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El precio de la luz, el gas y los combustibles se desboca por la guerra de Ucrania

Efecto del conflicto en el bolsillo de los ciudadanos

Los expertos advierten que la subida de precios se notará más dentro de dos meses cuando España tenga que comprar gas en el mercado para reponer su reserva actual

Preocupación en los empresarios de gasolineras por la subida de precios de los combustibles

El sector de la aceituna de mesa afronta la parálisis total de envíos a Kiev y el temor a impagos de Moscú

El precio de la luz, el gas y los combustibles se desboca por la guerra de Ucrania / Daniel Rosell

El 24 de febrero, el mismo día que los tanques de Rusia invadieron Ucrania,el precio del gas empezó a subir al ritmo de 1 euro cada hora hasta superar los 100 megavatios/hora, un crecimiento sin precedentes teniendo en cuenta que varios meses antes el gas estaba a 28 euros el megavatio/hora. Juan Carlos Durán, decano del Colegio de Ingenieros Industriales de Andalucía Occidental, experto en energías renovables, explica con este ejemplo tan gráfico las repercusiones energéticas del conflicto bélico, que afectan directamente a la economía de los hogares de los ciudadanos y de las empresas.

El gas ha multiplicado por cuatro su precio y es aún vital aún para producir electricidad

La guerra de Rusia contra Ucrania ha colocado los precios de la luz, el gas y los combustibles a niveles desorbitados, una situación insoportable para el consumidor medio porque el precio del gas, que repercute directamente en el de la luz, ya estaba muy alto antes de la contienda por la alta demanda ligada al inicio de la recuperación económica tras los meses más duros de la pandemia del covid-19.

La dependencia de la Unión Europea del gas ruso es muy alta. Rusia el principal exportador del gas que consume la Unión Europea (el 41% del gas que consumimos es ruso) y es también el principal proveedor de crudo y combustibles fósiles, según datos de la Oficina Europea de Estadística (Eurostat).

Gasolina y diésel a 1,6 y 1,55 euros, máximos históricos

La Asociación Provincial de Empresarios de Estaciones de Servicio de Sevilla (APES), integrada en la Federación de Empresarios del Metal (FEDEME) que preside Francisco Javier Moreno Muruve, ha mostrado esta semana su preocupación por el conflicto bélico por las consecuencias en el incremento del precio de los carburantes y la incertidumbre generada en los mercados. el precio de los carburantes ha registrado máximos históricos: el 4 de marzo, el precio medio de la gasolina se situó en 1,653 euros y el diésel en 1,55.

El barril de Brent, de referencia en Europa, está disparado: 111 dólares, registro histórico que no se veía desde 2014. ç

La presidenta de APES, Beatriz Lacañina, apostó por los ecocombustibles para el objetivo de la descarbonización y para producir nuestros combustibles frente a mercados externos.

En lo que respecta al gas, la guerra ha multiplicado por cuatro el precio del gas en los mercados y eso afecta directamente al precio que pagan los ciudadanos en sus hogares y las empresas, así como al precio de la luz. En España la situación es mejor que la de Alemania por las reservas de gas que tiene nuestro país gracias a las seis plantas regasificadoras distribuidas por todo nuestro territorio, que permiten que tirar del gas almacenado durante varios meses más, explica el decano de Ingenieros Industriales. El problema es cuando España tenga que repostar ese gas y comprarlo en los mercados al precio disparado por la guerra.

“España tiene gas natural almacenado para dos meses largos. A medio plazo se va a disparar en España el precio del gas natural por la necesidad de aprovisionamiento y pagaremos el gas en los mercados al doble del precio que está ahora”, advierte Durán. La locura del coste del gas en los mercados ha provocado que algunas comercializadoras estén rompiendo contratos con grandes consumidores para no vender por debajo de precio.

Programando una lavadora, uno de los electrodomésticos que más luz consumen. / Efe

Febrero registró la subida más alta de luz

Antes de la invasión rusa el precio de la luz ya estaba alto. Sirva como dato que febrero ha traído la mayor subida de la historia en el recibo de la luz. Según el análisis de Facua-Consumidores en Acción, el recibo mensual del usuario medio con la tarifa semirregulada PVPC ha alcanzado en el último mes los 131,29 euros, un 111,5% por encima de los 62,08 euros de febrero del año pasado.

Hasta la fecha, el incremento interanual más elevado había sido el del pasado diciembre, cuando el recibo subió un 103,0% y su precio batió además todos los récords, situándose en 140,62 euros. El de este febrero ha sido el tercer recibo más caro a nivel histórico, tras los de diciembre y enero, cuando se situó en 133,06 euros.

Facua critica que este Gobierno también se haya plegado a los intereses del oligopolio energético y siga sin acometer nuevas medidas para reducir las tarifas eléctricas una vez que se han mostrado claramente insuficientes las llevadas a cabo en junio (bajada del IVA) y septiembre (bajada de los cargos regulados y el impuesto especial sobre la electricidad). Facua reclama al Ejecutivo que imponga durante al menos medio año un descuento mínimo del 50% en la factura eléctrica sometida a la tarifa semirregulada PVPC de la inmensa mayoría de familias.

Esas plantas regasificadoras de España, que dependen en su mayor parte de Enagás, almacenan en territorio español el 40% del gas de la Unión Europea, apunta el decano.

Aunque la tarifa de gas para el consumidor (TUR) está regulada por el Gobierno central, Durán avisa de que se acabará disparando. “El precio de la tarifa TUR se tiene que disparar porque si no las empresas gasísticas perderían dinero”, señala el experto. “Conforme el precio del gas comprado vaya siendo más alto, irán subiendo las tarifas. Veo más volatilidad en la electricidad que en el gas aunque los dos dependan del precio del gas”, explica Durán.

Otros expertos como Ignacio Sánchez de Mora, de la Asociación empresarial de Ingenieros Consultores de Andalucía (Asica), destaca que con el fin del frío invernal a la vuelta de la esquina y el inicio de la primavera se van a reducir muchísimo los costes del gas para la microeconomía doméstica, ya que la calefacción es lo que cuesta más caro en los hogares, muy por encima de lo que vale el consumo de gas en la cocina. Y añade que esta crisis bélica refuerza la tesis sobre la necesidad de que la Unión Europea se autoabastezca energéticamente.

La guerra acelerará en la Unión Europea las tecnologías renovables que abaratan el precio de la luz

En cuanto a la luz, el consumidor notará que su factura se encarece aún más cuantos más meses dure el conflicto bélico, ya que si el gas es caro, la electricidad también lo es. La repercusión directa del gas sobre el precio de la electricidad se debe a que en España una de las tecnologías básicas que se usa para la producción de electricidad se alimenta de gas: las centrales térmicas de ciclo combinado, explica el decano del Colegio de Ingenieros. Esas tecnologías de gas son por ahora las que influyen más en el precio de la luz en el mercado mayorista, y ese precio de compra-venta se refleja en un 100% en el precio que paga el consumidor, mientras en otros países de Europa ese precio del mercado mayorista solo afecta a parte del precio final de la electricidad que paga el ciudadano.

En la luz, el precio cambia cada hora para el consumidor, que debe estar pendiente de la tarifa que alcanza en cada franja del día y poner los electrodomésticos en las más baratas para tratar de ahorrar. Una de esas webs que informan bien del precio diario de la luz es Tarifa Luz hora (https://tarifaluzhora.es/).

Soluciones para bajar los precios

La solución para tener precios más bajos de la luz son las energías renovables y que estas tengan durante todos los meses del año el mayor peso en este mercado mayorista, no solo cuando hay más horas de sol y más horas de viento.

Por eso es tan decisivo impulsar las energías renovables en la producción de electricidad. Los efectos energéticos de la guerra pueden tener de positivo que se acelere esta transición energética. Los expertos están convencidos de que esta guerra va a dar un acelerón a las tecnologías renovables que abaratan el precio de la luz, entre ellas a la del hidrógeno verde decisivo para lograr el reto de almacenar la producción de energía con renovables en cual época del año.

“Esta crisis de Ucrania sin duda puede acelerar los plazos para tener hidrógeno verde a precios razonables, a lo mejor antes de lo que se espera. Y sin duda va a ayudar a que se acelere la tecnología de las renovables. Es una de las esperanzas”, declara Durán.

Ignacio Sánchez de Mora, de la Asociación empresarial de Ingenieros Consultores de Andalucía (Asica), comparte que crisis bélica “va a reforzar las políticas energéticas de la Unión Europea” porque corrobora la tesis sobre la necesidad de que la Unión Europea se autoabastezca energéticamente con el mayor desarrollo de las renovables.

Por parte del Gobierno central, los expertos reclaman más medidas que no se queden en bajar el IVA de la luz. “La formación de precios diarios se tiene que modificar y que no haya tanta volatilidad en los precios como ahora”, plantea el decano de Ingenieros Industriales. Que el precio en el mercado mayorista se fije en función del porcentaje de gas o de renovables que interviene, y no como ahora que se paga la nuclear, hidráulica y renovable a un precio muy por encima.

El sector de la aceituna negra es otro gran afectado por la guerra

Exporta a Ucrania y Rusia y con el inicio del conflicto se han paralizado los envíos

La provincia de Sevilla concentra la mayor parte de la producción de aceitunas de mesa. En la imagen, una fábrica de la Roda de Andalucía. / Juan Carlos Vázquez

El sector de la aceituna, uno de los principales productos que Andalucía exporta a Ucrania y Rusia, con ventas por valor de 34,2 millones de euros a ambos países durante 2021, afronta ahora dentro del negocio de aceituna de mesa problemas ante el conflicto bélico como la parálisis total en los envíos a Kiev y el temor a impagos de Moscú, según expuso esta semana la Asociación Española de Exportadores e Industriales de Aceituna de Mesa (Asemesa).

Según el secretario general de Asemesa, Antonio de Mora, Ucrania y Rusia representan un 8% de las exportaciones nacionales, “pero el conflicto podría afectar a una zona más amplia”. Otros países que se pueden ver afectados son Armenia, Georgia o Bielorrusia por problemas logísticos, apuntó el secretario general de Asemesa.

“Rusia y Ucrania y países aledaños son un mercado muy importante para la aceituna de mesa de Andalucía y además, la mayoría que vendemos allí es la negra, la misma afectada por los aranceles de Estados Unidos. Es decir, doble castigo”, resumió De Mora.

Según Asemesa, “los envíos a Ucrania se paralizaron de inmediato con el inicio de la guerra y en los de Rusia, aunque aparentemente se han mantenido, hay una gran incertidumbre por riesgo de impagos, y ya hay empresas que los están paralizando”.

La valoración de Asemesa, que describe la situación del conjunto de la aceituna de mesa española, se sentirá especialmente en las empresas andaluzas, dado que éstas representan el 84,1% de la producción nacional, según los últimos datos de la asociación, correspondientes a la campaña 2020/21. De ese porcentaje, la mayoría se concentra en la provincia de Sevilla, con 59%, seguida de Córdoba y Málaga, ambas con 12%.

Según datos de Extenda-Andalucía Exportación e Inversión Extranjera, la comunidad andaluza registró de enero a diciembre de 2021 exportaciones de aceituna a Ucrania por valor de 6,6 millones de euros, en tanto que en el mismo periodo las ventas de este producto a Rusia ascendieron a 27,6 millones de euros. Las pérdidas por tanto se van a notar mucho.

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