y es que la cocina, en Andalucía, es cosa sagrada.

Susana Díaz, la candidata socialista y la que se atribuye el acento más andaluz de toda la campaña, colgó en las redes una fotografía que marca el hecho diferencial: se parte de risa con una cocinera de Bollullos, casa clásica de comida andaluza.

Pero el mensaje de la foto del MacDonalds no era la reivindicación del nugget de pollo, sino la familiaridad que une a Juanma Moreno y a Pablo Casado. El andaluz no apoyó a Casado en las elecciones primarias, sino a Soraya Sáenz de Santamaría, y hay quien va diciendo por ahí (todos) que el nuevo presidente del PP se vengará de Juanma, cuando Juanma pierda las elecciones andaluzas.

Entre compañeros de mesa no se hace esas cosas. Y menos con hijos pequeños por delante.

Casado no se vengará de Juanma. Llegado el caso de una gran derrota, el PP andaluz buscará a otro líder, pero eso también entra en los planes de Moreno. Ahora bien, Casado ha querido contar con personas de su confianza en las listas andaluzas: Miguel Ángel Ruiz en Málaga, José Antonio Nieto en Córdoba y José Ortiz en Cádiz.

Ahora bien, el indignadismo no está reñido con la irónica lucidez. Ahí va eso:

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