Despedida masiva en el ayuntamiento sevillano
El adiós a Cayetana de Alba
La capilla ardiente cierra de nuevo a las 11:00 tras permanecer abierta dos horas. Familiares, amigos y más de 80.000 personas acuden al velatorio para dar su último homenaje a Cayetana y mostrar sus condolencias a la familia.
Nada más conocerse a primera hora de la mañana del jueves la noticia de la muerte de la duquesa de Alba, no fueron pocos los sevillanos y foráneos que empezaron a congregarse ante las puertas del Ayuntamiento para tratar de hacerse con un buen sitio para ver la llegada del féretro. El sentir era unánime entre los presentes: siempre será recordada por su cercanía con el pueblo, el amor que siempre expresó por Sevilla, y su pasión por la Semana Santa y La Feria.
Tres horas antes de la apertura de la capilla ardiente, una vecina de Triana se mostraba desolada: "Para mí es como de la familia, hay que despedirla como Dios manda. Era imposible que me quedara sentada en casa sabiendo que ella iba a estar aquí. Se lo debemos todos". Muchos ciudadanos contaban anécdotas de la duquesa, incluso algunos aseguraban que habían estado presente en ellas. "Hace unos años me fui a ver salir a los toreros de la Plaza de la Maestranza y entre el público estaba ella, como una más. Me acerque a saludarla, era una persona muy natural, muy del pueblo", relata Elisa, una sevillana que se ha llevado más de 50 años fuera de la ciudad por motivos laborales pero que regresó hace unas semanas para cuidar de sus nietos. Pocos minutos antes de la llegada del féretro, el alcalde Juan Ignacio Zoido -que decretó un día de luto- señaló que fue una mujer que tuvo muchos títulos nobiliarios, pero que "el mejor de sus títulos fue el de ser sevillana".
Tras atravesar el centro, el coche fúnebre llegó a la Plaza Nueva veinte minutos antes de las dos de la tarde. Los centenares de personas presentes rompieron en aplausos. El féretro, sobre el que se acomodó el escudo de la Casa de Alba, fue introducido en el Consistorio por los nietos y familiares de la duquesa a la misma vez que las banderas del Consistorio fueron colocadas a media asta y arreciaba una nueva ovación.
La capilla ardiente instalada en el Salón Colón estaba presidida por dos cuadros de gran tamaño de la Virgen de las Angustias y el Cristo de la Salud (las imágenes titulares de la Hermandad de Los Gitanos, a la que la duquesa estuvo muy unida). Junto a la bandera de la Casa de Alba se encontraba ahora la de España, mientras el féretro era flanqueado por cuatro hachones con cera roja. Encima del ataúd, su medalla de hermana de Los Gitanos.
Desde los primeros minutos, acompañaron a la familia una nutrida representación del gobierno municipal y el portavoz del Grupo Socialista, Juan Espadas. De los primeros en llegar a dar el pésame a la familia fueron el vicesecretario general del PP, Javier Arenas; el catedrático Manuel Olivencia; o los diseñadores Victorio & Lucchino. Poco a poco fueron accediendo los ciudadanos para dar su último adiós a Cayetana de Alba y dejar una muestra de sus emociones en varios libros de condolencias puestos a disposición de los visitantes. "Siempre ha sido una mujer valiente, que se casó con quien quiso y sabía que la felicidad era lo más importante", relata Ángel, amigo personal de la duquesa tras saludar a los familiares. Entre los muchos visitantes nos encontramos a mayores, y no tan mayores. No era difícil encontrar a pequeños grupos de jóvenes con mochila en la espalda. Incluso muchos que han viajado hasta la ciudad parar asistir al velatorio: "Ha hecho mucho por Andalucía y por eso se sentía tan bien aquí, siempre ha sido una anticipada a su tiempo. Se la quería mucho, es una gran perdida", cuenta Javier León, un jubilado de 76 años que vive en Jerez de la Frontera.
La afluencia de gente a lo largo de la tarde fue aumentando con el paso de las horas. Susana Díaz, la presidenta de la Junta de Andalucía; el ex presidente José Rodríguez de la Borbolla; la empresaria Alicia Koplowitz; el torero Curro Romero y su esposa, Carmen Tello; o el diseñador Toni Benítez. Entre los menos conocidos estaba Julio Romero, un joven que destacó la "sencillez" de un personaje público que siempre ha participado de la vida de la ciudad con una pasión indisimulada por su patrimonio, sus fiestas y sus costumbres. Tras celebrar un pequeño responso, el arzobispo de Sevilla Juan José Asenjo trasladó sus condolencias a la familia de la duquesa y le ofreció la posibilidad de que la Catedral acoja la celebración de las exequias bajo la presidencia del cardenal Carlos Amigo Vallejo.
Por deseo expreso de la familia, la capilla ardiente -que fue visitada hasta las 23:00 por 80.000 personas y fueron recibidas más de 60 coronas de flores, según fuentes municipales- permaneció abierta hasta las once de la noche, ya que el alcalde declaró por la mañana que sólo se cerraría el acceso de los ciudadanos a la misma cuando no hubiera gente en la cola.
Cientos de personas han querido dar su último adiós a la duquesa de Alba in situ en la mañana de este viernes. La capilla ardiente con los restos mortales de doña Cayetana reabrió desde las 9:00 hasta las 11:00, antes de que comenzarán los preparativos para trasladar el féretro hasta la Catedral de Sevilla.
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