Cultura suma a los Baños de la Reina Mora tres edificios más sin ningún uso
Patrimonio
La Casa de la Moneda, San Hermenegildo y San Laureano requieren de una rehabilitación. El Garaje Laverán es sólo un depósito y la Torre de Don Fadrique no abrirá hasta el verano.
La cesión de los Baños de la Reina Mora por parte del Ayuntamiento de Sevilla a la Hermandad de la Vera Cruz supone la renuncia municipal a la gestión de este espacio cultural, expropiado tras un largo litigo que concluyó hace sólo nueve meses con la intención de salvaguardar este patrimonio histórico y darlo a conocer al público. Tal y como adelantó este lunes este periódico, a partir de ahora, una vez aprobado el convenio de colaboración con el Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla (ICAS), estos baños almohades serán de uso privativo de la citada hermandad, que estará exenta del pago de ningún canon pero, a cambio, se compromete a mantenerlos y a abrirlos al público al menos dos días a la semana.
Los Baños de la Reina Mora están adscritos al ICAS desde el mes de septiembre pero en ningún momento se ha dotado de programación a este espacio que, eso sí, está registrado como una de las once sedes dispersas por la capital que el Ayuntamiento ha promovido como Museo de la Ciudad. Y no es la única de las once que está sin uso.
En una situación similar está una de las dependencias de la Casa de la Moneda que el gobierno de Zoido quería que acogiera la colección de monedas de Mateos Gago, compuesta por más de 8.000 piezas y que fue legada al Ayuntamiento por este gran protector del patrimonio hispalense. A día de hoy nada se ha avanzado en esta iniciativa, pues se está a la espera de rehabilitar alguna de las zonas que no están operativas. Por tanto, dicho espacio se encuentra también sin uso.
Cerca de los Baños de la Reina Mora se localiza el Garage Laverán, un espacio convertido en depósito municipal tras su adecentamiento. Es una de las sedes del proyecto Patrimonium Hispalense y alberga piezas procedentes de la Torre de Don Fadrique (como la primitiva fachada del museo arqueológico municipal) y del convento de Santa Clara. Durante su apertura como depósito de bienes culturales se anunció que en un futuro podría acoger visitas, opción que, por ahora, sólo fue posible durante la Noche en Blanco del pasado 3 de octubre. El hecho de que su uso se haya reducido al de depósito priva a este edificio -cuya fachada es de Aurelio Gómez Millán y su interior es un exponente del estilo arquitectónico de finales del XIX- de otros usos, como el de sala de exposiciones.
La Torre de Don Fadrique, por su parte, pese a ser sometida a un laborioso proceso de restauración, ha vuelto a ser cerrada tras una breve apertura en febrero. En enero el alcalde, Juan Ignacio Zoido, presentó estos trabajos en los que se han invertido 120.100 euros. Allí anunció que esta torre, cuya construcción se remonta a 1251 y que supone uno de los mejores exponentes de la arquitectura gótica civil, se abriría a las visitas en febrero, una experiencia que ha sido muy breve. Según informaron fuentes municipales, de nuevo ha sido cerrada y volverá a acoger visitas una vez que en verano comiencen las actividades culturales programadas en el jardín que la rodea.
Pero si hay un edificio municipal cuya apertura parece dormir el sueño eterno ése es la Sala de San Hermenegildo, que lleva una década cerrada. El Consejo de Hermandades y Cofradías mostró su interés por hacerse con este espacio para que albergara un museo de la Semana Santa, pero este propósito quedó varado tras el informe que le remitió en 2013 el Servicio de Proyectos y Obras de la Gerencia de Urbanismo, según el cual, a la institución cofradiera le costaría 1,8 millones de euros acometer todas las actuaciones para que este recinto se pudiera abrir. Un coste inasumible en una época donde escasean los patrocinios. San Hermenegildo fue en su día colegio jesuita y primera sede del Parlamento andaluz.
En condiciones similares se encuentra la antigua iglesia de San Laureano, a la que la Universidad de Sevilla renunció el verano pasado a una cesión de 50 años tras concluir en ella las catas arqueológicas. Desde entonces la Gerencia de Urbanismo debería haber recepcionado este templo -fundado en el siglo XVII por los mercedarios- con el fin de elaborar un riguroso estudio sobre su estado. Dicho informe resulta imprescindible para dotarlo de contenido. Algunos de los vecinos, que llevan años proponiendo un concurso de ideas para darle un uso cultural, aseguran que Urbanismo aún no ha podido acometer esta labor por problemas "burocráticos" dentro de la misma administración local.
Aunque su uso original y el que ha tenido hasta hace poco nunca fue cultural, la nave Singer, en la calle Lumbreras, lleva también bastante tiempo sin uso pese a la grandes dimensiones que posee. Este edificio, que pertenece al área de Economía y Empleo, sólo sirve de almacén municipal.
Otros ejemplos de privatización en la gestión cultural
No sólo los Baños de la Reina Mora han pasado por una privatización de su uso siendo un edificio municipal. En Sevilla hay otros ejemplos de esta situación. El más reciente es la cesión del solar anexo a la Torre del cambio de aguja (en Torneo) a la compañía de teatro La Imperdible, que en principio iba a construir un nuevo en otro solar. La concesión es gratuita y por 50 años. Otro ejemplo de edificio municipal con gestión privatizada es la del antiguo convento de San Agustín, donde está previsto que se cree un hotel de cinco estrellas que respetaría los elementos arquitectónicos que aún se conservan. Su refrectorio, ya restaurado, lleva años cedido a la Hermandad de San Esteban.
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