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La Cruz de la Inquisición renace junto al arquillo

Ha sido restaurada durante el verano tras el acto vandálico de 2019 que la destrozó

Destrozan la Cruz de la Inquisición junto al Arquillo del Ayuntamiento de Sevilla

El delegado, Juan Carlos Cabrera , dos de los restauradores; la directora del Alcázar, Isabel Rodríguez; y la redactora del proyecto, Rocío Campos, junto a la cruz. / D. S.

Justo dos años después del destrozo, la Cruz de la Inquisición luce remozada y más fuerte que nunca. La compleja intervención de restauración se ha dado por terminada este viernes tras su colocación en el pedestal y retirar los andamios. Los trabajos, que estaban calculados para dos meses, han terminado con antelación y todos los sevillanos y foráneos que paseen junto al arquillo del Ayuntamiento pueden admirar ya esta escultura que se integra a la perfección en la fachada plateresca de las Casas Consistoriales y que está envuelta en la leyenda.

La restauración de la cruz se ha hecho esperar más de lo aconsejado por la impugnación de los primeros pliegos de licitación, que obligaron a reiniciar todo el proceso. El proyecto de restauración fue redactado por Rocío Campos, correspondiendo al Real Alcázar, cuya directora es Isabel Rodríguez, la dirección y el control de los trabajos; aunque la delegación responsable de llevarlos a cabo ha sido la de Gobernación, comandada por Juan Carlos Cabrera.

Los técnicos, restauradores y responsables de la intervención han comprobado esta mañana el resultado de los trabajos, que ha acometido la empresa portuguesa Samthiago, especializada en restauración y conservación que se estrenaba en Sevilla. “Lo que más dificultad nos ha llevado ha sido entender cómo funcionaba. Qué piezas se tenían que quitar porque hacían daño y cuáles había que mantener”, explicó a este periódico Soraya Fernández, restauradora de la cruz junto a Pedro Madiera, Pedro Silva, Ángel Martins y Patricia Amorín.

La Cruz de la Inquisición ya restaurada. / D. S.

La restauración de la cruz se ha realizado a apenas unos metros de su ubicación: en el apeadero de la Casa Consistorial. En este bello espacio del siglo XVI todavía se podían ver los útiles propios de la intervención o las diferentes pruebas de color realizadas para la reintegración de los volúmenes. Además de tener que coser las distintas piezas, uno de los principales problemas era que la piedra estaba muy erosionada.

La intervención en la Cruz de la Inquisición ha sido integral. Tras la primera consolidación de la piedra, se realizó una limpieza mecánica. Para darle consistencia a la estructura, se ha rellenado con una resina epoxi y se han colocado espigones de fibra de vidrio y una barra de acero inoxidable en el brazo. Todos los metales, además, se han protegido contra la corrosión. El conjunto también ha sido sometido a un tratamiento biocida.

Pruebas de color hechas por los restauradores. / D. S.

El momento más delicado, y a la vez emocionante, ha sido el del montaje de la cruz en el vástago. “Hasta que no hemos llegado a poner la cruz no sabíamos si todo iba a encajar bien. Y lo hizo”, señaló la restauradora. La reconstrucción de los volúmenes se ha realizado con una cal aérea en pasta, de la sevillana Casa Gordillo, que ha funcionado a las mil maravillas. “Ha sido una tarea compleja porque la cruz está muy intervenida. Hay piedra antigua, zonas reconstruidas, materiales y texturas diferentes. Hemos utilizado una paleta de diferentes masillas porque al secarse cambiaba de color”.

El taller improvisado en el apeadero del Ayuntamiento. / D. S.

Unos inciertos orígenes

La memoria de la intervención también va a servir para arrojar luz sobre el origen de esta cruz. Una de las teorías asegura que se instaló en recuerdo del último auto de fe celebrado en 1703 por la Santa Inquisición en la Plaza de San Francisco, espacio principal de la ciudad, donde estuvo la Audiencia. El último vestigio de este convento es la capilla de San Onofre. Por ello es conocida como Cruz de la Inquisición o de Las Siete Cabezas.

Por su parte, estudiosos como José Gestoso o Alfredo Morales Martínez, la identifican con otro luctuoso acontecimiento, como la epidemia de peste. Gestoso en su Sevilla Monumental y artística (año 1892,) dice: “La cruz del rincón fue trazada por D. Demetrio de los Ríos sustituyendo a la antigua, del más pésimo gusto, según consta de dicha memoria; la cual según tradición fue colocada en memoria del solemne voto que hizo la ciudad en la calamitosa época de la terrible epidemia sufrida á fines del siglo XVI”.

Sea cual fuere su origen, la ciudad ha recuperado este bello crucero.

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