Dior abre la puerta de la alta costura a la artesanía de Sevilla
Cita internacional
El bordador Jesús Rosado, Orfebrería Ramos y Faroles Salcedo son algunos de los talleres que han participado en el desfile celebrado en la Plaza de España
Son negocios familiares que encuentran en esta colaboración una posibilidad de dar el salto al mercado internacional
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Poco a poco van trascendiendo sus nombres. La artesanía local ha tenido un papel fundamental en Crucero 2023, la nueva colección de Dior que se presentó este jueves en la Plaza de España, uno de los principales enclaves monumentales de Sevilla. Aunque la cláusula de confidencialidad que los talleres habían firmado para colaborar con el gigante de la moda les impedía hablar de dicha participación, una vez celebrado el desfile ya se conoce cómo ha sido la relación que ha abierto a estos negocios familiares la posibilidad de estar presentes en la alta costura, un sector de carácter internacional y que mueve miles de millones al año.
Maria Grazia ha contado para esta creación con 15 talleres artesanales. El nombre de algunos de ellos ya ha trascendido. Es el caso del bordador ecijano Jesús Rosado. La diseñadora italiana se desplazó a la localidad astigitana el pasado febrero. Previamente, un equipo de la firma francesa se había puesto en contacto con el obrador. Querían conocer cómo es este oficio tradicional in situ. "Le gustó especialmente el matizado en seda que realizamos", recuerda Rosado, quien hace hincapié en que ya su taller tenía experiencia previa en trabajos en los que se combinaba esta artesanía de siglos con el arte contemporáneo.
"Tras el encuentro, Maria Grazia nos propuso trabajar con ella. Les hicimos unas pruebas y la compañía nos mandaba dibujos para que los interpretásemos en bordado. Nos iban dando el aprobado, aunque, por motivos de confidencialidad, nunca nos dijeron en qué se iban a emplear", recuerda el bordador en declaraciones a Diario de Sevilla.
El trabajo se ha visto reflejado este jueves en el desfile que ha convertido a Sevilla en la capital de la moda y a la Plaza de España que proyectó Aníbal González en la pasarela más preciada. Estos bordados han acompañado a dos de las creaciones más icónicas de Dior. Por un lado, la chaqueta Bar, que el propio Christian Dior diseñó en 1947 como símbolo del importante papel que la mujer debía desempeñar a partir de entonces y que se ha convertido en uno de los referentes de la alta costura. Por otro, el bolso lady Dior, otro de los complementos indispensables de la firma francesa. De igual forma, los bordados han aparecido en uno de los top que lució una modelo durante el desfile.
Pero el trabajo del taller ecijano no se ha limitado a esta tarea decorativa. Hasta última hora -por petición de la Maison- han realizado labores de ajuste y arreglos de vestidos y conjuntos para que todo estuviera perfecto. "La última pieza la entregué el mismo jueves, a las seis y media de la tarde, en la Plaza de España", refiere Rosado. Para el bordador, participar en dicho desfile ha supuesto "una gran experiencia". "Con esta colaboración hemos demostrado que la capacidad de trabajo de los talleres artesanales se adapta a cualquier ámbito productivo, ya sea el de la alta costura, el pret a porter o los complementos", subraya este ecijano, quien incide en que esta participación demuestra "las otras puertas abiertas que hay para los oficios tradicionales". No en vano, su taller, durante la pandemia y cuando los encargos procedentes del arte sacro (principalmente de las hermandades) mermaron, creó una línea de bolsos exclusivos que, tras los tres meses dedicados al encargo de Dior, retomarán en breve.
En el trabajo para el gigante francés se han empleado una gran variedad de piezas y técnicas: desde el punto llano al oro a realce, sin olvidar la hilatura negra. "Uno de los aspectos que más le gustó a Maria Grazia fue que nuestro taller se encuentre en una casa astigitana antigua, en definitiva, las características del espacio de trabajo", incide Rosado, que aporta otro de los rasgos más valorados por la diseñadora italiana: la solidez de un equipo de 16 bordadoras en el que apenas ha habido cambios en 18 años.
En sus tres décadas de trayectoria, este taller cuenta ya con importantes experiencias fuera del arte sacro. Entre ellas han de anotarse los vestidos de novia y las visitas de otros grandes de la moda española, como Lorenzo Caprile o Eduardo Ladrón de Guevara.
Otro de los talleres que ha participado en Crucero 2023 ha sido el de Orfebrería Ramos, de La Rinconada. El contacto se produjo a través de las fundaciones a la que esta empresa familiar está asociada para dar a conocer su labor más allá de las fronteras españolas. "Nos llamaron desde la sede de Dior en Madrid para avisarnos de que Maria Grazia nos visitaría en marzo", explica Pedro Ramos, uno de los tres hermanos encargados del negocio. En aquel encuentro comprobaron la forma y calidad de uno de los trabajos artesanales más antiguos.
Un mes después les concretaron el encargo. Debían realizar 40 piezas en plata de ley de 925 milésimas. Se trata de pendientes, anillos, brazaletes, colgantes y pulseras que las modelos han lucido en el desfile del jueves. El diseño y las instrucciones venían directamente de la firma gala. "Nosotros hemos materializado este proyecto", detalla Ramos, que incide en que "es la primera vez que una empresa de la alta costura pide nuestra colaboración desde que nuestro padre fundó el taller en 1977". En todos estos años han estado vinculados al arte sacro, pero la participación con Dior les ha abierto "una importante puerta al mercado internacional". Atrás quedan dos meses de arduo trabajo, especialmente intensos las dos últimas semanas, cuando ya se presentaron los responsables de la Maison. Hasta entonces, todo se había hecho "a distancia".
La forja, también presente
La puesta en escena de la nueva colección es uno de los aspectos que más cuida la firma francesa, que en esta ocasión ha recreado en la Plaza de España la Feria de Abril, con casetas, farolillos y una portada. Para esta decoración ha contado con Faroles Salcedo, una empresa sevillana que comenzó su andadura en 1962 y que desde 1971 cuenta con su tienda actual en pleno centro de la ciudad, al final de la Cuesta del Rosario. Su responsable, Alberto Tello, detalla que la colaboración llegó por una empresa intermediaria, especializada en la organización de eventos. "Su directora es Carolina Castro, una 'top model' que antes trabajó de relaciones públicas para Jean Paul Gaultier y ahora lo hace para Dior", destaca Tello.
"Nunca nos dijeron para qué querían nuestros faroles. Sólo nos explicaban que se trataba de un evento importante en el que se recrearía la Feria de Abril, nada más", recuerda este empresario, a quien no le han precisado las piezas que iban a encargar hasta 12 días antes del desfile. En concreto, este taller artesanal, en el que se trabaja con la forja, el latón y el acero, ha realizado 70 faroles de tres tipos. Dos son de apliques (de pared), el jerezano y el portuense. Y un tercero, pensado para que cuelgue del techo, creado por Alberto Tello para este evento, en color verde y denominado Corral del Rey. Se han empleado en las casetas instaladas en la Plaza de España, que han servido de ambigú y fin de fiesta.
Aunque es la primera vez que este taller de decoración participa en un acto de la alta costura de tal importancia, ya cuenta con experiencia previa en otros ámbitos donde sus trabajos han gozado de gran prestigio. Así ha ocurrido en varias películas rodadas en Sevilla y en series de televisión. El último proyecto de esta índole en el que han colaborado es una película de Netflix que se estrenará en septiembre.
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