La ventana
Luis Carlos Peris
Reventa y colas para la traca final
Con un sencillo y emotivo acto de arriar la bandera, el Ejército dijo adiós ayer a siglos de presencia en la Real Fábrica de Artillería, un edificio emblemático del patrimonio histórico militar e industrial español. El acto se desarrolló sin que las administraciones -especialmente el Ayuntamiento, propietario del inmueble- hayan decidido aún qué hacer con este Bien de Interés Cultural de más de 20.000 metros cuadrados que requiere una inversión mínima de 70 millones de euros para que recupere su esplendor.
Hasta la fecha, lo único cierto es que el Consistorio trasladará a las actuales dependencias de la Delegación de Defensa sus oficinas del Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS), actualmente en la calle El Silencio, debido al estancamiento del proyecto de su gran sede en el antiguo mercado de la Puerta de la Carne. Un parche que sólo dará uso a 1.500 metros cuadrados (la banda paralela a Eduardo Dato) de este edificio fundado en 1782. En el aire quedan los proyectos y promesas por parte del Ministerio de Cultura y la Junta de Andalucía de restaurar el monumento para acoger el Archivo General de Andalucía y el Histórico Provincial. Las dos administraciones ya han anunciado su renuncia a intervenir en el espacio. La Fábrica es una víctima más de la actual crisis económica.
La delegada de Cultura, Maribel Montaño, afirmó ayer a este periódico que el ICAS iniciará su mudanza a la fábrica justo en el momento en que Defensa abandone las instalaciones, "algo que como muy tarde sucederá en septiembre", aunque fuentes militares aseguran que podría ser este mismo mes. "Nuestra intención es que la Fábrica de Artillería no esté un mes sin uso", dijo Montaño.
Asimismo, la delegada de Cultura indicó que se está estudiando un programa de visitas guiadas para que los ciudadanos puedan conocer el edificio, tanto individualmente como en grupo, con vistas a recoger opiniones para la elaboración de un plan director para el monumento que se redactaría durante el próximo año. "Primero hay que saber lo que queremos hacer para luego ponernos manos a la obra".
Montaño aseguró que las primeras inspecciones realizadas apuntan a un buen estado estructural del edificio, algo que haría menos costosa su rehabilitación. Además, mostró sus esperanzas en que tanto el Estado como la Junta reconsideren su decisión y terminen involucrándose en los proyectos futuros.
Aunque la mudanza de las actuales dependencias de la Delegación de Defensa a sus nuevas instalaciones en los antiguos pabellones de los mandos -justo enfrente de la Fábrica- no se producirá hasta bien entrado el verano, las Fuerzas Armadas quisieron celebrar ayer oficialmente su despedida aprovechando la inauguración de las jornadas culturales Luces sobre la memoria: la Real Fábrica de Artillería de Sevilla, Patrimonio histórico militar e industrial, que se celebrarán hasta el 27 de junio y que pretenden ser un homenaje a la estrecha vinculación que la ciudad ha mantenido durante siglos con las diferentes factorías artilleras.
El acto, presidido por el delegado de defensa, el coronel Antonio Esquivias, y el delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón, respondió al laconismo propio de la profesión militar. El piquete que rindió honores a la bandera estuvo compuesto por un pelotón del Regimiento de Artillería Antiaérea 74, con uniformidad de época. Además, una banda militar interpretó el himno de España y el toque de oración en los momentos más emotivos de la parada castrense.
En su alocución, el coronel Esquivias indicó que la sencillez del acto "no puede ocultar el simbolismo" del mismo, el final de la presencia militar en un edificio que ahora se entrega a la ciudad de Sevilla, aunque sus responsables no sepan bien para qué.
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