Consumado el derribo de las dos casas de Alcalá de Guadaíra cuyos propietarios intentaron paralizar

Las dos casas de la urbanización La Ruana Baja sobre las que pesaba una orden de demolición fueron derribadas este miércoles, como estaba previsto. Ambas construcciones fueron edificadas ilegalmente en terreno rústico y por ello se condenó a los propietarios, dos hermanas, hace catorce años. La pena fue de seis años de cárcel y el derribo de las viviendas.

La familia ha intentado en los últimos días paralizar la destrucción de ambas casas, apelando a que en una de ellas reside un matrimonio con dos menores de edad y con escasos recursos económicos. Otro de los argumentos esgrimido por los afectados era el de la nueva ley del suelo de Andalucía, que sí permite este tipo de construcciones. Sin embargo, al ser la sentencia anterior a la aprobación de la ley, había que ejecutarla. La paradoja del asunto es precisamente que ahora pueden levantar nuevas casas, pero tirando las anteriores.

Igualmente, los dueños de las viviendas se han quejado de que llevan diez años pagando el Impuesto de Bienes Inmuebles al Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra, como si sus viviendas fueran legales.

A pesar de sus intentos por frenar la demolición, las máquinas llegaron al lugar sobre las once de la mañana y procedieron al derribo de las viviendas, en cumplimiento de la sentencia del juzgado de lo Penal 7 de Sevilla. Se vivieron momentos de gran tensión, e incluso a uno de los afectados tuvieron que trasladarlo al hospital al sufrir una indisposición.

Fuentes del Ayuntamiento alcaraleño explicaron que el derribo no ha sido ejecutado por el Consistorio, sino que es la familia quien lo hace en cumplimiento de la sentencia. Es la propia familia la que ha contratado la maquinaria.

Por otra parte, aseguraron que las familias afectadas están empadronadas en Dos Hermanas. Desde los Servicios Sociales de Alcalá se ha contactado con Servicios Sociales de Dos Hermanas y desde allí indican que están trabajando con ellos y que les ofrecerán la ayuda que les corresponda y les ofrecerán los recursos necesarios. Una de las viviendas era, además, segunda residencia.