Dior y Setenil, moda y campo en la sierra de Cádiz
Promociones
La revista internacional ODDA ha elegido el pueblo gaditano para presentar la nueva temporada de primavera y verano de la firma francesa
La última cursilería cautiva a importantes marcas: detergentes 'premium' con aroma personalizado
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Ahora que tanto se habla de la España vacía y de la necesidad de fijar población en esos municipios alejados de las grandes urbes, ODDA, una revista de referencia internacional en el mundo de la moda, se ha fijado en una localidad enclavada en plena sierra gaditana, Setenil de las Bodegas, como escenario de uno de sus esperados reportajes. Famosa por su casas-cuevas y por una gastronomía que hace caer reiteradamente en el pecado de la gula, este pueblo que recorren multitud de turistas cada fin de semana ha sido elegido para dar a conocer la temporada de primavera-verano de Christian Dior.
Todo surgió a raíz de la propuesta de Manu Jaime, fotógrafo de Sanlúcar de Barrameda que conoce bien el terreno, pues Setenil suele convertirse en destino de las excursiones con su familia. La intención ha sido la de huir de los ambientes acostumbrados para anunciar la moda y cambiarlos por un entorno más rural. El resultado ha convencido a todos: a la revista, a la marca de moda y al pueblo gaditano. Un fin de semana de trabajo que ha deparado estampas muy peculiares, como la que protagonizó Paco, un vecino octogenario que posó con un bolso amarillo de Dior, de casi 3.000 euros, junto a la modelo belga Ilona Desmet, que se paseó -y se lo pasó de lo lindo- en esta localidad serrana.
La modelo se recorrió todos los rincones de Setenil: junto a sus habitantes y turistas, en los enclaves más conocidos, cuesta arriba y cuesta abajo, probando las viandas de un bar, delante de un tractor (con su tractorista de pelo en pecho) y en pleno campo. Todo ello con las más variadas propuestas del gigante galo para estas fechas y en las que destaca su decidida apuesta por el color y por unos diseños que, con cierto aire vintage, recuerdan la década de los 60. La profesional, a la que se le perdió un anillo de Dior en el pueblo, vino acompañada del amplio equipo de producción de la revista, que incluía las maquilladoras que suelen trabajar con Nati Peluso o Rosalía.
Pero para posados, el que nos ha brindado esta semana la revista Elle con Victoria Federica, la sobrina influencer de Felipe VI y a la que le gusta bastante darse unas escapadas cada vez que puede por tierras andaluzas (cuando se lo permiten sus estudios en el extranjero). La hija de la infanta Elena ha demostrado sus dotes para el mundo de la moda, en el que se lleva desenvolviendo desde hace varios años.
Mucho ha evolucionado Vic (así se hace llamar en las redes sociales) desde sus primeras apariciones en los photocall a este amplio y exclusivo reportaje en el que viste con firmas de Chanel, Loewe, Bulgari y Levi's. Aunque quizás el conjunto más llamativo es el que aparece en la portada de la publicación, con chaqueta de Palomo Spain, pantalón de Fernando Claro, sombrero de Casa Yustas (una de las más antiguas de esta especialidad en España) y pendientes de marca sevillanísima, Lina.
Por cierto, que no hay que ser muy avispado para darse cuenta de que el rostro de la nieta del rey emérito (por el que siente un gran cariño, según confiesa la joven) ha experimentado ciertos cambios gracias a los retoques estéticos. Los más expertos en la materia apuntan a que se ha modificado la cola de las cejas, se ha inyectado los labios y se ha puesto pómulos. Todo sea por no defraudar a sus miles de seguidores de Instagram.
Aunque si tenemos que quedarnos con una imagen cañí, no hay duda de que el premio se lo lleva la ex ministra de Educación, Isabel Celaá, que ha sido recibida por el Santo Padre, a quien ha mostrado sus credenciales para ejercer de embajadora de España en la Santa Sede. Vestido negro con volantes y mantilla del mismo color, lo que le valió el agradecimiento del papa Francisco por acudir a la audiencia protocolaria "con peineta". No le ponemos ni una sola pega.
Celaá le regaló al Sumo Pontífice un rosario de la Cartuja de Burgos, una pieza que perteneció a su cuñada, fallecida recientemente, y un busto de San Ignacio de Loyola, santo de gran veneración en la tierra de la que es oriunda, el País Vasco, donde la embajadora fue educada en un centro jesuita.
Para ir rematando esta dosis de actualidad social que les envaino cada semana, no puedo pasar por alto la última cursilería (yo soy mucho de estas cosas) que triunfa en el mercado: los detergentes de lujo que alargan la vida de la ropa y huelen con perfume de autor. Sí, como lo leen. Se trata de los detergentes premium (como las ginebras que alargan las sobremesas de los sábados y domingos) por el que han apostado marcas como BDK, Kair, Zara Home o la mismísima H&M, que quieren dotar de un olor y tratamiento particular a nuestra segunda piel y que han abierto con esta producción un nuevo nicho de mercado.
Aunque, hablando de higiene, nada como la pastilla de jabón más cara del mundo, que se vende en Dubái (aprovechen si van a visitar la Exposición) por 2.300 euros. Además de aceites esenciales y fragancias naturales, contiene polvo de oro y diamantes. Su uso es apto para todo el cuerpo. Incluido esas zonas que se nos han venido maliciosamente a la mente. Mejor dejarlo aquí por hoy...
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