Decálogo para sobrevivir a Lucifer
La ola de calor extremo que ya azota Sevilla se notará hasta el martes y alcanzará máximas de 46 grados las jornadas del domingo y el lunes
Hace casi veinte años, en el verano de 2003, se sucedieron en Sevilla dieciséis días seguidos por encima de cuarenta grados. Algunos alcanzaron temperaturas máximas por encima de los 46 grados. Las mínimas eran también muy altas, era imposible dormir, hubo apagones en el centro y en muchos barrios, se estropeó la comida de las neveras y más de un anciano que vivía solo fue hallado muerto después de que los vecinos llamaran a la Policía o a los Bomberos alertados por el fuerte olor. Pero entonces nadie ponía nombres a las olas de calor ni a los incendios ni a las tormentas. Ese privilegio, aparte de para las operaciones policiales, quedaba reservado a los huracanes. Y como en España ese fenómeno es extrañísimo, todo sonaba muy lejano, muy de América, tanto que en Sevilla provocaba más una sonrisa que preocupación.
Pero el mundo ha cambiado, se ha hecho más global y ahora se le pone nombre a todo fenómeno meteorológico. Y resulta que a la ola de calor que azota Europa estos días, y que ya desde este viernes se empieza a notar en Sevilla, se le ha bautizado como Lucifer. La capital andaluza se prepara para soportar al menos cinco días con temperaturas extremas, que alcanzarán su pico el domingo y el lunes, cuando se prevé que el mercurio suba hasta los 46 grados. Ánimo si va al Sevilla-Rayo. Para el martes, si se cumplen los pronósticos, volveremos a respirar. Lo que viene a continuación es un decálogo para sobrevivir como mejor se pueda a estos cinco días abrasadores que los sevillanos tenemos por delante.
Básicamente todos estos consejos se resumen en uno: utilice el sentido común. Si tiene usted un piso en la playa o un sitio donde quedarse en la sierra, diríjase hacia allí los días que pueda, pues hará una temperatura más baja que en la capital. Si no es posible dejar la ciudad en esta ola de calor, intente no exponerse demasiado al sol y no practique demasiado esfuerzo físico en las horas centrales del día. Si tiene usted que trabajar en la calle y no le queda otra, hágalo siempre con una botella de agua fresca a su lado. Beba incluso cuando no tenga sed.
Tampoco haga comidas demasiado copiosas ni tome alimentos ricos en grasas. Deje el cocido para el invierno. La digestión requiere un esfuerzo para el cuerpo, aunque no se note, y siempre es mejor no forzar al organismo con tanto calor, cuando el esfuerzo se duplica. Ensaladas, aliños, salmorejo, gazpacho... hay una rica gama de alimentos ideales para mantenernos bien nutridos e hidratados en estos días de calor extremo. Y a media mañana o a media tarde una tajada de sandía, de melón o de cualquier fruta de temporada es ideal para mantener el nivel de agua y azúcares sanos.
Intente no salir de casa vestido de negro ni con ropas oscuras, que atraen los rayos de sol con más fuerza que los colores claros. Trate de llevar prendas holgadas que faciliten la transpiración y no ropa ajustada. No pasada nada si no se va a la moda por unos días. El lino es una buena opción. Y una gorra o sombrero para cubrir la cabeza mejor aún. Si tiene usted que trabajar con un uniforme oscuro –ánimo a los policías y vigilantes de seguridad– trate de buscar la sombra y no permanecer demasiado tiempo expuesto al sol.
Como norma fundamental y básica, no se ponga usted a hacer deporte al aire libre en las horas centrales del día. Es más, intente no practicar demasiado ejercicio salvo a primerísima hora de la mañana o ya cuando haya caído el sol. Tampoco busque esfuerzos extremos. No hay ninguna maratón ni triatlón a la vista y no pasa nada por retrasar unos días el entrenamiento que estuviera previsto para este fin de semana. La carrera más cercana es la Nocturna, que parece que sí se va a celebrar, y le queda todavía más de un mes para prepararse de sobra. Además, ahí nadie hace marcas. Y siempre está la alternativa de los gimnasios, que suelen estar bien climatizados. Una opción perfecta para hacer deporte estos días es la natación. Pero, claro, todo el mundo no dispone de una piscina olímpica o semiolímpica.
Es muy importante estar atento a la población de riesgo ante el calor, que son sobre todo los menores de cuatro años, las mujeres embarazadas y los ancianos. Son personas que pueden sufrir un golpe de calor de forma más rápida que un adulto sano. Por eso, a los niños es conveniente no sacarlos demasiado a la calle en las horas centrales del día y mantenerlos en casa con el aire acondicionado (sí, el precio de la luz es el que es, pero ya se recortará de otro sitio) o al menos con ventiladores.
En cuanto a los mayores, hay que estar muy pendientes de ellos, porque son personas que no beben demasiada agua y pueden deshidratarse con facilidad. Si viven solos, no está de más que los familiares les hagan una visita o les llamen un par de veces al día para comprobar que va todo bien. E insistirles en que tienen que beber agua. No es muy aconsejable mucho café, bebidas azucaradas ni alcohol. Con todo esto, está usted listo para recibir la visita de Lucifer.
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