Cuarenta familias siguen fuera de sus viviendas en la Macarena
Los vecinos de la barriada de la Renfe denunciaron en 2008 la aparición de fisuras y grietas en sus bloques · Urbanismo emitió en enero de 2009 un informe en el que desaconsejaba la intervención
Cuarenta familias permanecen todavía fuera de sus casas en la Macarena después de que fueran desalojadas durante la madrugada de ayer por el riesgo de derrumbe de una grúa de una obra cercana y por la aparición de grietas de hasta 16 centímetros de grosor en sus viviendas. A la hora de cierre de esta edición, los vecinos de los bloques número 1 y 6 de la calle Taf, del número 1 de la calle Talgo y del 8 de la calle Ter siguen sin poder regresar a sus casas hasta que los técnicos de Urbanismo y los Bomberos comprueben el estado de los edificios y si éstos sufren daños estructurales. Mientras tanto, pernoctan en los hoteles Macarena y AC Torneo por cuenta de la Universidad de Sevilla -promotora de la obra- o en casa de algún familiar.
Otros 40 pisos de esta barriada construida a principios de la década de los 60 para los empleados de Renfe fueron reabiertos durante la tarde de ayer al comprobarse que los daños que padecían no eran de carácter estructural. En total, la madrugada del miércoles al jueves fueron desalojadas más de 80 familias, la mayoría de las cuales tuvieron que abandonar sus viviendas con la ropa que llevaban encima y sin poder llevar consigo más pertenencias, ni siquiera sus medicinas y sus mascotas.
La culpable del desalojo es la grúa de la obra de un aparcamiento subterráneo de cuatro plantas sobre el que se levantará la futura Facultad de Enfermería de la Universidad de Sevilla, que a última hora de la noche de ayer todavía seguía desmontándose. La acumulación de agua estancada en el solar en construcción tras las fuertes lluvias del pasado invierno y la retirada de lodos por parte de la empresa constructora para reiniciar las obras hace aproximadamente un mes podrían haber sido la causa de este corrimiento de tierras que motivó la excesiva inclinación de la grúa hasta correr riesgo de caer encima de los pisos, el hundimiento del suelo y las grietas en las viviendas.
La obra comenzó el 12 de diciembre de 2007, pero se paralizó dos años después. La empresa que inició los trabajos, Teconsa, presentó un concurso de acreedores y se retiró de la obra. Por este motivo, la construcción del edificio se paralizó durante 16 meses en los que en el solar se acumuló una gran cantidad de agua. Tras un nuevo concurso, la empresa Ingeconser recomenzó los trabajos hace poco más de un mes.
Los vecinos de los bloques cercanos ya denunciaron la aparición de grietas en sus viviendas el 11 de noviembre de 2008. Lo hizo el presidente de la asociación de vecinos Barqueta-Renfe, Bernabé García Cuenca, ante la Gerencia de Urbanismo, que emitió un informe sobre el asunto el 28 de enero de 2009 tras una visita a los bloques. En este documento, reproducido junto a estas líneas, el Servicio de Conservación de la Edificación de la Gerencia de Urbanismo confirma la existencia de "pequeñas fisuras en alguno de los pisos", que achaca a "las vibraciones durante la ejecución de las pantallas" de la obra del aparcamiento subterráneo. Sin embargo, la técnico que hizo el informe concluye que "no procede en este momento ninguna actuación de orden técnico". Los bloques incluso presentaron en octubre de 2009 el certificado para pasar la Inspección Técnica de Edificios (ITE).
Ya en marzo de 2010, los vecinos denunciaron la acumulación de hasta dos metros de agua en el solar y expresaron su temor a la aparición de plagas de insectos y roedores. Urbanismo comunicó los hechos a la Universidad, que reinició las obras el 28 de abril. Según expuso ayer el gerente de Urbanismo, Miguel Ángel Millán, técnicos de este departamento confirmaron que la constructora tenía estos riesgos "bajo control".
Durante esta semana, sin embargo, los vecinos habían percibido que las pequeñas fisuras denunciadas hace casi dos años se iban haciendo cada vez más grandes. De hecho, en ocho horas hubo grietas que crecieron hasta los 16 centímetros. "En algunos pisos hay agujeros en los que cabe un brazo", decían ayer los residentes de esta barriada, la mayoría de ellos todavía hijos o familiares de antiguos ferroviarios.
El miércoles, Bernabé García volvió a ir a Urbanismo. "Me pidieron que dejara un nombre y un teléfono, que ya nos llamarían. Como si un dirigente vecinal fuera a Urbanismo por gusto, para verle la cara a la gente que trabaja allí y no porque tiene un problema. Por la tarde, viendo que las grietas eran cada vez mayores y que la grúa se podía caer, llamé al 112". Los Bomberos ordenaron el desalojo de las 80 viviendas situadas en el perímetro de la grúa, que se realizó entre la una y la una y media de la madrugada.
39 personas fueron realojadas en el Hotel Macarena y otras 12 en el AC Torneo, mientras que el resto decidió por pasar la noche en casa de algún familiar. 40 familias pudieron volver a sus viviendas durante la tarde de ayer, mientras que las 40 que siguen fuera esperan hacerlo a lo largo de la jornada de hoy.
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