OBITUARIO
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El año que la UCD de Suárez perdió ganando

1979-2019 El cambio en cuarenta años

Como 40 años después, en 1979 hubo generales un mes antes de las municipales l La Copa de Europa la ganó un equipo inglés y Eurovisión fue en Israel

1979 fue decisivo para los dos. Adolfo Suárez formó Gobierno en abril y Felipe González presentó la dimisión al frente del PSOE en mayo. / Efe

Hace cuarenta años todavía existían el muro de Torneo y el muro de Berlín. El segundo cayó veinte años después, en 1989, con Sevilla abierta en canal preparando la Exposición Universal de 1992, la Ciudad Prohibida que aparecería una vez que se derribara el primero de los muros. La ciudad tenía una línea de Metro menos que en la actualidad. Existían el servicio militar, los gobernadores civiles y la máquina de escribir. No había cajeros automáticos ni televisiones privadas. El móvil era una palabra de las novelas policiacas y el PC no era un ordenador personal (Personal Computer) sino un histórico partido político que había sido legalizado dos años antes.

Hay cosas que no cambian. Cuarenta años después, un equipo inglés volverá a ganar la Copa de Europa. En 1979 lo hizo el Nottingham Forest, aunque el triunfo más sonado fue el de Margaret Thatcher, que el 5 de mayo de ese año se convirtió en la primera mujer que asumía el Gobierno en la Gran Bretaña. La dama de hierro. Cuarenta años después, otra mujer, Theresa May, rige los destinos de ese país en el laberinto del brexit. En 1979 Grecia firmó el tratado de adhesión a la Unión Europea y ese año el poeta griego Odyseus Elytis ganó el Nobel de Literatura.

Como ahora, primero hubo elecciones generales, el 1 de marzo de 1979, y un mes después, 3 de abril, las municipales. En ese caso, no hubo efecto dominó, sino más bien al contrario. Las generales las ganó la UCD, con 168 escaños, por 121 del PSOE de Felipe González, veinte escaños los comunistas de Carrillo. La gran sorpresa fueron los cinco diputados obtenidos por el PSA (Partido Socialista de Andalucía), que conseguían grupo parlamentario liderado por Alejandro Rojas-Marcos y que completaban Emilio Rubiales, Miguel Ángel Arredonda, Emilio Pérez Ruiz, que vivió la pesadilla del 23-F porque había acudido para entregar su acta de diputado, y Luis Uruñuela, que se salvó de ese susto porque cedió su escaño a Juan Carlos Aguilar para dedicarse de forma exclusiva al Ayuntamiento. El otro gran triunfo de los andalucistas, la conquista de la plaza de Sevilla, que permutaron por la de Granada con los socialistas para evitar que la UCD se hiciera con las alcaldías de las ocho capitales andaluzas. El partido de Adolfo Suárez ganó las generales y perdió las municipales. En Sevilla fue el partido más votado: nueve concejales, por los ocho del PSOE, ocho del PSA, seis del Partido Comunista. El Ayuntamiento de Sevilla fue de las grandes ciudades el que más tarde se constituyó, por las prolijas negociaciones. Rafael López Palanco, ingeniero de caminos, candidato de la UCD, aguantó unos meses en la corporación y se fue a su casa y a su cátedra.

La democracia llegaba a un monstruo de mil cabezas que se constituía formalmente en un abarrotado Salón Colón y certificaba el cambio de rumbo con la toma por el pueblo de la Caseta Municipal en plena Feria cual Palacio de Invierno en primavera. Después llegó la realidad en forma de una tremenda sequía que llevó al alcalde Luis Uruñuela a poner en marcha drásticas restricciones. La democracia llegaba a los autobuses urbanos, la recogida de basuras y el suministro de aguas. Para frenar la galopante especulación que ponía en peligro edificios del casco histórico de la ciudad, cada uno de los cuatro grupos con representación municipal llevaba a un arquitecto en su candidatura: Francisco Pavón (UCD), Javier Queraltó (PSOE), Vicente Sanz (PSA), Víctor Pérez Escolano (PCA). El 3 de abril de 1979 se certificó el poder local como carisma de lo cercano. Encumbró a ediles como Enrique Tierno Galván en Madrid, Julio Anguita en Córdoba, Carlos Díaz en Cádiz.

En fútbol también funcionó el tripartito. El Madrid ganó la Liga; el Valencia, que cuarenta años después vuelve a ser finalista, la Copa del Rey; y el Barcelona la Recopa. Un partido de infarto disputado en Basilea en el que vencieron en la prórroga al Fortuna de Dusseldorf el 16 de mayo de 1979. Ese día Felipe González presentaba su dimisión como secretario general en el 28 Congreso del PSOE por la permanencia del marxismo en el ideario del partido que un siglo antes había fundado el tipógrafo ferrolano Pablo Iglesias Posse.

La Constitución que celebró sus cuarenta primaveras tenía en abril de 1979 cuatro meses de vigencia. Eran los primeros meses del longevo pontificado de Juan Pablo II, el polaco Karol Woyjtila, que el 26 de enero de ese año iniciaba su estela de trotamundos con un viaje a México, donde tuvo un recibimiento mucho más cálido que el que un mes después dispensaron al presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter. Se cumplía la leyenda: tan lejos de Dios, tan cerca de los Estados Unidos. Tres años después haría su primer viaje a Sevilla, noviembre de 1982, para beatificar a Sor Ángela de la Cruz. Cuando llega Uruñuela a la alcaldía de Sevilla, rige la diócesis hispalense José María Bueno Monreal.

A los ocho concejales andalucistas, clave para conseguir la alcaldía, y a los cinco diputados en la Carrera de San Jerónimo, el poder andaluz consiguió otro hito histórico. Los tres equipos que al final de la temporada 1978-79 suben de Segunda a Primera eran andaluces: Almería, campeón de la categoría, Málaga y Betis. Este equipo, fiel a su historia, ganó la primera Copa del Rey, eliminó al Milán en la Recopa, bajó a Segunda en 1978, envió a dos de sus futbolistas al Mundial de Argentina (Cardeñosa y Biosca) y en 1979 recuperó la categoría, en la que el Sevilla quedó undécimo.

El año 1979 se inició con el establecimiento de relaciones diplomáticas entre China y Estados Unidos. Fue declarado Año Internacional del Niño. Mal año para sátrapas y dictadores. Dos de los más terribles huyeron de sus respectivos países, Pol Pot de Camboya, Idi Amín de Uganda. También fueron derrocados Anastasio Somoza en Nicaragua y Macías Nguema en Guinea Ecuatorial. El Sha de Persia abandonó su país, donde llegó del exilio parisino el ayatolá Jomeini. La joven democracia española sufría los zarpazos de la banda terrorista Eta. En 1979 mató a ochenta personas. Una cuarta parte de esas víctimas, andaluzas.

El 29 de marzo de 1979, cuatro días antes de las elecciones municipales, el Rey encargó a Adolfo Suárez la formación de Gobierno. El 6 de abril, los nuevos ministros tomaron posesión de sus cargos. El 9 de mayo, el rey Juan Carlos abrió la nueva legislatura, la primera de unas Cortes constitucionales. Dos días después, el monarca iniciaba un viaje a África por Costa de Marfil, Senegal y Guinea Konakry.

Cuarenta años después, Camboya y Vietnam son idílicos paraísos turísticos. En 1979 estaban implicados en un conflicto en el que latía la rivalidad de intereses entre chinos y rusos. El año se cerraba con nubarrones: estudiantes islámicos ocupaban la embaja de Estados Unidos en Teherán, las tropas soviéticas invadían Afganistán. Unos meses antes de los Juegos Olímpicos de Moscú que consagraron a Juan Antonio Samaranch como nuevo líder del olimpismo mundial. La primera piedra de los Juegos Olímpicos de Barcelona que tendrían lugar en el verano de 1992.

Cuatro décadas después, corren tiempos de la nueva política. Igual no son tan nuevos. Cuando formó Gobierno, Adolfo Suárez tenía 47 años, los que tiene Pedro Sánchez. Felipe González tenía 37 años, más joven que Pablo Iglesias y Albert Rivera. Alfonso Guerra y Alejandro Rojas-Marcos, de la quinta de 1940, tenían los 38 años que tiene Pablo Casado. Plácido Fernández-Viagas dimite el 2 de junio de 1979 como presidente de la Junta. Lo sustituyó Rafael Escuredo, que llegó al cargo con 35 años. El rey Juan Carlos tenía 41 años, diez más joven que su hijo Felipe VI, nacido el año que Massiel ganó en Londres el festival de Eurovisión. Como cuarenta años después, el festival de Eurovisión se celebró en Israel. España quedó segunda con Betty Missiego, española del Perú, como Mario Vargas Llosa.

Dámaso Alonso, presidente de la Academia de la Lengua, obtenía el premio Cervantes. Poeta del 27 nacido en el 98, igual que Lorca y Vicente Aleixandre, el poeta sevillano que dos años antes consiguió el Nobel de Literatura. En este 2019 que conmemora el quinto centenario de la primera vuelta al mundo, se cumplen cuarenta años del viaje a Los mares del Sur que le dio a Manuel Vázquez Montalbán el premio Planeta. Los Ayuntamientos que salieron de aquellas elecciones de abril fueron fundamentales para poner en marcha el mecanismo del referéndum andaluz que once meses después convirtió el 28 de febrero en fiesta de la comunidad después de resolver una pregunta con tintes marxistas... de Groucho. Las redes sociales eran entonces una manifestación de pescadores y lo mediático tenía más que ver con Marie-Claire.

La España de 1979 era la de Ladislao Kubala. Ese año, paréntesis entre el Mundial de Argentina y la Eurocopa de Italia, España jugó seis partidos y sólo le ganó a Chipre. Eran fijos Villar y Del Bosque, presidente y seleccionador el cuatrienio de oro de las dos Eurocopas y el Mundial de Sudáfrica. Como todos los siglos de Oro en España acompañada por pespuntes de miseria. De los catorce futbolistas que disputaron la final de Sudáfrica contra Holanda el 11 de julio de 2010, sólo habían nacido Carles Puyol y Joan Capdevila, de 1978, la quinta de la Constitución. Los demás son de los ochenta, esa década en la que como rezaba la película de Mariano Ozores llegaron los socialistas. El oro de África que ganaron niños nacidos en la España de la UCD y la de Felipe.

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